Genoveva Ortiz
Ayer sábado arribaron alrededor de 30,000 feligreses a la Basílica de Guadalupe, en el marco de la Peregrinación Anual de la Arquidiócesis de México.
Desde el altar mayor, se pidió "por quienes sufren a causa de la violencia, por quienes sienten que ya no tienen motivos para la esperanza y por quienes necesitan consuelo y solidaridad".
En la homilía se hizo un llamado para que todos los bautizados comprendan su compromiso evangelizador, lo que convertiría a los habitantes de esta ciudad en factor de cambio, para el bien de todos.
En la misa, el Cardenal de la ciudad de México pidió por quienes no se han dejado doblegar por las adversidades y quienes mantienen su confianza en las personas y buscan ser mejores seres humanos.
Las circunstancias que viven "nuestra ciudad y nuestra patria" hacen cada vez más urgente que todos los bautizados asumamos nuestra responsabilidad social.
Recordó que la peregrinación de la Arquidiócesis de México también debe ser una buena ocasión para dar gracias por todos los donos recibidos.
Hizo mención de las palabras de el Papa Francisco, quien ha resaltado que es la experiencia del amor de Dios lo que es el cimiento del evangelizador, la nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados.
Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios.
Esa debe ser la motivación de fondo para asumir nuestra responsabilidad en la misión de la Arquidiócesis. La vivencia de nuestro bautismo nos va impregnando de los sentimientos de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esa es nuestra motivación y nuestra fuerza.
Informó que este año se tendrán dos acontecimientos que vienen a iluminar y fortalecer el caminar: el Sínodo de la Familia y el Año de la Vida Consagrada.
Como uno de los programas claves de la nueva etapa de la Misión Permanente, es la organización de la pastoral familiar desde las parroquias, sin duda, los trabajos del Sínodo para la Familia será de gran ayuda e impulso en esta vertiente en que nos empeñaremos de forma especial.
También indicó que este año dedicado a la Vida Consagrada, que dio inicio el 30 de noviembre pasado y culminará el 2 de febrero del 2016.
Por ello, saludó afectuosamente a todos los institutos masculinos y femeninos de Vida Consagrada y los invitó a reflexionar cómo podemos intensificar nuestra comunión en favor de la misión evangelizadora en la ciudad con acciones a mediano y largo plazo
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