Por: Enrique G. Hernández.
Un entierro de más de 500 años de antigüedad, integrado por el esqueleto completo de un individuo, alrededor del cual estaban dispuestos más de un millar de huesos humanos de niños, jóvenes y adultos, fue localizado recientemente por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en el Centro Histórico de la Ciudad de México, al pie de lo que fue el Templo Mayor de la antigua Tenochtitlan.
El hallazgo es único en su tipo, pues si bien con anterioridad se habían encontrado otros enterramientos múltiples de la cultura mexica, este es el primero en el que se observa el esqueleto de una persona adulta acompañado por piezas óseas humanas de diversas edades, destacó el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez, responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del INAH.
Además de los restos óseos, informó, se encontró una estructura circular de tezontle que contenía un tronco, el cual por su ubicación, correspondería a uno de los árboles 'sagrados' asociados a lo que fue el adoratorio a Huitzilopochtli, y a la plataforma circular —descubierta en 2011— que se determinó es uno de los cinco cuauhxicalco (edificio ceremonial) que tuvo el recinto sagrado de Tenochtitlan.
Los descubrimientos ocurrieron durante las labores que se realizan en el predio denominado Plaza Manuel Gamio, para la creación de un vestíbulo de acceso a la Zona Arqueológica y Museo del Templo Mayor.
El entierro fue descubierto aproximadamente a cinco metros de profundidad respecto al nivel de calle, bajo un piso de lajas de basalto que corresponde a la etapa constructiva V del Templo Mayor, que abarca de 1481 a 1486, de modo que los especialistas estiman que las osamentas datan de ese periodo.
"Los huesos estaban depositados directamente sobre la tierra; el esqueleto completo se halló en el costado poniente del espacio funerario —de 1.9 m de largo y 65 cm de ancho—, en tanto que el resto de los huesos se encontraban alrededor de éste, algunos de ellos agrupados en pequeños conjuntos, caso de las costillas y los fémures", describió el arqueólogo Raúl Barrera.
La antropóloga física Perla Ruiz, encargada de la excavación, abundó que el esqueleto completo corresponde a una mujer joven, lo que se ha determinado por la forma del cráneo y de la pelvis.
Indicó que tras concluirse la extracción de los restos se contabilizó un total de mil 789 huesos, entre los que se han identificado 10 cráneos, tres de niños y siete de adultos, así como algunas vértebras y esternones con posibles huellas de corte. Por la cantidad de piezas óseas, los investigadores creen que fueron exhumados en esa época de algún otro lado, lo cual se determinará con exactitud con estudios de fechamiento.
La especialista comentó que todos los huesos fueron enviados al Laboratorio de Antropología Física del Museo del Templo Mayor, donde serán sometidos a análisis osteológicos, para determinar aspectos como el número exacto de individuos que conforman la ofrenda, el sexo y edad de cada uno de ellos, patologías y marcas que determinen el tipo de actividades a las que se dedicaron en vida.
Por su parte, Rocío Morales, arqueóloga encargada de la investigación del entierro prehispánico, indicó que entre los objetos encontrados hay una pequeña olla de cerámica, que se halló del lado izquierdo de la osamenta completa, además de diminutos fragmentos de carbón.
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