Alejandro Colón, Enviado
LA HABANA, Cuba.- Jefes de Estado y de Gobierno, así como representantes de 33 naciones que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) declararon a la región como Zona de Paz, y se comprometieron a fomentar las relaciones de amistad y de cooperación entre sí y con otras naciones, independientemente de las diferencias existentes entre sus sistemas políticos, económicos y sociales o sus niveles de desarrollo.
En la declaración de la Segunda Cumbre del organismo, en el que participó el Presidente Enrique Peña Nieto, los mandatarios explicaron que la Zona de Paz está basada en el respeto de los principios y normas del Derecho Internacional, incluyendo los instrumentos internacionales de los que los estados miembros son parte, y los Principios y Propósitos de la Carta de las Naciones Unidas.
También expresaron su compromiso permanente con la solución pacífica de controversias "a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza de la fuerza de nuestra región".
Como parte de los resultados del encuentro, que contó con la presencia de los Presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Venezuela, Nicolás Maduro, se acordó cumplir con la "obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado y observar los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos".
Y en reconocimiento a las diferencias ideológicas y niveles de desarrollo entre los países de la región, firmaron el acuerdo de practicar la tolerancia y convivir en paz como buenos vecinos.
"El compromiso de los estados de América Latina y el Caribe de respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones", señala el documento leído por el Mandatario anfitrión, Raul Castro.
Destacaron la promoción en la región de una cultura de paz basada, entre otros, en los principios de la Declaración sobre Cultura de Paz de las Naciones Unidas, además de guiarse por la presente declaración en su comportamiento internacional.
México y las naciones latinoamericanas y caribeñas ratificaron su decisión de continuar promoviendo el desarme nuclear como objetivo prioritario y contribuir con el desarme general y completo, para propiciar el fortalecimiento de la confianza entre las naciones.
Los mandatarios y representantes gubernamentales indicaron que sus países son conscientes de que la prosperidad y estabilidad de la región contribuyen a la paz y seguridad internacionales.
Observaron que la paz es un bien supremo y anhelo legítimo de todos los pueblos y que su preservación es un elemento sustancial de la integración de América Latina y el Caribe y un principio y valor común de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Reafirmaron que la integración fortalece la visión de un orden internacional justo, afirmado en el derecho y en una cultura de paz que excluye el uso de la fuerza y los medios no legítimos de defensa, entre ellos las armas de destrucción masiva y, en particular, las armas nucleares.
Asimismo destacaron la relevancia del Tratado de Tlatelolco para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe que estableció la primera zona libre de armas nucleares, en un área densamente poblada, siendo éste una contribución a la paz y la seguridad regional e internacional.
Y es que reconocieron el "catastrófico impacto global humanitario y a largo plazo del uso de las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva, y de las discusiones en curso sobre este tema".
Reiteraron la urgente necesidad del Desarme Nuclear General y Completo, así como el compromiso con la Agenda Estratégica del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (OPANAL), adoptada por los 33 estados miembros del organismo, en la Conferencia General de Buenos Aires, en agosto de 2013.
También refrendaron los principios de paz, democracia, desarrollo y libertad que inspiran las actuaciones de los países miembros del SICA, y recordaron la decisión de las jefas y jefes de Estado de UNASUR de fortalecer a Sudamérica como Zona de Paz y Cooperación, así como el establecimiento, en 1986, de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur.
Insistieron en su compromiso acordado en la Declaración de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, el 23 de febrero de 2010, de promover la implementación de mecanismos propios de solución pacífica de controversias.
De ahí que en América Latina y el Caribe se consolide una Zona de Paz, en la cual las diferencias entre las naciones se resuelvan de forma pacífica, por la vía del diálogo y la negociación u otras formas de solución, y en plena consonancia con el Derecho Internacional.
LA HABANA, Cuba.- Jefes de Estado y de Gobierno, así como representantes de 33 naciones que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) declararon a la región como Zona de Paz, y se comprometieron a fomentar las relaciones de amistad y de cooperación entre sí y con otras naciones, independientemente de las diferencias existentes entre sus sistemas políticos, económicos y sociales o sus niveles de desarrollo.
En la declaración de la Segunda Cumbre del organismo, en el que participó el Presidente Enrique Peña Nieto, los mandatarios explicaron que la Zona de Paz está basada en el respeto de los principios y normas del Derecho Internacional, incluyendo los instrumentos internacionales de los que los estados miembros son parte, y los Principios y Propósitos de la Carta de las Naciones Unidas.
También expresaron su compromiso permanente con la solución pacífica de controversias "a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza de la fuerza de nuestra región".
Como parte de los resultados del encuentro, que contó con la presencia de los Presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Venezuela, Nicolás Maduro, se acordó cumplir con la "obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado y observar los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos".
Y en reconocimiento a las diferencias ideológicas y niveles de desarrollo entre los países de la región, firmaron el acuerdo de practicar la tolerancia y convivir en paz como buenos vecinos.
"El compromiso de los estados de América Latina y el Caribe de respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones", señala el documento leído por el Mandatario anfitrión, Raul Castro.
Destacaron la promoción en la región de una cultura de paz basada, entre otros, en los principios de la Declaración sobre Cultura de Paz de las Naciones Unidas, además de guiarse por la presente declaración en su comportamiento internacional.
México y las naciones latinoamericanas y caribeñas ratificaron su decisión de continuar promoviendo el desarme nuclear como objetivo prioritario y contribuir con el desarme general y completo, para propiciar el fortalecimiento de la confianza entre las naciones.
Los mandatarios y representantes gubernamentales indicaron que sus países son conscientes de que la prosperidad y estabilidad de la región contribuyen a la paz y seguridad internacionales.
Observaron que la paz es un bien supremo y anhelo legítimo de todos los pueblos y que su preservación es un elemento sustancial de la integración de América Latina y el Caribe y un principio y valor común de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Reafirmaron que la integración fortalece la visión de un orden internacional justo, afirmado en el derecho y en una cultura de paz que excluye el uso de la fuerza y los medios no legítimos de defensa, entre ellos las armas de destrucción masiva y, en particular, las armas nucleares.
Asimismo destacaron la relevancia del Tratado de Tlatelolco para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe que estableció la primera zona libre de armas nucleares, en un área densamente poblada, siendo éste una contribución a la paz y la seguridad regional e internacional.
Y es que reconocieron el "catastrófico impacto global humanitario y a largo plazo del uso de las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva, y de las discusiones en curso sobre este tema".
Reiteraron la urgente necesidad del Desarme Nuclear General y Completo, así como el compromiso con la Agenda Estratégica del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (OPANAL), adoptada por los 33 estados miembros del organismo, en la Conferencia General de Buenos Aires, en agosto de 2013.
También refrendaron los principios de paz, democracia, desarrollo y libertad que inspiran las actuaciones de los países miembros del SICA, y recordaron la decisión de las jefas y jefes de Estado de UNASUR de fortalecer a Sudamérica como Zona de Paz y Cooperación, así como el establecimiento, en 1986, de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur.
Insistieron en su compromiso acordado en la Declaración de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, el 23 de febrero de 2010, de promover la implementación de mecanismos propios de solución pacífica de controversias.
De ahí que en América Latina y el Caribe se consolide una Zona de Paz, en la cual las diferencias entre las naciones se resuelvan de forma pacífica, por la vía del diálogo y la negociación u otras formas de solución, y en plena consonancia con el Derecho Internacional.
Enviado desde mi iPad
Publicar un comentario