DALLAS, Texas, (Notimex).- El reo mexicano Ramiro Hernández Llanas se encuentra "espiritualmente preparado" para enfrentar la pena de muerte mañana miércoles, en caso de que en las próximas horas no proceda ningún nuevo argumento legal en su defensa.
"Nos tiene a todos sorprendidos con su fortaleza", dijo en entrevista con Notimex su hermano Jorge, tras visitarlo ayer lunes en la Unidad Carcelaria Polunsky, en la comunidad de Livingston, donde Texas mantiene a los más de 300 reos sentenciados al castigo capital.
La madre de Ramiro, Martha Llanas Zamora, de 75 años de edad, seis de sus nueve hermanos, varios sobrinos y cuñadas, se encuentran en Livingston desde el pasado domingo para visitarle hasta pocas horas antes de su programada ejecución a las 18:00 horas de mañana.
Desde hace 14 años, los distintos miembros de su familia han hecho el viaje a Livingston cada año, desde Nuevo Laredo, en el norteño Estado mexicano de Tamaulipas, para visitar a Ramiro.
"Yo he venido varias veces", comentó José. "He visto cómo se ha ido transformando en la prisión, en un principio estaba triste, deprimido, pero comenzó a conocer a Dios, aceptó al Señor y ahora que lo vemos tiene una sonrisa en su rostro", expresó.
José dijo que Ramiro al igual que él y el resto de sus hermanos tuvieron una infancia difícil en Nuevo Laredo, ayudando a sus padres como recolectores de material reciclable en los basureros de esa comunidad fronteriza.
"Recogíamos cartón, vidrio y aluminio", recordó José. "Ramiro era alegre y muy juguetón". Pero también era diferente.
Su hermano recuerda que Ramiro siempre tuvo dificultades para aprender en la escuela. Reprobaba mucho, lo que lo condujo a que lo sacaran cuando apenas cursaba el cuarto año de primaria.
Ramiro se mantuvo desde entonces ayudando a sus padres como recolector en los basureros, mientras sus demás hermanos iban desarrollando sus vidas, casándose y formando sus propias familias.
En 1989, Ramiro fue acusado de un homicidio en Nuevo Laredo y sentenciado a 25 años de cárcel. De acuerdo con su familia, Ramiro fue duramente golpeado y abusado durante su estancia en la prisión.
"Nos tiene a todos sorprendidos con su fortaleza", dijo en entrevista con Notimex su hermano Jorge, tras visitarlo ayer lunes en la Unidad Carcelaria Polunsky, en la comunidad de Livingston, donde Texas mantiene a los más de 300 reos sentenciados al castigo capital.
La madre de Ramiro, Martha Llanas Zamora, de 75 años de edad, seis de sus nueve hermanos, varios sobrinos y cuñadas, se encuentran en Livingston desde el pasado domingo para visitarle hasta pocas horas antes de su programada ejecución a las 18:00 horas de mañana.
Desde hace 14 años, los distintos miembros de su familia han hecho el viaje a Livingston cada año, desde Nuevo Laredo, en el norteño Estado mexicano de Tamaulipas, para visitar a Ramiro.
"Yo he venido varias veces", comentó José. "He visto cómo se ha ido transformando en la prisión, en un principio estaba triste, deprimido, pero comenzó a conocer a Dios, aceptó al Señor y ahora que lo vemos tiene una sonrisa en su rostro", expresó.
José dijo que Ramiro al igual que él y el resto de sus hermanos tuvieron una infancia difícil en Nuevo Laredo, ayudando a sus padres como recolectores de material reciclable en los basureros de esa comunidad fronteriza.
"Recogíamos cartón, vidrio y aluminio", recordó José. "Ramiro era alegre y muy juguetón". Pero también era diferente.
Su hermano recuerda que Ramiro siempre tuvo dificultades para aprender en la escuela. Reprobaba mucho, lo que lo condujo a que lo sacaran cuando apenas cursaba el cuarto año de primaria.
Ramiro se mantuvo desde entonces ayudando a sus padres como recolector en los basureros, mientras sus demás hermanos iban desarrollando sus vidas, casándose y formando sus propias familias.
En 1989, Ramiro fue acusado de un homicidio en Nuevo Laredo y sentenciado a 25 años de cárcel. De acuerdo con su familia, Ramiro fue duramente golpeado y abusado durante su estancia en la prisión.
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