Alejandro Colón
La Secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, celebró que el Presidente Enrique Peña Nieto haya impulsado programas sociales de protección a la mujer y la niñez para hacer un "Estado cuidadoso", pues refirió que "haberse olvidado de ello en los años pasados, llevó al país a pagar facturas muy caras".
Sin embargo, durante la ceremonia conmemorativa del Día de las Madres, la funcionaria denunció que en este México del siglo XXI hay lugares en los que todavía se despide a una mujer por estar embarazada o se le exige un certificado de ingravidez para ingresar a trabajar, lo que atenta contra el principio constitucional que le garantiza el empleo a todos los mexicanos, sin excepción alguna.
"Ser madre representa, entonces, un factor de discriminación o de exclusión, porque incluso, por su condición de madre, muchas mujeres se ven obligadas a aceptar empleos mal remunerados, precarios, informales o muchas veces de tiempo parcial para poder hacer compatible el trabajo con el cuidado de los hijos", lamentó.
Expuso que del lado de los empleadores no siempre hay la mejor disposición para contratar a mujeres que son madres, porque se considera que las responsabilidades familiares perjudican la productividad, la disponibilidad y dedicación al trabajo, lo que es totalmente falso, porque si alguien es cumplidora, es la mujer mexicana.
"De ahí la necesidad de que en estos casos se haga justicia, por lo que es muy importante reconocer lo que en este aspecto la Secretaría del Trabajo del gobierno federal está impulsando", expresó ante el Presidente Enrique Peña Nieto.
Por otro lado, mencionó que aún no se ha entendido lo que ha implicado que una gran cantidad de mujeres se haya incorporado a las filas del mercado laboral. De acuerdo al INEGI, el 33 por ciento de la población económicamente activa femenina tiene de uno a dos hijos, y el 28 por ciento entre tres y cinco hijos; es decir, siete de cada 10 mujeres que trabajan, son madres, refirió.
Este proceso, continuó, ha significado una gran transformación que trastocó las bases sobre las que estaba organizada la sociedad. El rol tradicional hombre-proveedor, mujer-cuidadora, cambió, porque ahora las mujeres también somos proveedores. Pero la parte del binomio que se refiere al cuidado, sigue recayendo básicamente en la mujer.
La familia
De acuerdo a datos a CEPAL, las mujeres aportan el 85 por ciento del trabajo doméstico, y el 15 por ciento lo hacen los hombres. Las mujeres siguen siendo prácticamente las únicas responsables de las tareas familiares en condiciones cada vez más difíciles, por el desgaste que significa asumir esta doble responsabilidad derivada de la doble jornada de trabajo, sostuvo.
"Por ello, la importancia de que se nos apoye para aligerar esta carga y, sobre todo, para que nuestros hijos no queden desprotegidos y corran riesgos", demandó.
Consideró necesario que, como la Organización Internacional del Trabajo recomienda, se redistribuyan las responsabilidades familiares entre la mujer, la pareja y el Estado.
Sin embargo, durante la ceremonia conmemorativa del Día de las Madres, la funcionaria denunció que en este México del siglo XXI hay lugares en los que todavía se despide a una mujer por estar embarazada o se le exige un certificado de ingravidez para ingresar a trabajar, lo que atenta contra el principio constitucional que le garantiza el empleo a todos los mexicanos, sin excepción alguna.
"Ser madre representa, entonces, un factor de discriminación o de exclusión, porque incluso, por su condición de madre, muchas mujeres se ven obligadas a aceptar empleos mal remunerados, precarios, informales o muchas veces de tiempo parcial para poder hacer compatible el trabajo con el cuidado de los hijos", lamentó.
Expuso que del lado de los empleadores no siempre hay la mejor disposición para contratar a mujeres que son madres, porque se considera que las responsabilidades familiares perjudican la productividad, la disponibilidad y dedicación al trabajo, lo que es totalmente falso, porque si alguien es cumplidora, es la mujer mexicana.
"De ahí la necesidad de que en estos casos se haga justicia, por lo que es muy importante reconocer lo que en este aspecto la Secretaría del Trabajo del gobierno federal está impulsando", expresó ante el Presidente Enrique Peña Nieto.
Este proceso, continuó, ha significado una gran transformación que trastocó las bases sobre las que estaba organizada la sociedad. El rol tradicional hombre-proveedor, mujer-cuidadora, cambió, porque ahora las mujeres también somos proveedores. Pero la parte del binomio que se refiere al cuidado, sigue recayendo básicamente en la mujer.
La familia
De acuerdo a datos a CEPAL, las mujeres aportan el 85 por ciento del trabajo doméstico, y el 15 por ciento lo hacen los hombres. Las mujeres siguen siendo prácticamente las únicas responsables de las tareas familiares en condiciones cada vez más difíciles, por el desgaste que significa asumir esta doble responsabilidad derivada de la doble jornada de trabajo, sostuvo.
"Por ello, la importancia de que se nos apoye para aligerar esta carga y, sobre todo, para que nuestros hijos no queden desprotegidos y corran riesgos", demandó.
Consideró necesario que, como la Organización Internacional del Trabajo recomienda, se redistribuyan las responsabilidades familiares entre la mujer, la pareja y el Estado.
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