¡DEL GOZO AL POZO!

Raúl Ma­cías, Foto: Jaime Llera

Los sue­ños de una jo­ven pro­me­sa del fut­bol me­xi­ca­no se es­fu­ma­ron en cues­tión de se­gun­dos, ya que su lla­ma­do de Alan "N", de 19 años de edad, co­mo se­lec­cio­na­do de la Sub-20 lo hi­zo muy fe­liz y no mi­dió las con­se­cuen­cias, y acom­pa­ña­do de su no­via, así co­mo de dos ami­gos se fue­ron a fes­te­jar, pe­ro al ir cir­cu­lan­do en apa­ren­te ex­ce­so de ve­lo­ci­dad ter­mi­na­ron por cho­car con­tra unas re­jas y el de­por­tis­ta per­dió la vi­da y sus ami­gos re­sul­ta­ron le­sio­na­dos.

Era la ma­dru­ga­da de ayer cuan­do por la Ave­ni­da 608, en San Juan de Ara­gón, cir­cu­la­ban los jó­ve­nes en apa­ren­te es­ta­do de ebrie­dad, pe­ro en un des­cui­do el con­duc­tor del au­to­mo­tor per­dió el con­trol y se su­bió a una ban­que­ta y dio va­rios gi­ros has­ta que ter­mi­nó por cho­car con­tra unas re­jas; el au­to que­dó vol­ca­do de la­do y es­to ge­ne­ró una mo­vi­li­za­ción de am­bu­lan­cias y de po­li­cías.

Den­tro del au­to se es­cu­cha­ban los gri­tos de do­lor de los ocu­pan­tes que se en­con­tra­ban con le­sio­nes se­ve­ras. Pe­ro Alan era quien sa­có la peor par­te en es­te ac­ci­den­te; su cuer­po que­dó en una po­si­ción de do­bla­mien­to, y en el mo­vi­mien­to na­tu­ral del au­to al vol­car su ca­be­za se gol­peó con­tra la ca­rro­ce­ría, y al pa­re­cer se des­nu­có, por lo que cuan­do el au­to se de­tu­vo él ya ha­bía fa­lle­ci­do.

Co­mo Yack­si "N", de 20 años de edad, no­via del ju­ga­dor y sus ami­gos Ale­xis "N", de 20 años de edad y An­drés "N" se en­con­tra­ban le­sio­na­dos, los pa­ra­mé­di­cos les brin­da­ron los pri­me­ros au­xi­lios, y los tras­la­da­ron a hos­pi­ta­les cer­ca­nos; pe­ro se des­co­no­ce la gra­ve­dad de las he­ri­das que su­frie­ron du­ran­te el per­can­ce don­de mu­rió Alan.

La jo­ven acom­pa­ñan­te y al pa­re­cer no­via del ju­ga­dor, al­can­zó a brin­dar­le in­for­ma­ción a los po­li­cías so­bre la iden­ti­dad de los ocu­pan­tes, y cuan­do los uni­for­ma­dos se acer­ca­ron al au­to­mo­tor, pre­su­mi­ble­men­te en el in­te­rior del mis­mo se en­con­tra­ron al­gu­nos ras­tros de be­bi­das em­bria­gan­tes, por lo que se es­pe­ra rin­dan su de­cla­ra­ción y de es­te mo­do sa­ber de dón­de ve­nían y a dón­de se di­ri­gían.

El au­to en el que via­ja­ban es­ta­ba con­ver­ti­do en au­tén­ti­ca cha­ta­rra, por­que el gol­pe fue bru­tal, a gra­do tal, que el ju­ga­dor de las fuer­zas bá­si­cas del club Cruz Azul y con­vo­ca­do pa­ra in­te­grar la se­lec­ción Sub-20, que­dó pren­sa­do en el in­te­rior, lo que hi­zo que el res­ca­te del cuer­po lle­va­ra más tiem­po de los es­ti­ma­do, por­que se tu­vie­ron que ha­cer com­pli­ca­das ma­nio­bras.

Cuan­do fi­nal­men­te se lo­gró sa­car el cuer­po del au­to­mó­vil, se le lle­vó al an­fi­tea­tro de la De­le­ga­ción Gus­ta­vo A. Ma­de­ro, en don­de se le prac­ti­có la ne­crop­sia de ley, pe­ro no se re­ve­la­ron los re­sul­ta­dos pa­ra co­no­cer si el jo­ven se en­con­tra­ba ba­jo los in­flu­jos del al­co­hol, pe­ro sí que los res­tos mor­ta­les de Alan le fue­ran en­tre­ga­dos a sus fa­mi­lia­res pa­ra que le die­ran cris­tia­na se­pul­tu­ra
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