Leonardo Juárez R.
Empleados de la Dirección General de Estadísticas Sociodemográficas (DGES) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Aguascalientes, manifestaron su descontento con el actuario Miguel Cervera Flores quien aplicó una encuesta de clima laboral en la que se evaluó el desempeño del personal de mando, ya que "la manera en la que se han manejado los resultados no ha sido lo más atinado y justo que ha hecho hasta ahora, tomando en cuenta su preparación, trayectoria y experiencia (lo cual es preocupante porque la DGES es la autoridad en materia estadística y, por consiguiente, en la elaboración de encuestas), ya que no ha sido cabal al reprender a los mandos que salieron con bajo porcentaje de calificación".
Detallaron que dicha encuesta a "sus más allegados les aplaudió la soberbia, la prepotencia y el mal trato, como es el caso de Alfonso Paz, director del área operativa del Censo de Población y Vivienda, a quien felicitó por su actitud porque ´en esa área necesito un gendarme´, según palabras del mismo actuario, mientras que a otros que incluso salieron mejor evaluados los humilló y expuso en público, hecho que irónicamente fue uno de los tópicos contemplados en su encuesta como punto negativo en el trato al personal".
Indicaron que en un futuro este tipo de encuestas que se aplican en el INEGI a nivel nacional, sin tener cuidado, como en este caso, de cómo se utiliza la información, se les podría salir de las manos y convertirse en un arma de doble filo, como está ocurriendo ya, pues muchos subordinados se están valiendo de un correo que el director de la DGES envió para enfatizar su apoyo y la confidencialidad de la encuesta para rebelarse en contra de sus jefes y negarse a trabajar.
Añadieron que lo anterior pareciera que realmente el objetivo es tener un pretexto para cesar a algunos mandos y dejarlos para su nuevo grupo de personas preferidas, entre ellas Adriana Quiróz Vallejo, quien fue la persona que le planteó y elaboró el proyecto y quien, por cierto, tiene nula experiencia y preparación en lo que se refiere a la elaboración de encuestas.
Es sorprendente que, teniendo a su mando personal especializado y mucho mejor preparado, haya acudido precisamente a esta persona que, aprovechando la coyuntura y siendo la única con acceso a los resultados del proyecto, los ha manipulado y utilizado para salvaguardar sus propios intereses, según parece, con el visto bueno de Cervera Flores, además de que también tiene manga ancha para contratar a familiares y amigos sin ningún examen de por medio, tal como ella obtuvo la jefatura que ostenta en la actualidad.
Cabe mencionar que estas contrataciones las efectúan con el aval del señor Natalio Valdés Maldonado, jefe del área administrativa de la DGES, quien ya había tomado su retiro voluntario y su correspondiente finiquito y regresó a pesar de que se supone que la gente que decide retirarse ya no puede regresar a trabajar al INEGI o, por lo menos, ese es el argumento que ellos plantean a otras personas que han pretendido reingresar.
Es preocupante que el INEGI sea blanco otra vez de aquéllos que se escudan en su poder para ejercer el nepotismo y resolver rencillas personales apoderándose de los recursos del Instituto que, a final de cuentas, son del país.
Habría que consultar con el presidente de esta instancia, Eduardo Sojo, si está enterado de lo que está pasando y, principalmente su postura, y si como Miguel Cervera, va a aplaudir estas situaciones que gran parte del personal quisiera expresar pero no se atreve por miedo a perder su trabajo o por represalias, México quiere contar con el INEGI… No con funcionarios corruptos.
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