Noel F. Alvarado.
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Sonaron las ráfagas de metralletas, pistolas y fusiles de asalto. Las balas se incrustaron en los cuerpos de los policías preventivos estatales que realizaban un recorrido como parte del Operativo Guerrero Seguro, tras ser emboscados por un comando fuertemente armado de integrantes del crimen organizado en el municipio de Acapetlahuaya, ubicado en la región de la Tierra Caliente en Guerrero. La balacera dejó como resultado 12 policías muertos y once más gravemente lesionados.
El grupo de sicarios responsables de este sangriento y mortal hecho de violencia, escapó. Ello, trajo como consecuencia la presencia de las policías municipal estatal, federal y militar, mismos que pese a que implementaron un impresionante operativo en amplia zona de este municipio, no se logró localizar a los criminales.
Todo ocurrió en los momentos en que los uniformados realizaban un recorrido de vigilancia del Operativo Guerrero Seguro, un grupo de la Policía Preventiva Estatal fue emboscado. Tras el enfrentamiento, murieron 12 policías –seis municipales y seis estatales– e hirieron a otros once.
Los hechos tuvieron lugar en el municipio de Acapetlahuaya, ubicado en la región de la Tierra Caliente en Guerrero, en el sur de México.
De acuerdo con reportes de las autoridades, el grupo de policías se encargaba de la seguridad en los municipios perteneciente a las regiones de Tierra Caliente —colindante con Michoacán— y la Norte, zona en donde horas antes habían sido halladas 10 cabezas humanas con un mensaje de un grupo criminal, según un comunicado de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
Tras el incidente, el gobierno del estado decidió aumentar la vigilancia en las regiones de la Tierra Caliente, Norte y la Costa Grande, informó el vocero del gobierno del estado, Arturo Martínez Núñez.
"Ante estas acciones vamos a poner en marcha acciones en la región. Desde hace semanas se incrementó la violencia en la zona", dijo. Según informes de la SSP, el ataque ocurrió aproximadamente a las 19:00 horas cuando los policías recorrían los alrededores de la cabecera municipal de Acapetlahuaya, y los hombres armados esperaban a los oficiales en un crucero.
Soldados y policías federales, estatales y municipales acordonaron la zona del enfrentamiento, donde quedaron las cuatro patrullas, cientos de casquillos percutidos de fusiles de asalto AK-47, conocido como cuernos de chivo, AR-15, dos granadas de fragmentación y cuatro vehículos.
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