Hacía pocos minutos de que el Presidente Calderón había asegurado confiar en que los maestros honrarían su compromiso con la evaluación magisterial cuando, ya afuera de Los Pinos, Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del SNTE, advirtió que el gremio "no se doblará" en esa materia.
"Qué bueno que dijeron que van a respetar los derechos de los maestros en la evaluación. Que ya no anden con rumores. A nosotros no nos van a doblar", indicó la lideresa tomada del brazo del secretario general del SNTE, Juan Díaz, al abandonar la explanada Francisco I. Madero tras la celebración del Día del Maestro.
Durante el evento, encabezado por el Presidente Calderón, Gordillo entregó el resolutivo del Consejo Nacional del SNTE que se realizó en Rosarito, Baja California, el 19 y 20 de abril, en el que se acordó solicitar información a la SEP sobre los avances del Programa de Evaluación.
"Señor Presidente no dude de la palabra del SNTE: la Evaluación Universal será una realidad pero informemos oportuna y adecuadamente a las maestras y a los maestros de México. Nuestra responsabilidad con los niños, con usted, con el pueblo de México, dista mucho de ser un chantaje o el pretexto para aferrarnos a posiciones que, como todo, tendrán que llegar a su fin", expresó Gordillo.
El enredo de la evaluación magisterial asoma en forcejeo en la casa presidencial.
La maestra se permite despotricar contra Josefina Vázquez Mota en presencia de Felipe Calderón -con Alonso Lujambio, dice, "recuperamos el diálogo que se había envilecido por la cortedad de miras con que antes se realizaba la administración de la educación"- y el ambiente se torna tenso.
En el Día del Maestro tres escenas reflejan lo mal que están las cosas entre los que antes fueron aliados: en Los Pinos el festejo comienza con un desayuno privado. Pero resulta que, desahogado éste, la maestra y su brazo derecho, Juan Díaz, irrumpen solos en la explanada Madero para participar en la ceremonia oficial.
El grueso de los maestros que aguarda allí recibe con aplausos a la maestra que, contra su costumbre de lucir ostentosas bolsas, luce un pequeño bolso negro de la marca Dior.
Segunda escena: contra lo que dispone el programa oficial, y contra lo que ha sido costumbre en este tipo de ceremonias, la maestra Elba Esther Gordillo es la primera oradora: la agenda la ponía en el penúltimo turno, antes de la intervención del Presidente.
Tercera escena: anunciada la firma del decreto por el que se reforma el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el único que sube al templete para sentarse y firmar el documento respectivo es Calderón. Invariablemente, tanto el Secretario de Educación Pública como la lideresa del gremio de maestros atestiguaban el hecho de pie y atrás del Mandatario.
Si desde el atril la maestra ordena al secretario general del SNTE entregar al Presidente el documento con observaciones al planteamiento de la evaluación, éste hace votos porque el gremio honre su palabra y cumpla compromisos recién adquiridos, no sin aclarar que los derechos laborales de los maestros no se verán menoscabados.
"Mi postura sobre la evaluación docente es muy clara: estoy convencido de que sin evaluación no hay calidad educativa. Y que sin calidad, lo único que avanza en México, como avanzó durante décadas, es la injusticia y la inequidad.
"La verdadera equidad significa garantizar a todas las niñas y a todos los niños mexicanos una educación de excelencia, y eso sólo lo podemos lograr si consolidamos una cultura de la evaluación entre todos los actores de la vida educativa del país", argumentó.
En el evento, el Mandatario firmó un decreto con base en el cual se le otorga autonomía al INEE, responsable de aplicar la evaluación al magisterio y que, en principio, dejó satisfecho al gremio de los maestros.
Sin embargo, aunque Calderón y Gordillo coincidieron en que la Evaluación Universal de maestros se va a realizar, ninguno aclaró cuándo sería.
"Puede ser en este ciclo escolar, nadie ha dicho que no, estamos trabajando en las mesas para eso", dijo Gordillo al final de la ceremonia.
La ceremonia termina con un frío apretón de manos del Presidente a la maestra. Y, otra vez, contra la costumbre, no hay beso de por medio. Calderón apura el paso en los jardines y se escabulle por la puerta cinco... y deja la plaza en manos de la maestra.
Publicar un comentario