Miércoles de tumultos en Soriana para canjear los votos por el PRI

miércoles, 4 de julio de 20120 comentarios


CIUDAD DE MÉXICO.- Miles de personas apresuran tambien este miercoles a canjear unas tarjetas prepagadas que, según dijeron, se las regaló el partido que ganó la presidencia de México, alimentando las acusaciones de que las elecciones del domingo estuvieron manchadas por una enorme compra de votos.

Por lo menos algunos de los poseedores de las tarjetas estaban furiosos. Se quejaron de que no recibieron tanto como se les prometió o de que algunas tarjetas ni siquiera funcionaban.

Los vecinos de una de las tiendas ubicada en un barrio pobre de las afueras de la Ciudad de México dijeron que la multitud de clientes, inusualmente grande, les impedía hacer sus compras cotidianas.

Algunos de quienes hacían fila para usar sus tarjetas de regalo dijeron que las recibieron a cambio de apoyar al Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuyo candidato Enrique Peña Nieto ganó la presidencia, según el conteo preliminar de votos.

Algunos llevaban gorras y camisetas rojas con el nombre de Peña Nieto en letras blancas.

María Salazar, una estudiante universitaria de 20 años, se presentó con su padre, Antonio Salazar, de 70 años, para cobrar tres tarjetas de regalo.

"Nos las dieron a nombre del PRI y del 'diputado' Héctor Pedroza (un candidato del PRI al Congreso), y nos dijeron que contaban con nuestro voto", dijo María Salazar afuera de la tienda, mientras llevaba bolsas de plástico llenas de papel higiénico, aceite, arroz, galletas saladas y sopas instantáneas de fideos.

Su padre cargaba dos bolsas de comestibles y un sobrino de María, de ocho años de edad, llevaba otra.

"Nos dijeron que eran de 500 pesos (37,50 dólares) y llega uno a la caja y son de 100 méndigos (infames) pesos (7,50 dólares)", manifestó María.

"Nos dijeron que teníamos uno o dos días (para canjearlas), porque las iban a cancelar", dijo Antonio Salazar. "Es una chingadera (un acto ruin)", agregó.

Tanto ella como su padre dijeron que se les pidió entregar una fotocopia de sus credenciales de elector a cambio de obtener las tarjetas de regalo.

Otra mujer entrevistada afuera de la misma tienda de la cadena Soriana también se quejó de que su tarjeta sólo tenía cargados 100 pesos (7,50 dólares).

"Para ayudarlos con votos y todo ... nos dieron una tarjeta a cambio de apoyarlos, y todo por 100 pesos", dijo la mujer, que sólo se identificó como Josefina, por temor a represalias.

Dijo que había recibido la tarjeta si votaba por Peña Nieto, pero se quejó de que "100 pesos te duran unos cinco minutos".

Dentro de la tienda también se formaron filas largas frente a máquinas de lectura de tarjetas, con gente que quería averiguar sus saldos.

Algunos se enojaron y gritaron insultos contra Peña Nieto.

Los compradores regulares estaban molestos por las filas. "Yo iba a comprar pan ahorita, pero no pude porque están las colas tremendas, donde uno ni puede entrar", dijo enojada María García Lobato, vecina de la tienda.

El equipo de campaña de Peña Nieto y la oficina de prensa del PRI dijeron que no tenían declaraciones de inmediato al respecto. El representante de prensa de la cadena Soriana tampoco respondió de inmediato a las solicitudes hechas por teléfono.

En los últimos días de la campaña, funcionarios del PRI negaron acusaciones similares acerca de que el partido había distribuido tarjetas de débito de un banco local.

El viernes previo a la votación, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) -cuyo candidato Andrés Manuel López Obrador quedó en segundo lugar- emitió una declaración acompañada de fotos de decenas de las tarjetas de Soriana, diciendo que habían sido distribuidas por un sindicato afiliado al PRI.

El PRD, de tendencia izquierdista, dijo que presentó una denuncia ante las autoridades electorales.

Según la ley electoral mexicana, dar regalos a los votantes no es un delito a menos que esté condicionado a su voto o a influir en él.

Además, los partidos deben informar a las autoridades del costo de los regalos y no pueden exceder los límites de gastos de campaña. Las violaciones de estas normas suelen ser castigadas con multas, pero generalmente no se consideran motivo para anular unas elecciones.

Alfredo Figueroa, miembro del Consejo del Instituto Federal Electoral (o IFE, la oficina que supervisó los comicios), dijo el martes que las autoridades investigan las denuncias de las tarjetas de Soriana.

Miembros del IFE han dicho que estaban al tanto de las tentativas de compra de votos.

También ha habido irregularidades en los conteos de votos. Figueroa dijo que podrían derivar en un recuento de los votos procedentes de más de 50.000 centros de votación, cerca de un tercio de los 143.000 involucrados en la votación del domingo.

El martes, sin embargo, López Obrador dijo que su equipo había detectado irregularidades en 113.855 centros de votación y pidió un recuento mucho más amplio.

"Es evidente de que se gastaron miles de millones de pesos en comprar votos, que desde luego rebasaron con mucho el tope establecido por la ley", dijo López Obrador en referencia al PRI.

"Es una vergüenza nacional", agregó en conferencia de prensa.

López Obrador se ha negado a aceptar los escrutinios preliminares, diciendo que toda la campaña electoral estuvo empañada por gastos excesivos y un trato favorable a Peña Nieto en la televisión mexicana, la cual está bajo control prácticamente monopólico.

Muchas personas también se preguntaban por qué las encuestas preelectorales mostraban a Peña Nieto con una ventaja de dos dígitos porcentuales, casi el doble del margen con el que realmente ganó.

Con el 99% de los votos del recuento preliminar, López Obrador estaba abajo por sólo seis puntos porcentuales.

El margen más estrecho de lo esperado está alimentando las sospechas entre los seguidores de López Obrador sobre la imparcialidad de las elecciones y el lunes se negaron a aceptar la derrota, tal como lo hicieron cuando el candidato izquierdista perdió la muy apretada carrera presidencial de 2006.

En esa ocasión hubo meses de disturbios políticos, pero esta vez López Obrador no ha llamado a sus seguidores a protestar en las calles.

López Obrador sostuvo desde el inicio de la campaña que las casas encuestadoras estaban manipulando sus cifras para promover la idea de que el candidato del PRI estaba al frente y por mucho.

Los encuestadores rechazan las acusaciones, diciendo que posiblemente algunos votantes cambiaron de opinión en la última semana, un período en el que la ley prohíbe difundir encuestas nuevas.

López Obrador dijo que no aceptaría los resultados electorales preliminares reportados por el IFE y que esperaría hasta el miércoles, cuando se anunciarán los resultados oficiales, antes de decidir lo que hará.

(AP)

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