Armando Maceda
El Pleno de la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad, un dictamen en el que se obligar a los fabricantes y distribuidores de los llamados productos milagro a colocar una etiqueta que aclare que no son un medicamento y no previenen alguna enfermedad.
La diputada de Nueva Alianza Sanjuana Cerda Franco señaló que votan a favor de la reforma al segundo párrafo del artículo 216 de la Ley General de Salud porque consideran que los "Productos Milagro" ofrecen una esperanza sin fundamento a sus consumidores y solo generan un deterioro económico y emocional.
"Sus consumidores y la población en general no conocen su composición química; asimismo, la publicidad con que se anuncian consiste en afirmaciones imposibles de comprobar, inducen al error, oculta contraindicaciones o exagera características y propiedades de estos productos y servicios", dijo.
Establece que los alimentos o bebidas que se pretendan expender o suministrar al público en presentaciones que sugieran al consumidor que se trate de productos o substancias con características o propiedades terapéuticas, deberán contar con etiquetas que incluyan la siguiente leyenda:
"Este producto no sirve para diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad o padecimiento, ni síntoma asociado con la misma. No es un medicamento y por no tener estudios clínicos se desconocen los posibles efectos de su uso en la salud humana".
Esta advertencia deberá ser escrita con letra fácilmente legible y en colores contrastantes.
Los diputados de la Comisión de Salud que elaboraron el dictamen consideran que su propuesta es viable porque la población debe tener la información suficiente para el consumo de los llamados productos milagro, ya que estos no son medicamentos avalados por estudios clínicos.
Según la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, los productos o servicios milagro, de los que ha identificado más de 250 en México, están mal clasificados: sus fabricantes suelen registrarlos, en el mejor de los casos, pues casi siempre se omite este trámite, como artículos cosméticos o suplementos alimenticios, cuando en realidad son otra cosa.
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