Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, recibe reconocimiento de la Ciudad de México

Por: Noel F. Alvarado.

Tras recibir un reconocimiento de la Ciudad de México por su participación en favor de la equidad de género, la Premio Nóbel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum, destacó que el respeto, la gratitud, la reciprocidad, el amor incondicional y la conciencia propia, son parte de ese código, que contribuye a que una mujer líder, como las secretarias del gobierno capitalino, quienes cada vez sean mejores.
Fue la secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del DF, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, quien entregó el reconocimiento a Rigoberta Menchú, quien a su vez le dio un un rebozo hecho a mano. Ahí, Rigoberta Menchú dio un mensaje en el que esbozó parte del código de ética maya, que le ha enseñado a trabajar en su vida cotidiana.
Destacó la importancia de tener identidad y para ello saber quién soy, sin importar el cargo, el título, el prestigio o desprestigio que se tenga.
Además se requiere, dijo, saber a dónde se va: los jóvenes, las mujeres, México, para que se pueda construir una cultura hacia el futuro.
En tanto, la secretaria de Desarrollo Social de la Ciudad de México, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, encabezó la conferencia "El valor de los derechos de las mujeres", que impartió la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú Tum.
En el Teatro del Pueblo, la funcionaria comentó que en la actualidad las mujeres se han convertido en pilar de la familia, por lo que requieren igualdad en el trato y dejar de ser discriminadas.
Dijo que 400 mujeres fueron convocadas a escuchar la conferencia de la Premio Nobel en la Ciudad de México, donde se construye una mejor calidad de vida para ellas.
Al respecto, Adriana Contreras, directora de Igualdad y Diversidad Social, comentó que en la ciudad de México se ha ido construyendo todo un sistema que garantiza la vida de los capitalinos en condiciones de igualdad.
Rigoberta Menchú, indígena quiché, Premio Nobel de la Paz 1992, es una de las mujeres que es activista en derechos humanos y compartir sus reflexiones desde la perspectiva de la mujeres, que en todos los frentes podemos aspirar a una vida digna justa y libre. Es por ello que la conferencia se titula "El valor de los derechos de las mujeres".
Su semblanza  nos  dice que nació en Chimel, Uspatán, Guatemala en 1959, orgullosa heredera de sangre maya, creció dentro de una familia de la etnia indígena maya quiché, su infancia y su juventud estuvieron marcadas por la discriminación racial y la violencia, represión de las clases dominantes guatemaltecas, que trataban de detener las aspiraciones de justicia de los campesinos. Varios miembros de su familia, incluida su madre, sufrieron represión de los militares y los llamados escuadrones de la muerte.
Se recordó que mientras sus hermanos decidían unirse a la guerrilla, Rigoberta Menchú inició una campaña pacífica de denuncia del régimen guatemalteco y de la sistemática violación de los derechos de que eran objeto los campesinos indígenas. Sin otra ideología que el cristianismo revolucionario, ella misma personificaba el sufrimiento de su pueblo con notable fuerza, dignidad e inteligencia, añadiéndole ahora la situación de la denuncia de la situación de la mujer indígena en hispanoamérica.
Al recibir el Nobel declaró: "Soy hija de la miseria y la desigualdad social, soy un caso ilustrativo de marginación por ser maya y mujer, he sobrevivido al genocidio y a la crueldad". Después de 21 años de haber recibido el reconocimiento, continúa trabajando por los derechos de los marginados, de las niñas, de los niños, de las mujeres de los pueblos indígenas y por la justicia para los guatemaltecos, desde la fundación Rigoberta Menchú.
Rosa Icela Rodríguez Velazques, dijo que en esta Ciudad de México, -en la que todos los días trabajamos por consolidar los derechos de las mujeres, la prevención y atención y el maltrato a la familia-, retomó las palabras del discurso de quien fuera la primera indígena y la mujer más joven en recibir el Premio Nobel: "Entre los rasgos que caracterizan a la sociedad actual está el papel de la mujer, sin que por ello, la emancipación de la mujer haya sido conquistada plenamente en ningún país del mundo. En el Distrito Federal estamos construyendo con Capital Social la mejor vida para las mujeres.
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