"El Jefe" Diego no vio ni escuchó a sus captores

Raúl Ma­cías


El abo­ga­do Die­go Fer­nán­dez de Ce­va­llos se di­jo dis­pues­to a co­la­bo­rar con las au­to­ri­da­des, si se le re­quie­re, lue­go de ha­ber si­do apre­hen­di­do "El Pe­la­cas", se­ña­la­do co­mo uno de sus se­cues­tra­do­res; sin em­bar­go, acla­ró que ja­más vio a nin­gu­no de sus cap­to­res, y lo que pue­da de­cir hoy, se­rá lo mis­mo que en 2010.

Ase­gu­ró que en los me­ses de cau­ti­ve­rio ni vio ros­tros ni es­cu­chó vo­ces de sus cap­to­res.

Sin em­bar­go, rei­te­ró su dis­po­si­ción a co­la­bo­rar con la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de la Re­pú­bli­ca si lo ci­ta. Di­rá lo que sa­be y lo que de­cla­ró ha­ce años "y si hay al­gún ele­men­to que yo pue­da apor­tar, lo ha­ré co­mo ciu­da­da­no", sos­tu­vo.

En en­tre­vis­ta ra­dio­fó­ni­ca con­si­de­ró ne­ce­sa­rio com­ba­tir en se­rio el fla­ge­lo del se­cues­tro.

"No ten­go nin­gún ele­men­to pa­ra sa­ber si es­tu­vo o no ('El Pe­la­cas'), vin­cu­la­do con mi se­cues­tro, pe­ro lo im­por­tan­te es que es­tá tra­ba­jan­do la au­to­ri­dad, pe­ro no nos de­be­mos ol­vi­dar que hay cien­tos de mi­les de se­cues­tra­dos que me­re­cen jus­ti­cia", di­jo.

Tras su se­cues­tro en 2010, Fer­nán­dez de Ce­va­llos ase­gu­ró que tie­ne cla­ro que "el que per­do­na es fe­liz y el que odia, si­gue se­cues­tra­do; por eso yo per­do­né a mis se­cues­tra­do­res, no des­pués de que sa­lí, si­no des­de an­tes, por­que yo soy hom­bre de fe y los se­res hu­ma­nos es­ta­mos obli­ga­dos a per­do­nar las ofen­sas".

Pe­ro acla­ró, "una co­sa es que se per­do­ne la ofen­sa y otra co­sa es que se pro­pon­ga o se de­see la im­pu­ni­dad".

Y en­fa­ti­zó que ja­más ha di­cho que de­ban de que­dar en la li­ber­tad y en un de­cir "aquí no pa­só na­da". Tie­ne que ha­ber jus­ti­cia y el Es­ta­do no pue­de re­nun­ciar, no pue­de elu­dir esa res­pon­sa­bi­li­dad, sos­tu­vo.

Re­cor­dó que hay de por me­dio ex­pe­dien­tes cri­mi­na­les que no pue­den que­dar en el ar­chi­vo, to­da vez que son mo­ti­vo de in­ves­ti­ga­cio­nes y se de­be lle­gar a la ver­dad pa­ra po­ner en ma­nos de la jus­ti­cia a los cul­pa­bles.

Enviado desde mi iPad