Patricia Carrasco
En el Día de la Familia en México, la Iglesia Católica, a través de la Arquidiócesis Primada, sostuvo que hay muchas familias que portan una máscara, pues tienen una vida muy distinta a la que aparentan, ya que por fuera se muestran sonrientes y por dentro viven una tremenda tragedia.
Por lo que convocó a las familias mexicanas a renovarse una y otra vez para responder a los retos actuales que se le presentan.
En su homilía, el arzobispo primado de México, evidenció que cuántas familias son sólo una fachada que se presentan a la sociedad como si fueran felices o fueran perfectas y no son sino una máscara.
Muchas familias afrontan dificultades como la pobreza y la migración, pero ello no debe llevarlos a "perder la esperanza".
"La familia también es atacada por fuerzas diversas como el egoísmo, el consumismo, el materialismo y el utilitarismo, las cuales deben atacarse con amor y solidaridad", resaltó.
Cada familia tiene un modo de ser diferente pero todas están llamadas a una misma vocación: la de hacer felices, la de dar realización a cada uno de sus miembros, la de conducir en términos cristianos a la santidad a los que la forman.
Sin embargo, muchas veces el egoísmo parece romper a la familia, un egoísmo que en la cultura moderna se ha puesto la máscara del consumir por consumir, o de la mentalidad materialista que da más importancia al tener de las personas que al ser personas, o el utilitarismo que sólo considera a los demás en la medida en que me sirven para algo.
Ante los fieles reunidos en la Catedral Metropolitana, manifestó que esta institución está atravesando por problemas muy difíciles y está siendo atacada por fuerzas muy diversas.
El prelado destacó que "la casa, los alimentos, la salud y educación son necesidades materiales, pero hay que encontrar los valores humanos y religiosos, pues la familia es el lugar donde el ser humano encuentra su realización y unen diversas generaciones".
En la petición de los fieles, se elevó una oración por la concordia y reconciliación de los habitantes de Venezuela y Ucrania, para que en ambas naciones retorne la paz.
En la celebración religiosa, donde se destacó la institución de la familia, el obispo Francisco Javier Chavolla Ramos, responsable de la Dimensión Episcopal de la Familia, conminó a los integrantes de cada familia "esforzarse en mantenerla y construirla cotidianamente".
A las autoridades les hizo un llamado para que respalden a las familias con políticas adecuadas "que respeten su naturaleza".
En su sermón el arzobispo primado resaltó que debe buscar de nuevo las certezas de su existencia, no sólo en las seguridades materiales, sino que tiene que encontrar la seguridad de su corazón en los valores humanos y también los valores religiosos.
La familia está llamada a renovarse una y otra vez para responder a los retos que los tiempos actuales le presentan.
En esta tarea la Iglesia sale en apoyo por medio de la pastoral familiar, que se debe llevar a cabo especialmente en cada parroquia.
En este Día de la Familia recordamos que la familia es la cuna de la vida, la familia es la constructora del ser humano y la familia es la gran sembradora de Dios en el corazón humano. Si algo necesita el ser humano hoy es una familia.
Esto implica un compromiso:
el compromiso de formar las personas que ayuden desde la Iglesia a que la familia cumpla su misión.
En el Día de la Familia en México, la Iglesia Católica, a través de la Arquidiócesis Primada, sostuvo que hay muchas familias que portan una máscara, pues tienen una vida muy distinta a la que aparentan, ya que por fuera se muestran sonrientes y por dentro viven una tremenda tragedia.
Por lo que convocó a las familias mexicanas a renovarse una y otra vez para responder a los retos actuales que se le presentan.
En su homilía, el arzobispo primado de México, evidenció que cuántas familias son sólo una fachada que se presentan a la sociedad como si fueran felices o fueran perfectas y no son sino una máscara.
Muchas familias afrontan dificultades como la pobreza y la migración, pero ello no debe llevarlos a "perder la esperanza".
"La familia también es atacada por fuerzas diversas como el egoísmo, el consumismo, el materialismo y el utilitarismo, las cuales deben atacarse con amor y solidaridad", resaltó.
Cada familia tiene un modo de ser diferente pero todas están llamadas a una misma vocación: la de hacer felices, la de dar realización a cada uno de sus miembros, la de conducir en términos cristianos a la santidad a los que la forman.
Sin embargo, muchas veces el egoísmo parece romper a la familia, un egoísmo que en la cultura moderna se ha puesto la máscara del consumir por consumir, o de la mentalidad materialista que da más importancia al tener de las personas que al ser personas, o el utilitarismo que sólo considera a los demás en la medida en que me sirven para algo.
Ante los fieles reunidos en la Catedral Metropolitana, manifestó que esta institución está atravesando por problemas muy difíciles y está siendo atacada por fuerzas muy diversas.
El prelado destacó que "la casa, los alimentos, la salud y educación son necesidades materiales, pero hay que encontrar los valores humanos y religiosos, pues la familia es el lugar donde el ser humano encuentra su realización y unen diversas generaciones".
En la petición de los fieles, se elevó una oración por la concordia y reconciliación de los habitantes de Venezuela y Ucrania, para que en ambas naciones retorne la paz.
En la celebración religiosa, donde se destacó la institución de la familia, el obispo Francisco Javier Chavolla Ramos, responsable de la Dimensión Episcopal de la Familia, conminó a los integrantes de cada familia "esforzarse en mantenerla y construirla cotidianamente".
A las autoridades les hizo un llamado para que respalden a las familias con políticas adecuadas "que respeten su naturaleza".
En su sermón el arzobispo primado resaltó que debe buscar de nuevo las certezas de su existencia, no sólo en las seguridades materiales, sino que tiene que encontrar la seguridad de su corazón en los valores humanos y también los valores religiosos.
La familia está llamada a renovarse una y otra vez para responder a los retos que los tiempos actuales le presentan.
En esta tarea la Iglesia sale en apoyo por medio de la pastoral familiar, que se debe llevar a cabo especialmente en cada parroquia.
En este Día de la Familia recordamos que la familia es la cuna de la vida, la familia es la constructora del ser humano y la familia es la gran sembradora de Dios en el corazón humano. Si algo necesita el ser humano hoy es una familia.
Esto implica un compromiso:
el compromiso de formar las personas que ayuden desde la Iglesia a que la familia cumpla su misión.
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