CIUDAD JUAREZ, Chih., (OEM).- Antes que vaya a registrarse una tragedia, sería bueno que las autoridades intervinieran en el caso de las niñas amarradas de la ruta Juárez-Zaragoza, porque todos los días que a su papá le toca conducir el camión número económico 1618, aparecen las pequeñas amarradas de los pies sentadas hasta la parte trasera de la unidad móvil.
Debiera haber un lugar donde a las pequeñas se les pudiera dejar para que no corran riesgos y que les enseñen a leer o para que no vaya a registrarse una tragedia un día.
En su inocencia, las pequeñas se la pasan brincando de atrás a medio camión, y de ahí se regresan ante el temor que las descubra su progenitor y las regañe por no estarse quietas.
Los pasajeros nada más se la pasan mirando a las pequeñas que en su inocencia no saben que en un enfrenón de repente, pueden caerse de bruces o golpearse en la cabeza con algunos de los tubos de los asientos.
El chofer de la ruta tiene todo el derecho del mundo de ganarse la vida honestamente, pero las menores no deben sufrir por ello.
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