LEON, Guanajuato, (Notimex).- Cuatro cuerpos en estado de putrefacción fueron localizados al interior de una fosa séptica, en el interior de una vivienda de la comunidad Rancho Nuevo, muy cerca de Santa Ana del Conde.
A 500 metros de la carretera de Santa Ana del Conde que comunica con la carretera León-Cuerámaro una casa rodeada por sembradíos y alejada de las demás viviendas de la comunidad Rancho Nuevo, fue reportada por una llamada anónima en la que se señaló el olor fétido que provenía del inmueble.
Agentes de la Procuraduría General de Justicia atendieron el reporte, localizando al propietario de la vivienda que les dio acceso al interior de la casa de dos pisos en construcción.
En la inspección se percataron del fuerte olor fétido que se desprendía en la entrada principal la cual estaba delimitada con un gran protón de herrería.
Los agentes solicitaron el apoyo de elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), entre ellos personal de servicios periciales y policías Ministeriales que durante la madrugada de ayer (viernes) estuvieron trabajando en el lugar; después de determinar de dónde provenía el olor, el personal forense excavó a un costa de la puerta del aljibe que se localizaba detrás del portón, a escasos metros de la entrada.
Lo que se encontró fue una fosa séptica de 5 por 7 metros en donde se localizaron restos humanos de cuatro cuerpos en muy avanzado estado de descomposición junto a una cobija desgastada de cuadros, una botella de alcohol y botellas plásticas.
Los restos fueron retirados para la necropsia correspondiente y para su identificación los estudios forenses correspondientes entre ellos los antropométricos (sexo, edad, estatura, entre otras) y estudios de genética.
Un terreno de aproximadamente 40 por 20 metros de construcción, delimitado por una barda de concreto blanca con malla ciclónica y alambre de púas y un gran portón de herrería negro con detalles en dorado al igual protegido en la parte superior con alambre de púas es lo que se puede apreciar cuando uno transita por la carretera y voltea a ver la finca que se encuentra a unos kilómetros de varios invernaderos.
Del exterior pareciera que no pasaba nada, hasta vecinos señalaron no haber visto a nadie desde hace diez años, aunque muchos otros temerosos de lo que sabían había ocurrido en aquella finca, con una sonrisa decían que ellos no sabían nada, no querían problemas.
Las puertas abiertas de par en par, guantes de látex blancos regados en la entrada y un bulto de tierra junto a tres palas, un pico, una barra y dos escobas tiradas se encontraban junto a la excavación y la puerta del aljibe.
El olor era insoportable, de la fosa se apreciaba una escalera improvisada de madera y al fondo una cobija de cuadros y botellas de plástico que se observaban entre la defecación.
La fosa fue localizada en el amplio jardín que se encuentra entre el portón de acceso y la puerta para ingresar a la vivienda de dos pisos.
En el jardín se encontraron una carriola para muñecas y una motocicleta con pedales, además de latas aplastadas de cerveza, envoltorios de comida chatarra, un cartón de cervezas y en el patio trasero otro aljibe que estaba oculto entre el crecido pasto.
Una puerta de madera con una protección de herrería, era lo que protegía la entrada al primer piso de la vivienda.
En el primer piso de la amplia casa una maceta adornaba al final del ventanal, aun costado una mesa de mini súper, como esas donde se coloca la caja registradora, donde encima tenía varios retazos de ropa desgarrada, y a un costado una gran chimenea que sirvió de mesa, pues lo único que la decoraban eran envases de cristal, unos de bebidas, otros de comida.
En la parte interior de la chimenea una gran mancha roja, al parecer sangre, se veía escurrida y seca.
El vitropiso terminaba donde las escaleras que comunican con el segundo piso comienzan.
En la parte superior la vivienda está distribuida de tres recamaras y dos baños, sin embargo, sólo una de las habitaciones tenía un colchón de aire, una televisión encima de un barril metálico, un triciclo , ganchos para colgar la ropa regados y envases con jugo permanecían en el piso de concreto.
La luz encendida y un cobertor de cuadros gris con tomos azules cubrían la claridad que entraba por la ventana, y la puerta de madera tenía una huella de calzado.
En otra habitación varias cajas de vitropiso estaban en el rincón, y en frente un baño con un shampoo y más basura.
En el pasillo que divide esas habitaciones de la recamara principal, un gran ventanal que da vista a la carretera se encontraba con varias bolsas llenas de desperdicios, basura y ropa.
Además de cobertores y cobijas mal dobladas, en tanto junto a las escaleras dos anaqueles metálicos color plata se encontraban con etiquetas de precios de cobertores, sábanas y diversidad de blancos.
Dichos anaqueles tenían dos envases de bebidas de sabores con alcohol y dos sartenes sucios y viejos.
En la recamara principal no se veía más que basura y los cristales quebrados desde donde se veía la fosa séptica.
En el interior de la casa se podía percibir sufrimiento, desesperación y angustia de todo lo que rodeaba a la fría casa en obra negra donde no había espacio en la casa que no evitara que se te enchinara la piel.
Por fuera el predio está rodeado de sembradíos que reflejan la humedad, pero una bolsa plástica con desperdicios y un costal con croquetas para perro lucían como si apenas los hubiera arrojado entre la hierba.
Otra vivienda de las mismas dimensiones se puede apreciar a un poco más de un kilometro. La casa de color café rodeada de varios árboles es la más cercana a la guarida donde se encontraron los cuerpos.
Vecinos de la zona no decían nada, pero si entraban y salían de sus viviendas curiosos de ver lo que pasaba en la casa.
Tres camionetas con cristales polarizados se estacionaron detrás de los invernaderos, sin bajar nadie de las unidades, estacionadas a una distancia considerable una de otra, como observando desde su interior todo el entorno del inmueble.
A 500 metros de la carretera de Santa Ana del Conde que comunica con la carretera León-Cuerámaro una casa rodeada por sembradíos y alejada de las demás viviendas de la comunidad Rancho Nuevo, fue reportada por una llamada anónima en la que se señaló el olor fétido que provenía del inmueble.
Agentes de la Procuraduría General de Justicia atendieron el reporte, localizando al propietario de la vivienda que les dio acceso al interior de la casa de dos pisos en construcción.
En la inspección se percataron del fuerte olor fétido que se desprendía en la entrada principal la cual estaba delimitada con un gran protón de herrería.
Los agentes solicitaron el apoyo de elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), entre ellos personal de servicios periciales y policías Ministeriales que durante la madrugada de ayer (viernes) estuvieron trabajando en el lugar; después de determinar de dónde provenía el olor, el personal forense excavó a un costa de la puerta del aljibe que se localizaba detrás del portón, a escasos metros de la entrada.
Lo que se encontró fue una fosa séptica de 5 por 7 metros en donde se localizaron restos humanos de cuatro cuerpos en muy avanzado estado de descomposición junto a una cobija desgastada de cuadros, una botella de alcohol y botellas plásticas.
Los restos fueron retirados para la necropsia correspondiente y para su identificación los estudios forenses correspondientes entre ellos los antropométricos (sexo, edad, estatura, entre otras) y estudios de genética.
Un terreno de aproximadamente 40 por 20 metros de construcción, delimitado por una barda de concreto blanca con malla ciclónica y alambre de púas y un gran portón de herrería negro con detalles en dorado al igual protegido en la parte superior con alambre de púas es lo que se puede apreciar cuando uno transita por la carretera y voltea a ver la finca que se encuentra a unos kilómetros de varios invernaderos.
Del exterior pareciera que no pasaba nada, hasta vecinos señalaron no haber visto a nadie desde hace diez años, aunque muchos otros temerosos de lo que sabían había ocurrido en aquella finca, con una sonrisa decían que ellos no sabían nada, no querían problemas.
Las puertas abiertas de par en par, guantes de látex blancos regados en la entrada y un bulto de tierra junto a tres palas, un pico, una barra y dos escobas tiradas se encontraban junto a la excavación y la puerta del aljibe.
El olor era insoportable, de la fosa se apreciaba una escalera improvisada de madera y al fondo una cobija de cuadros y botellas de plástico que se observaban entre la defecación.
La fosa fue localizada en el amplio jardín que se encuentra entre el portón de acceso y la puerta para ingresar a la vivienda de dos pisos.
En el jardín se encontraron una carriola para muñecas y una motocicleta con pedales, además de latas aplastadas de cerveza, envoltorios de comida chatarra, un cartón de cervezas y en el patio trasero otro aljibe que estaba oculto entre el crecido pasto.
Una puerta de madera con una protección de herrería, era lo que protegía la entrada al primer piso de la vivienda.
En el primer piso de la amplia casa una maceta adornaba al final del ventanal, aun costado una mesa de mini súper, como esas donde se coloca la caja registradora, donde encima tenía varios retazos de ropa desgarrada, y a un costado una gran chimenea que sirvió de mesa, pues lo único que la decoraban eran envases de cristal, unos de bebidas, otros de comida.
En la parte interior de la chimenea una gran mancha roja, al parecer sangre, se veía escurrida y seca.
El vitropiso terminaba donde las escaleras que comunican con el segundo piso comienzan.
En la parte superior la vivienda está distribuida de tres recamaras y dos baños, sin embargo, sólo una de las habitaciones tenía un colchón de aire, una televisión encima de un barril metálico, un triciclo , ganchos para colgar la ropa regados y envases con jugo permanecían en el piso de concreto.
La luz encendida y un cobertor de cuadros gris con tomos azules cubrían la claridad que entraba por la ventana, y la puerta de madera tenía una huella de calzado.
En otra habitación varias cajas de vitropiso estaban en el rincón, y en frente un baño con un shampoo y más basura.
En el pasillo que divide esas habitaciones de la recamara principal, un gran ventanal que da vista a la carretera se encontraba con varias bolsas llenas de desperdicios, basura y ropa.
Además de cobertores y cobijas mal dobladas, en tanto junto a las escaleras dos anaqueles metálicos color plata se encontraban con etiquetas de precios de cobertores, sábanas y diversidad de blancos.
Dichos anaqueles tenían dos envases de bebidas de sabores con alcohol y dos sartenes sucios y viejos.
En la recamara principal no se veía más que basura y los cristales quebrados desde donde se veía la fosa séptica.
Por fuera el predio está rodeado de sembradíos que reflejan la humedad, pero una bolsa plástica con desperdicios y un costal con croquetas para perro lucían como si apenas los hubiera arrojado entre la hierba.
Otra vivienda de las mismas dimensiones se puede apreciar a un poco más de un kilometro. La casa de color café rodeada de varios árboles es la más cercana a la guarida donde se encontraron los cuerpos.
Vecinos de la zona no decían nada, pero si entraban y salían de sus viviendas curiosos de ver lo que pasaba en la casa.
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