Alejandro Colón
Concluido el primer tercio de su gobierno, el Presidente Enrique Peña Nieto rindió un amplio mensaje de sus actividades en Palacio Nacional, ante representantes de todos los sectores del país. Logros, retos y anuncios. Y aunque quedo atrás el ciclo de reformas transformadoras, anuncia importantes obras. Todo para "mover a México".
Arropado por todos los integrantes de su gabinete, gobernadores y legisladores de todos los colores; empresarios, rectores, científicos y académicos, en el imponente Patio Central del histórico Palacio, el Primer Mandatario cierra ciclos y abre otros nuevos: el de los desafíos, las oportunidades de convertir a México en una nación a la altura de lo que esperan sus habitantes.
Admite haber tomado riesgos por haber apostado su capital político, como lo hicieron los de las otras fuerzas políticas, a la transformación del país. Gracias a eso, reconoce, pudieron ser posibles 11 reformas transformadoras que hoy llaman la atención en el extranjero y prometen a México una mayor productividad. Pero el titular del Ejecutivo Federal, va adelante con otros nuevos proyectos.
En primera fila, su esposa, Angélica Rivera de Peña, junto con toda su familia, a quien agradece su presencia en el evento, al iniciar su discurso, está acompañado también de otros invitados, como embajadores, dirigentes sindicales y empresarios de la talla de Carlos Slim.
El Secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong está apostado junto al atril hasta donde el Presidente dirige su mensaje, no sin antes hacerse acompañar de los presidentes de las cámaras de Diputados, Silvano Aureoles, y del Senado, Miguel Barbosa, dos perredistas que históricamente coinciden para conducir el destino del Congreso de la Unión. También los acompaña el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juan N. Silva Meza.
En dos largos graderíos que flanquean las espaldas del Presidente se encuentran los integrantes del gabinete y, en el, otro, los gobernadores donde también estuvo presente el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Angel Mancera. A lo alto, dos pantallas gigantes que reproducen imágenes distintas, siguen el discurso presidencial de una hora y veinte minutos.
En las afueras, el acceso a la plancha de la Plaza de la Constitución se restringió para los transeúntes. Los invitados especiales tuvieron que llegar desde las nueve de la mañana para estar presentes en el evento que congregó a unas 2,000 personas y que comenzó en punto del mediodía.
El titular del Ejecutivo Federal salió de su despacho, ataviado con la banda presidencial y un traje oscuro. Caminó por el pasillo donde se hayan colgados los retratos de sus antecesores, y descendió por las escalinatas hasta colocarse frente a un vasto auditorio de impecable imagen.
Concluido el primer tercio de su gobierno, el Presidente Enrique Peña Nieto rindió un amplio mensaje de sus actividades en Palacio Nacional, ante representantes de todos los sectores del país. Logros, retos y anuncios. Y aunque quedo atrás el ciclo de reformas transformadoras, anuncia importantes obras. Todo para "mover a México".
Arropado por todos los integrantes de su gabinete, gobernadores y legisladores de todos los colores; empresarios, rectores, científicos y académicos, en el imponente Patio Central del histórico Palacio, el Primer Mandatario cierra ciclos y abre otros nuevos: el de los desafíos, las oportunidades de convertir a México en una nación a la altura de lo que esperan sus habitantes.
Admite haber tomado riesgos por haber apostado su capital político, como lo hicieron los de las otras fuerzas políticas, a la transformación del país. Gracias a eso, reconoce, pudieron ser posibles 11 reformas transformadoras que hoy llaman la atención en el extranjero y prometen a México una mayor productividad. Pero el titular del Ejecutivo Federal, va adelante con otros nuevos proyectos.
En primera fila, su esposa, Angélica Rivera de Peña, junto con toda su familia, a quien agradece su presencia en el evento, al iniciar su discurso, está acompañado también de otros invitados, como embajadores, dirigentes sindicales y empresarios de la talla de Carlos Slim.
El Secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong está apostado junto al atril hasta donde el Presidente dirige su mensaje, no sin antes hacerse acompañar de los presidentes de las cámaras de Diputados, Silvano Aureoles, y del Senado, Miguel Barbosa, dos perredistas que históricamente coinciden para conducir el destino del Congreso de la Unión. También los acompaña el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juan N. Silva Meza.
En dos largos graderíos que flanquean las espaldas del Presidente se encuentran los integrantes del gabinete y, en el, otro, los gobernadores donde también estuvo presente el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Angel Mancera. A lo alto, dos pantallas gigantes que reproducen imágenes distintas, siguen el discurso presidencial de una hora y veinte minutos.
En las afueras, el acceso a la plancha de la Plaza de la Constitución se restringió para los transeúntes. Los invitados especiales tuvieron que llegar desde las nueve de la mañana para estar presentes en el evento que congregó a unas 2,000 personas y que comenzó en punto del mediodía.
El titular del Ejecutivo Federal salió de su despacho, ataviado con la banda presidencial y un traje oscuro. Caminó por el pasillo donde se hayan colgados los retratos de sus antecesores, y descendió por las escalinatas hasta colocarse frente a un vasto auditorio de impecable imagen.
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