¡MACABRO!

*Envuelta en una bolsa de plástico fue encontrada la cabeza de un hombre, presunto policía municipal, en calles de Atizapán por dos perros que sacaron a pasear un par de jovencitas; ya buscan el cuerpo 

Raúl Ma­cías


ATI­ZA­PAN DE ZA­RA­GO­ZA, Méx.- Un par de ami­gas que sa­ca­ron a pa­sear a sus pe­rros la no­che de ayer, se lle­va­ron tre­men­do sus­to cuan­do los ca­nes se les za­fa­ron, pe­ro ese no fue el pro­ble­ma, la co­sa fue cuan­do al bus­car­los se die­ron cuen­ta de que es­ta­ban ol­fa­tean­do el con­te­ni­do en el in­te­rior de una bol­sa de plás­ti­co, que no era más que la ca­be­za de un hom­bre, cu­yo cuer­po ya es bus­ca­do.

Al ha­cer el ha­llaz­go, las mu­je­res die­ron par­te a las au­to­ri­da­des, quie­nes les in­di­ca­ron el si­tio en don­de sus pe­rros en­con­tra­ron la ca­be­za, que pre­sun­ta­men­te se tra­ta de un ele­men­to de la Po­li­cía Mu­ni­ci­pal de ape­lli­do To­rres. A de­cir de las fé­mi­nas, la no­che del sá­ba­do sa­lie­ron a pa­sear a sus pe­rros y es­tos se fue­ron co­rrien­do unos me­tros, por lo que de­ci­die­ron bus­car­los.

Cuan­do los lo­ca­li­za­ron, se per­ca­ta­ron que es­ta­ban ol­fa­tean­do una bol­sa y al acer­car­se des­cu­brie­ron que era una ca­be­za hu­ma­na que se en­con­tra­ba a la­do de una mo­chi­la ti­po es­co­lar. A su lle­ga­da, los po­li­cías co­men­za­ron a rea­li­zar las pri­me­ras pes­qui­sas y se die­ron a la ta­rea de bus­car el cuer­po en la ca­lle De la Cruz, en la Co­lo­nia San Mi­guel Xo­chi­man­ga, en­tre los lí­mi­tes de es­te mu­ni­ci­pio y Tlal­ne­pan­tla.

Sin em­bar­go, no die­ron con el cuer­po, lo que ha­ce pen­sar a las au­to­ri­da­des, que el cri­men se co­me­tió en otro si­tio y la ca­be­za fue de­ja­da en la Co­lo­nia San Mi­guel Xo­chi­man­ga. Pe­ro co­mo al pa­re­cer se tra­ta de un po­li­cía mu­ni­ci­pal, los pe­ri­tos de la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de Jus­ti­cia del Es­ta­do de Mé­xi­co, ana­li­zan los ex­pe­dien­tes de esa de­pen­den­cia.

Con­fían en que se lo­gre te­ner a la ma­no el ex­pe­dien­te del pre­sun­to po­li­cía, pa­ra con esa in­for­ma­ción ini­ciar las in­da­ga­to­rias. Se ade­lan­tó, que el agen­te del mi­nis­te­rio pú­bli­co es­pe­ra reu­nir to­dos los da­tos, pa­ra en­tre­vis­tar­se con los fa­mi­lia­res de la víc­ti­ma y así co­no­cer si el uni­for­ma­do, de com­pro­bar­se que era efec­ti­vo de la po­li­cía, con­ta­ba con ene­mi­gos den­tro de la cor­po­ra­ción o te­nía ame­na­zas de in­te­gran­tes de al­gu­na ban­da de­lic­ti­va.

Los pe­ri­tos de la PG­JEM re­vi­sa­ron la bol­sa e in­for­ma­ron que a la ca­be­za le ha­cía fal­ta una ore­ja, y que al ana­li­zar­la se po­dría des­cu­brir si fue arran­ca­da por al­gún ani­mal, o re­sul­ta ser que el hom­bre fue tor­tu­ra­do an­tes de que le cer­ce­na­ran la "cho­ya" y pu­do tra­tar­se de un se­cues­tro.

Has­ta el cie­rre de es­ta edi­ción, los in­ves­ti­ga­do­res se en­con­tra­ban en bus­ca del res­to del cuer­po de la víc­ti­ma, por­que al pre­gun­tar si se tra­ta­ba de un efec­ti­vo po­li­cia­co, se ne­ga­ron a pro­por­cio­nar al­gún da­to
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