Patricia Carrasco
Luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitiera la jurisprudencia que considera inconstitucionales las leyes de cualquier entidad del país que considere la procreación como la finalidad del matrimonio y/o lo defina como la unión entre hombre y mujer, la Arquidiócesis de México, alertó que el matrimonio y familia están bajo amenazas y dificultades, y esto no es una cuestión religiosa simplemente; a la interpretación, la calificó como un argumento reduccionista que raya en el absurdo jurídico que sirve de falso puntal en este criterio de los ministros. "Y sólo levanta una cortina de humo al decir que el único fin del matrimonio es la procreación, pues evidentemente, los fines son más amplios a los de la limitada interpretación del máximo tribunal.
"Matrimonio y familia no son producto de eventos sociológicos, del consenso o de situaciones económicas. Se pierde de vista la teleología del matrimonio cuando, en la unión de un hombre y de una mujer, se comprende el significado de humanidad".
En el editorial: Miopía de la Corte, publicado en el semanario católico "Desde la fe", la Iglesia capitalina destacó: "es una victoria pírrica, pero que nos debe poner alerta, pues como dijo el ahora Papa Francisco cuando estaba a punto de aprobarse el 'matrimonio entre personas del mismo sexo' en Buenos Aires, de donde fue arzobispo: no seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios.
No se trata de un mero proyecto legislativo -éste es sólo el instrumento- sino de una movida del padre de la mentira (Satanás), que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios".
En opinión de la jerarquía católica, la decisión de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación abre nuevamente el debate en torno al matrimonio y la familia, de la cual depende, en gran medida, el futuro de nuestro país.
Si bien la tesis jurisprudencial de la Primera Sala, emitida el 12 de junio, no es ley general de observancia obligatoria, sí trae aparejada la aplicación para los distintos niveles del Poder Judicial de la Federación.
A decir de la arquidiócesis de México acabar con el concepto del matrimonio para satisfacer la avidez de poder de un grupo minoritario tiene en sí un profundo efecto de discriminación hacia los hombres y mujeres unidos en verdadero matrimonio; en segundo lugar, el reduccionismo jurídico levanta una cortina de humo al decir que el único fin del matrimonio es la procreación, pues evidentemente, los fines son más amplios a los de la limitada interpretación del máximo tribunal.
El sí matrimonial del hombre y la mujer abre la posibilidad del futuro que implica la ayuda mutua y de apertura a la vida como genuino sentido de la trascendencia; en el fondo, y es lo que, por su miope visión, los ministros de la Corte se niegan a reconocer, el contrato matrimonial rebasa al simple consentimiento del "sí" para que, desde la complementariedad hombre-mujer se adquiera el sentido de responsabilidad social que sólo esta institución puede generar contra el anarquismo de las uniones entre las personas del mismo sexo a las que, neciamente, se quiere equiparar como de verdadero matrimonio bajo el sentido relativista y de degradación de la libertad
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