Elías Chávez
Amnistía Internacional advirtió que la crisis alimentaria no es exclusiva del pueblo tarahumara o rarámuri, pues si bien con ellos se visualizó el problema, lo cierto es que condiciones de discriminación, exclusión y marginación de manera permanente de los pueblos indígenas de México, es resultado de carencias graves en el enfoque que el Estado padece para incorporarlos al desarrollo, que es el componente estructural detrás de esta tragedia.
A decir del organismo internacional, es admirable la forma en que se ha visualizado la realidad de los rarámuris y la solidaridad con que se ha reaccionado, sin embargo, subrayó un hecho soslayado por la población mexicana en general: las graves carencias del Estado para proteger, respetar y garantizar los derechos humanos de los pueblos originales.
Para el organismo internacional el problema central por el que atraviesan las comunidades indígenas en nuestro país es el de la exclusión, pues si bien se han tomado medidas para atacar su pobreza, nunca se les ha preguntado por lo que quieren y de acuerdo con ello, valorarlo si es lo que se necesita para su atención.
La falta de voz genera discriminación y a su vez desposesión, así como inseguridad. Todos estos factores juntos devienen en un fenómeno estructural de exclusión en el que actualmente se encuentran comunidades indígenas, no sólo en la Sierra Tarahumara, sino también en los Altos de Chiapas, en la sierra de Oaxaca, en la montaña de Guerrero y en muchas otras regiones de nuestro país, dice.
La ayuda humanitaria que la sociedad mexicana ha enviado a la Sierra Tarahumara no es sólo importante por el efecto que las toneladas de alimento, cobijas, medicinas y otras contribuciones tendrán en las comunidades afectadas por esta crítica situación, sino por la muestra que ello significa de que somos capaces de movilizarnos masivamente para cambiar una realidad apremiante.
Es tiempo de que la solidaridad mostrada en días pasados con las comunidades de la Sierra Tarahumara, se convierta en un estado permanente de exigencia para que las comunidades indígenas sean escuchadas en México y sus derechos humanos sean plenamente respetados, concluyó.
Amnistía Internacional advirtió que la crisis alimentaria no es exclusiva del pueblo tarahumara o rarámuri, pues si bien con ellos se visualizó el problema, lo cierto es que condiciones de discriminación, exclusión y marginación de manera permanente de los pueblos indígenas de México, es resultado de carencias graves en el enfoque que el Estado padece para incorporarlos al desarrollo, que es el componente estructural detrás de esta tragedia.
A decir del organismo internacional, es admirable la forma en que se ha visualizado la realidad de los rarámuris y la solidaridad con que se ha reaccionado, sin embargo, subrayó un hecho soslayado por la población mexicana en general: las graves carencias del Estado para proteger, respetar y garantizar los derechos humanos de los pueblos originales.
Para el organismo internacional el problema central por el que atraviesan las comunidades indígenas en nuestro país es el de la exclusión, pues si bien se han tomado medidas para atacar su pobreza, nunca se les ha preguntado por lo que quieren y de acuerdo con ello, valorarlo si es lo que se necesita para su atención.
La falta de voz genera discriminación y a su vez desposesión, así como inseguridad. Todos estos factores juntos devienen en un fenómeno estructural de exclusión en el que actualmente se encuentran comunidades indígenas, no sólo en la Sierra Tarahumara, sino también en los Altos de Chiapas, en la sierra de Oaxaca, en la montaña de Guerrero y en muchas otras regiones de nuestro país, dice.
La ayuda humanitaria que la sociedad mexicana ha enviado a la Sierra Tarahumara no es sólo importante por el efecto que las toneladas de alimento, cobijas, medicinas y otras contribuciones tendrán en las comunidades afectadas por esta crítica situación, sino por la muestra que ello significa de que somos capaces de movilizarnos masivamente para cambiar una realidad apremiante.
Es tiempo de que la solidaridad mostrada en días pasados con las comunidades de la Sierra Tarahumara, se convierta en un estado permanente de exigencia para que las comunidades indígenas sean escuchadas en México y sus derechos humanos sean plenamente respetados, concluyó.
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