Enrique Hernández
y Elías Chávez
Con el procesamiento, en vez de leche, la mayor parte de los consumidores está tomando agua, aseveran ganaderos y expendedores de este alimento que es básico en la alimentación del mexicano.
Severiano Sánchez, encargado de uno de los pocos expendios de este producto lácteo que sobreviven en la ciudad de México, señalo tajante que el 80 por ciento del contenido de las diversas marcas de leche que se comercializan, "es agua, nutre más el café que beber esos productos", resaltó.
Recalcó que el producto procesado es pura química, en polvo, carece de los nutrientes necesarios".
Comentó que con la industrialización perdió la pureza en su contenido y fomentó que se extinguieran aquellos ganaderos o productores que llevaban de la vaca a la venta directa este alimento con las amas de casa.
Lo cual, expuso, ha generado que pequeños expendedores y ganaderos estén al borde del cierre o de la quiebra. "La leche se ha convertido en un monopolio".
Lo cual, en su caso, de 54,000 litros que vendían hace apenas unos años, lamentablemente ha disminuido a tan solo 10,000 litros.
Recalcó que existen sólo dos o tres marcas que después de ser pasteurizadas, venden el producto tal y como lo da el animal, con la grasa y los nutrientes reales.
No obstante hay quienes señalaron que tienen que tomar leches menos concentradas por recomendaciones médicas.
Por su parte el presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, Alvaro González Muñoz, al respecto dijo que en todo el país se comercializan las fórmulas lácteas y los compradores no advierten que son diferentes al lácteo porque existe una publicidad que les hace creer que es un alimento auténtico, cuando en realidad son fórmulas o compuestos de un valor nutricional muy bajo.
El 80 por ciento de la leche que se vende en México ha sido manipulada por industriales y grandes centros comerciales que no deberían ofertarla como leche porque ha sido desnaturalizada, lo que implica un enorme fraude en contra de los consumidores, afirmó.
El dirigente manifestó que de acuerdo con un reciente sondeo se comprobó que alrededor de 8 de cada 10 consumidores compran fórmulas lácteas creyendo que son leche, sin que la Procuraduría Federal del Consumidor ni las autoridades sanitarias hayan podido frenar estas irregularidades.
"Son productos que se parecen a la leche, pero en realidad no lo son y se comercializan como tales, lo que ha provocado un desplome en el consumo del producto original y pone en riesgo el empleo de más de 3 millones de personas que de alguna manera dependen de la actividad lechera nacional.
González Muñoz acusó al gobierno que está por concluir de haber provocado una catástrofe en esta rama de producción, ya que hay marcas que la Profeco identificó fuera de norma sin que ocurra nada, pues tal parece que son solapadas por las secretarías de Salud y de Economía, cuando su responsabilidad es cuidar que los alimentos que consume la niñez, juventud y ancianos cumplan con la normatividad sanitaria y económica.
Sin embargo, "los grandes centros comerciales no tienen saciedad, ya que importan sólidos lácteos que en otros países sobran y los mandan a maquilar desplazando a la producción nacional, cuyo producto nutricionalmente es superior".
Finalmente, reiteró que hay muchas marcas nacionales de leche auténtica que están dejando de tener la posibilidad de comercializar productos puros, debido a que los centros comerciales privilegian sus marcas propias.
y Elías Chávez
Con el procesamiento, en vez de leche, la mayor parte de los consumidores está tomando agua, aseveran ganaderos y expendedores de este alimento que es básico en la alimentación del mexicano.
Severiano Sánchez, encargado de uno de los pocos expendios de este producto lácteo que sobreviven en la ciudad de México, señalo tajante que el 80 por ciento del contenido de las diversas marcas de leche que se comercializan, "es agua, nutre más el café que beber esos productos", resaltó.
Recalcó que el producto procesado es pura química, en polvo, carece de los nutrientes necesarios".
Comentó que con la industrialización perdió la pureza en su contenido y fomentó que se extinguieran aquellos ganaderos o productores que llevaban de la vaca a la venta directa este alimento con las amas de casa.
Lo cual, expuso, ha generado que pequeños expendedores y ganaderos estén al borde del cierre o de la quiebra. "La leche se ha convertido en un monopolio".
Lo cual, en su caso, de 54,000 litros que vendían hace apenas unos años, lamentablemente ha disminuido a tan solo 10,000 litros.
Recalcó que existen sólo dos o tres marcas que después de ser pasteurizadas, venden el producto tal y como lo da el animal, con la grasa y los nutrientes reales.
No obstante hay quienes señalaron que tienen que tomar leches menos concentradas por recomendaciones médicas.
Por su parte el presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, Alvaro González Muñoz, al respecto dijo que en todo el país se comercializan las fórmulas lácteas y los compradores no advierten que son diferentes al lácteo porque existe una publicidad que les hace creer que es un alimento auténtico, cuando en realidad son fórmulas o compuestos de un valor nutricional muy bajo.
El 80 por ciento de la leche que se vende en México ha sido manipulada por industriales y grandes centros comerciales que no deberían ofertarla como leche porque ha sido desnaturalizada, lo que implica un enorme fraude en contra de los consumidores, afirmó.
El dirigente manifestó que de acuerdo con un reciente sondeo se comprobó que alrededor de 8 de cada 10 consumidores compran fórmulas lácteas creyendo que son leche, sin que la Procuraduría Federal del Consumidor ni las autoridades sanitarias hayan podido frenar estas irregularidades.
"Son productos que se parecen a la leche, pero en realidad no lo son y se comercializan como tales, lo que ha provocado un desplome en el consumo del producto original y pone en riesgo el empleo de más de 3 millones de personas que de alguna manera dependen de la actividad lechera nacional.
González Muñoz acusó al gobierno que está por concluir de haber provocado una catástrofe en esta rama de producción, ya que hay marcas que la Profeco identificó fuera de norma sin que ocurra nada, pues tal parece que son solapadas por las secretarías de Salud y de Economía, cuando su responsabilidad es cuidar que los alimentos que consume la niñez, juventud y ancianos cumplan con la normatividad sanitaria y económica.
Sin embargo, "los grandes centros comerciales no tienen saciedad, ya que importan sólidos lácteos que en otros países sobran y los mandan a maquilar desplazando a la producción nacional, cuyo producto nutricionalmente es superior".
Finalmente, reiteró que hay muchas marcas nacionales de leche auténtica que están dejando de tener la posibilidad de comercializar productos puros, debido a que los centros comerciales privilegian sus marcas propias.
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