* Tragedia sorprendió a reos mientras dormían y rompieron el techo para huir, pero muchos no lograron escapar de sus celdas y perecieron calcinados en sobrepoblado penal de Honduras
TEGUCIGALPA, Honduras, 15 de febrero (OEM-Reuters y AFP).- Un enorme incendio en una prisión de Honduras provocó la muerte de 359 personas que quedaron atrapadas en sus celdas, en la más reciente tragedia de este tipo en el violento país centroamericano donde las cárceles están sobrepobladas.
La fiscalía general dijo que al menos 358 reos y una mujer fallecieron por el incendio, que comenzó en la noche de ayer en la prisión ubicada en la ciudad de Comayagua, unos 75 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
La cárcel, una granja penal que no era de máxima seguridad, alojaba a más de 800 prisioneros, casi el doble de su capacidad. Muchos de los reos purgaban penas relacionadas con el crimen organizado.
Después que el fuego fue sofocado en la madrugada de hoy, en el interior de la cárcel había cuerpos calcinados, en su mayoría irreconocibles, dijeron autoridades.
Autoridades tenían hasta ahora dos hipótesis sobre las causas del incendio: un cortocircuito en el sistema eléctrico o que un prisionero haya prendido fuego a un colchón.
Un funcionario del ministerio público que pidió el anonimato dijo que al menos ocho reos declararon que otro preso prendió fuego un colchón.
En tanto, el gerente regional de la estatal Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), Fidel Torres, dijo que el incendio no pudo haberse originado de los cables de baja tensión en el interior del presidio porque estaban en buen estado.
Mientras acongojados familiares esperaban afuera de la cárcel, los cadáveres eran preparados para ser trasladados a Tegucigalpa, donde a médicos forenses les esperaba una ardua tarea debido a la falta de personal y el estado de los cuerpos.
"Vamos a recurrir a la búsqueda de huellas dactilares en los casos que sea posible y a otros recursos como historiales dentales de los reos o si los mismos familiares pueden identificar algún tatuaje o algo particular en su pariente o el mismo uso del ADN", dijo Ferrera.
El gobierno de Chile anunció el envío de 14 especialistas, entre antropólogos, tanatólogos, peritos forenses y bioquímicos para ayudar a identificar a la víctimas del incendio.
Un integrante del cuerpo de bomberos dijo que debieron llevar equipo hidráulico para expandir metal y lograr así rescatar cuerpos atrapados entre los amasijos en que se convirtieron las celdas debido al fuego.
En medio de una confusión sobre las cifras de fallecidos, medios locales reportaron que entre los muertos y desaparecidos sumaban 402 personas. Los desaparecidos serían reos que escaparon durante el incendio.
El Presidente Porfirio Lobo dijo en una cadena nacional que había suspendido de sus cargos a funcionarios encargados del penal de Comayagua y a la administración las cárceles de todo el país para buscar que la investigación sea transparente.
Cientos de personas esperaban con desesperación recibir información sobre sus familiares presos, horas después de haber lanzado piedras contra la policía afuera de la cárcel. Los agentes respondieron con bombas de gas lacrimógeno.
Horas después, personal de la medicatura forense de Honduras comenzó a trasladar los cuerpos de más de 350 reos que murieron calcinados o asfixiados este día tras incendiarse la cárcel donde estaban recluidos, en el centro del país, constaron periodistas de la AFP.
RELATO DE SOBREVIVIENTES
COMAYAGUA, Honduras, 15 de febrero (OEM-AFP).- Postrado en una camilla Víctor Sevilla narró horrorizado cómo salvó su vida la madrugada de ayer -miércoles- al huir, por los techos, del gigantesco incendio en el penal de Comayagua, donde al menos 358 reos murieron, muchos abrazados a los barrotes de las celdas.
Aterrados por las llamas, los reos -según testimonios- debieron además sortear los disparos al aire de los guardias que al parecer en un primer momento creyeron que se trataba de un intento de fuga de esta prisión del centro de Honduras.
"Fue muy triste, me desperté con el griterío de los compañeros que estaban ya rompiendo el techo de madera y zinc. Salimos y saltamos. Tuvimos que lanzarnos por un muro, los otros estaban muriendo entre las llamas", dijo Sevilla a la AFP en el hospital de Comayagua, 90 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
"Un reo encargado de enfermería rompió tres candados y pudo salvar a un montón de gente", relató Sevilla, de 23 años y condenado a 12 años por homicidio, quien escapó de su celda y de la muerte sólo pagando el precio de una fractura de tobillo.
Los reclusos que se salvaron del siniestro relataron escenas dantescas de presos que quedaron calcinados abrazados a los barrotes, sin poder romper los candados de las celdas. "Murieron prendidos en fuego, fue un infierno", narró uno de los supervivientes, no identificado.
Fabricio Contreras, de 34 años, fue uno de los primeros presos en lograr salir y narró cómo los custodios del penal "dispararon al aire porque pensaban que se trataba de una fuga".
"Estaba durmiendo cuando me desperté por los gritos de mis compañeros, de repente miré las llamas que se levantaban, la gente quería salir por el portón, pero nadie nos abría, levantamos entre todos las láminas del techo y saltamos por el techo, y saltamos un muro", contó.
Eberth López, de 29, preso por homicidio, cuenta que fue despertado por un compañero: "Miramos las lenguas de fuego. Todos gritaban pidiendo auxilio, no nos abrían los portones, las llaves no aparecían", contó a la AFP, aún bajo conmoción.
En las afueras del hospital, en cuya entrada fue colocada una lista con los reclusos internados en el lugar, decenas de personas buscaban desesperadas a sus parientes.
TEGUCIGALPA, Honduras, 15 de febrero (OEM-Reuters y AFP).- Un enorme incendio en una prisión de Honduras provocó la muerte de 359 personas que quedaron atrapadas en sus celdas, en la más reciente tragedia de este tipo en el violento país centroamericano donde las cárceles están sobrepobladas.
La fiscalía general dijo que al menos 358 reos y una mujer fallecieron por el incendio, que comenzó en la noche de ayer en la prisión ubicada en la ciudad de Comayagua, unos 75 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
La cárcel, una granja penal que no era de máxima seguridad, alojaba a más de 800 prisioneros, casi el doble de su capacidad. Muchos de los reos purgaban penas relacionadas con el crimen organizado.
Después que el fuego fue sofocado en la madrugada de hoy, en el interior de la cárcel había cuerpos calcinados, en su mayoría irreconocibles, dijeron autoridades.
Autoridades tenían hasta ahora dos hipótesis sobre las causas del incendio: un cortocircuito en el sistema eléctrico o que un prisionero haya prendido fuego a un colchón.
Un funcionario del ministerio público que pidió el anonimato dijo que al menos ocho reos declararon que otro preso prendió fuego un colchón.
En tanto, el gerente regional de la estatal Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), Fidel Torres, dijo que el incendio no pudo haberse originado de los cables de baja tensión en el interior del presidio porque estaban en buen estado.
Mientras acongojados familiares esperaban afuera de la cárcel, los cadáveres eran preparados para ser trasladados a Tegucigalpa, donde a médicos forenses les esperaba una ardua tarea debido a la falta de personal y el estado de los cuerpos.
"Vamos a recurrir a la búsqueda de huellas dactilares en los casos que sea posible y a otros recursos como historiales dentales de los reos o si los mismos familiares pueden identificar algún tatuaje o algo particular en su pariente o el mismo uso del ADN", dijo Ferrera.
El gobierno de Chile anunció el envío de 14 especialistas, entre antropólogos, tanatólogos, peritos forenses y bioquímicos para ayudar a identificar a la víctimas del incendio.
Un integrante del cuerpo de bomberos dijo que debieron llevar equipo hidráulico para expandir metal y lograr así rescatar cuerpos atrapados entre los amasijos en que se convirtieron las celdas debido al fuego.
En medio de una confusión sobre las cifras de fallecidos, medios locales reportaron que entre los muertos y desaparecidos sumaban 402 personas. Los desaparecidos serían reos que escaparon durante el incendio.
El Presidente Porfirio Lobo dijo en una cadena nacional que había suspendido de sus cargos a funcionarios encargados del penal de Comayagua y a la administración las cárceles de todo el país para buscar que la investigación sea transparente.
Cientos de personas esperaban con desesperación recibir información sobre sus familiares presos, horas después de haber lanzado piedras contra la policía afuera de la cárcel. Los agentes respondieron con bombas de gas lacrimógeno.
Horas después, personal de la medicatura forense de Honduras comenzó a trasladar los cuerpos de más de 350 reos que murieron calcinados o asfixiados este día tras incendiarse la cárcel donde estaban recluidos, en el centro del país, constaron periodistas de la AFP.
RELATO DE SOBREVIVIENTES
COMAYAGUA, Honduras, 15 de febrero (OEM-AFP).- Postrado en una camilla Víctor Sevilla narró horrorizado cómo salvó su vida la madrugada de ayer -miércoles- al huir, por los techos, del gigantesco incendio en el penal de Comayagua, donde al menos 358 reos murieron, muchos abrazados a los barrotes de las celdas.
Aterrados por las llamas, los reos -según testimonios- debieron además sortear los disparos al aire de los guardias que al parecer en un primer momento creyeron que se trataba de un intento de fuga de esta prisión del centro de Honduras.
"Fue muy triste, me desperté con el griterío de los compañeros que estaban ya rompiendo el techo de madera y zinc. Salimos y saltamos. Tuvimos que lanzarnos por un muro, los otros estaban muriendo entre las llamas", dijo Sevilla a la AFP en el hospital de Comayagua, 90 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
"Un reo encargado de enfermería rompió tres candados y pudo salvar a un montón de gente", relató Sevilla, de 23 años y condenado a 12 años por homicidio, quien escapó de su celda y de la muerte sólo pagando el precio de una fractura de tobillo.
Los reclusos que se salvaron del siniestro relataron escenas dantescas de presos que quedaron calcinados abrazados a los barrotes, sin poder romper los candados de las celdas. "Murieron prendidos en fuego, fue un infierno", narró uno de los supervivientes, no identificado.
Fabricio Contreras, de 34 años, fue uno de los primeros presos en lograr salir y narró cómo los custodios del penal "dispararon al aire porque pensaban que se trataba de una fuga".
"Estaba durmiendo cuando me desperté por los gritos de mis compañeros, de repente miré las llamas que se levantaban, la gente quería salir por el portón, pero nadie nos abría, levantamos entre todos las láminas del techo y saltamos por el techo, y saltamos un muro", contó.
Eberth López, de 29, preso por homicidio, cuenta que fue despertado por un compañero: "Miramos las lenguas de fuego. Todos gritaban pidiendo auxilio, no nos abrían los portones, las llaves no aparecían", contó a la AFP, aún bajo conmoción.
En las afueras del hospital, en cuya entrada fue colocada una lista con los reclusos internados en el lugar, decenas de personas buscaban desesperadas a sus parientes.
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