Por: Antonio de Marcelo,
Dolido por la muerte de su hijo de apenas diez años de edad, y más porque no ha sido atendido como víctima que es, el señor Enrique Cuacuas, papá del niño baleado en un cine de Iztapalapa, narró a LA PRENSA estos terribles hechos, y cómo tuvo a su hijo desangrándose sin que siquiera se detuviera la función ni llegara ayuda.
Entrevistado a la puerta de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), el señor Enrique Cuacuas explicó que ante el día de descanso llevó a su hija de 13 años y su hijo de 10, al cine donde disfrutarían una película para menores "Ralph el Demoledor".
Sin embargo lo único demoledor que ahora tiene es que su hijo fue herido dentro de la sala de cine y hasta ahora nadie sabe nada y nadie había hecho nada.
Fue necesario que acudiera a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal para acceder a la oficina de Jesús Rodriguez Almeida, titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), pero de ahí sólo salió con unos teléfonos apuntados en un papelito.
"Me dicen que para hacer cita con el Procurador necesito llamar a estos teléfonos y hacer mi cita -dijo y añadió- del jefe de ministerios públicos no me quisieron dar su nombre y él y el director de zona oriente, Alfredo Velázquez Hurtado, no hay manera de localizarlos".
Así ha visitado decenas de oficinas, hasta que decidió romper el silencio y platicar que esa tarde del 2 de noviembre decidió ir al cine con sus hijos, pero que apenas había pasada una media hora de película escuchó algo romper el aire, como un zumbido.
No reparó en esto, hasta que vio a su hijo tirado y convulsionándose. No sabía que se trataba de un balazo, creyó que era un vidrio o una piedra, pues incluso reclamó en voz alta a la oscuridad "Qué poca, ya lastimaron a mi hijo".
Pero nadie le hizo caso, la función continuó, mientras él tocaba a su hijo en el pecho y luego en cabeza, momento en que sintió el líquido hemático mojar su mano, de manera que fue a buscar al gerente para que le apoyara.
"Pero no hizo nada -relata- yo le quité zapatos, sus lentes y para ponerle algo en lengua para que no la mordiera", dice mientras mueve las manos nervioso, al tiempo que recuerda una vez más que el menor Hendrik fue llevado al sótano del complejo, donde sintió alivio al acercarse dos policías, que no alcanzaron a llegar, porque asegura "el gerente les hizo una seña y se marcharon".
Incluso, añade que el gerente y las personas que acudieron no tenían idea de cómo prestar auxilio médico, pues no sabían cómo meter la camilla con el niño, hasta que él se los indicó.
Don Enrique Cuacuas dice que la hora en que el niño de 10 años fue herido ocurrió alrededor de las 20:15, que tuvieron que llevarlo al hospital de la Comunidad Europea, pero ante la gravedad pidió fuera llevado al Hospital Dalinde a cuenta propia.
Y fue hasta por ahí de la medianoche que tras una tomografía conoció que el menor había recibido un balazo en la cabeza, dos días después el menor no resistió una operación en el cráneo y murió, por lo que se dio parte de la autoridad y en la Delegación Cuauhtémoc se inició el acta CUH-7/T3/3642/12-11, por el delito de homicidio por disparo de arma de fuego.
Es decir se dio parte de la PGJDF hasta que el menor murió la noche del 4 de noviembre, pese a que fue herido con arma de fuego dentro del Cinépolis de Plaza Ermita, en Iztapalapa.
Por ello ahora exige se investigue el caso, y se busque al responsable, toda vez que asegura escuchó que en el mismo cine se han dado por lo menos cuatro incidentes similares con disparo de arma de fuego en el cine, donde las funciones continuaban hasta anoche que se ordenó a personal de la PGJDF acudir a "preservar el lugar".
Dolido por la muerte de su hijo de apenas diez años de edad, y más porque no ha sido atendido como víctima que es, el señor Enrique Cuacuas, papá del niño baleado en un cine de Iztapalapa, narró a LA PRENSA estos terribles hechos, y cómo tuvo a su hijo desangrándose sin que siquiera se detuviera la función ni llegara ayuda.
Entrevistado a la puerta de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), el señor Enrique Cuacuas explicó que ante el día de descanso llevó a su hija de 13 años y su hijo de 10, al cine donde disfrutarían una película para menores "Ralph el Demoledor".
Sin embargo lo único demoledor que ahora tiene es que su hijo fue herido dentro de la sala de cine y hasta ahora nadie sabe nada y nadie había hecho nada.
Fue necesario que acudiera a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal para acceder a la oficina de Jesús Rodriguez Almeida, titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), pero de ahí sólo salió con unos teléfonos apuntados en un papelito.
"Me dicen que para hacer cita con el Procurador necesito llamar a estos teléfonos y hacer mi cita -dijo y añadió- del jefe de ministerios públicos no me quisieron dar su nombre y él y el director de zona oriente, Alfredo Velázquez Hurtado, no hay manera de localizarlos".
Así ha visitado decenas de oficinas, hasta que decidió romper el silencio y platicar que esa tarde del 2 de noviembre decidió ir al cine con sus hijos, pero que apenas había pasada una media hora de película escuchó algo romper el aire, como un zumbido.
No reparó en esto, hasta que vio a su hijo tirado y convulsionándose. No sabía que se trataba de un balazo, creyó que era un vidrio o una piedra, pues incluso reclamó en voz alta a la oscuridad "Qué poca, ya lastimaron a mi hijo".
Pero nadie le hizo caso, la función continuó, mientras él tocaba a su hijo en el pecho y luego en cabeza, momento en que sintió el líquido hemático mojar su mano, de manera que fue a buscar al gerente para que le apoyara.
"Pero no hizo nada -relata- yo le quité zapatos, sus lentes y para ponerle algo en lengua para que no la mordiera", dice mientras mueve las manos nervioso, al tiempo que recuerda una vez más que el menor Hendrik fue llevado al sótano del complejo, donde sintió alivio al acercarse dos policías, que no alcanzaron a llegar, porque asegura "el gerente les hizo una seña y se marcharon".
Incluso, añade que el gerente y las personas que acudieron no tenían idea de cómo prestar auxilio médico, pues no sabían cómo meter la camilla con el niño, hasta que él se los indicó.
Don Enrique Cuacuas dice que la hora en que el niño de 10 años fue herido ocurrió alrededor de las 20:15, que tuvieron que llevarlo al hospital de la Comunidad Europea, pero ante la gravedad pidió fuera llevado al Hospital Dalinde a cuenta propia.
Y fue hasta por ahí de la medianoche que tras una tomografía conoció que el menor había recibido un balazo en la cabeza, dos días después el menor no resistió una operación en el cráneo y murió, por lo que se dio parte de la autoridad y en la Delegación Cuauhtémoc se inició el acta CUH-7/T3/3642/12-11, por el delito de homicidio por disparo de arma de fuego.
Es decir se dio parte de la PGJDF hasta que el menor murió la noche del 4 de noviembre, pese a que fue herido con arma de fuego dentro del Cinépolis de Plaza Ermita, en Iztapalapa.
Por ello ahora exige se investigue el caso, y se busque al responsable, toda vez que asegura escuchó que en el mismo cine se han dado por lo menos cuatro incidentes similares con disparo de arma de fuego en el cine, donde las funciones continuaban hasta anoche que se ordenó a personal de la PGJDF acudir a "preservar el lugar".
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