Noel F. Alvarado
En la última misa dominical del año, la Iglesia Católica llamó a que la paz, el amor y la reconciliación se manifiesten durante las fiestas para recibir el Año Nuevo. Sentimientos y valores que deben ser aprovechados al máximo y practicados día con día.
Ahí, en la Catedral Metropolitana, el rector de este recinto, Manuel Arellano Rangel, expresó: "familias oprimidas por la pobreza no se desanimen y, sin tener el lujo por ideal ni riqueza como principio de felicidad, busquen con la ayuda de todos superar los pasos difíciles en la espera de días mejores".
Practicar las costumbres y honrar al Señor trae consigo la paz que debe imperar en los corazones y en las familias, dijo monseñor Arellano Rangel.
Al oficiar la última misa de 2012, el jerarca católico señaló que la relación de amor en una familia es posible cuando se permite que Dios sea el centro que rija a sus integrantes.
Para ello -abundó-, los padres han de ser modelo de integridad moral y espiritual, mientras que los hijos deben amar y cuidar a sus progenitores, especialmente cuando sus facultades físicas y mentales comienzan a disminuir.
Asimismo las familias deben disfrutar de bienestar y no cerrarse dentro de su felicidad, por lo que las llamó para repartir no sólo lo que les sobre, sino lo que a los demás les falte.
Monseñor Arellano Rangel también afirmó que todas las familias deben estar seguras de que el Papa Benedicto XVI las conoce y quiere conocerlas aún más, porque las ama con delicadeza de padre.
Además, el rector de la Catedral Metropolitana expresó que las familias latinoamericanas le den al Santo Padre la alegría de verlas crecer en los valores cristianos para que América Latina encuentre en sus millones de familias razones para confiar, para esperar, para luchar y para construir, oraron los feligreses durante la ceremonia religiosa.
Ahí, en la Catedral Metropolitana, el rector de este recinto, Manuel Arellano Rangel, expresó: "familias oprimidas por la pobreza no se desanimen y, sin tener el lujo por ideal ni riqueza como principio de felicidad, busquen con la ayuda de todos superar los pasos difíciles en la espera de días mejores".
Practicar las costumbres y honrar al Señor trae consigo la paz que debe imperar en los corazones y en las familias, dijo monseñor Arellano Rangel.
Al oficiar la última misa de 2012, el jerarca católico señaló que la relación de amor en una familia es posible cuando se permite que Dios sea el centro que rija a sus integrantes.
Para ello -abundó-, los padres han de ser modelo de integridad moral y espiritual, mientras que los hijos deben amar y cuidar a sus progenitores, especialmente cuando sus facultades físicas y mentales comienzan a disminuir.
Asimismo las familias deben disfrutar de bienestar y no cerrarse dentro de su felicidad, por lo que las llamó para repartir no sólo lo que les sobre, sino lo que a los demás les falte.
Monseñor Arellano Rangel también afirmó que todas las familias deben estar seguras de que el Papa Benedicto XVI las conoce y quiere conocerlas aún más, porque las ama con delicadeza de padre.
Además, el rector de la Catedral Metropolitana expresó que las familias latinoamericanas le den al Santo Padre la alegría de verlas crecer en los valores cristianos para que América Latina encuentre en sus millones de familias razones para confiar, para esperar, para luchar y para construir, oraron los feligreses durante la ceremonia religiosa.
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