Las ri­que­zas son un "im­pe­di­men­to en el ca­mi­no ha­cia el Rei­no de Dios": Papa Francisco

*In­vi­ta Fran­cis­co a se­guir a Je­sús, pe­ro des­po­ja­dos de la cul­tu­ra del bie­nes­tar

Ciu­dad del Va­ti­ca­no, 27 de ma­yo (OEM-EFE).- El Obis­po de Ro­ma di­jo hoy que pa­ra se­guir a Je­sús hay que "des­po­jar­se de la cul­tu­ra del bie­nes­tar y de la fas­ci­na­ción por lo pro­vi­sio­nal" y ase­gu­ró que las ri­que­zas son un "im­pe­di­men­to en el ca­mi­no ha­cia el Rei­no de Dios".

Fran­cis­co hi­zo es­tas ma­ni­fes­ta­cio­nes du­ran­te la mi­sa que ce­le­bró en la ca­pi­lla de la re­si­den­cia de San­ta Mar­ta, don­de se alo­ja, en la que se re­fi­rió al evan­ge­lio de Mar­cos que na­rra cuan­do Je­sús pi­dió a un jo­ven que en­tre­ga­ra to­das sus ri­que­zas a los po­bres y que lo si­guie­ra y que el mu­cha­cho al oir­lo se ale­jó en­tris­te­ci­do.

"Las ri­que­zas son un im­pe­di­men­to que no fa­ci­li­tan el ca­mi­no ha­cia el Rei­no de Dios", afir­mó el Pa­pa Ber­go­glio, que se­ña­ló que ca­da uno tie­ne que ha­cer un exa­men de con­cien­cia so­bre sus ri­que­zas y que es lo que le im­pi­de se­guir a Je­sús.

El Obis­po de Ro­ma se re­fi­rió a dos ti­pos de ri­que­zas: las cul­tu­ra­les y las de la fas­ci­na­ción por las co­sas tem­po­ra­les.

De la pri­me­ras, des­ta­có la "cul­tu­ra del bie­nes­tar", que di­jo, "nos ha­ce po­co va­lien­tes, va­gos y egoís­tas".

"El bie­nes­tar nos anes­te­sia, es una anes­te­sia", su­bra­yó el Pa­pa , que cri­ti­có a aque­llos que di­cen: "no, no, más de un hi­jo no, ya que no po­de­mos ir de va­ca­cio­nes, no po­de­mos ir allá, no po­de­mos com­prar la ca­sa...".

So­bre la fas­ci­na­ción por las co­sas tem­po­ra­les, el Pon­tí­fi­ce de­nun­ció que los hom­bres "es­ta­mos ena­mo­ra­dos de lo pro­vi­sio­nal".

"Las pro­pues­tas de­fi­ni­ti­vas que nos ha­ce Je­sús no nos in­te­re­san. Lo pro­vi­sio­nal, por el con­tra­rio, nos gus­ta, ya que te­ne­mos mie­do del tiem­po de Dios, que es de­fi­ni­ti­vo", des­ta­có.

El pa­pa Ber­go­glio agre­gó que Dios es el "Se­ñor del tiem­po", mien­tras que los hom­bres "so­mos los se­ño­res del mo­men­to" y a es­te res­pec­to re­cor­dó que en una oca­sión es­cu­chó a al­guien que de­cía que "que­ría ser sa­cer­do­te, pe­ro só­lo du­ran­te diez años".

"¡Cuan­tas pa­re­jas de no­vios se ca­san pe­ro sin de­cir­lo en su co­ra­zón pien­san: 'has­ta que el amor du­re y des­pués ve­re­mos'!. Es­ta es la fas­ci­na­ción por lo pro­vi­sio­nal", de­nun­ció el pa­pa , que in­sis­tió en la ne­ce­si­dad de cam­biar lo pro­vi­sio­nal por de­fi­ni­ti­vo, en sa­ber que el ma­tri­mo­nio "es pa­ra to­da la vi­da".

Des­de que fue ele­gi­do pa­pa , el ar­gen­ti­no Jor­ge Ma­rio Ber­go­glio ofi­cia to­dos los días mi­sa en la ca­pi­lla de la re­si­den­cia de San­ta Mar­ta, a la que asis­ten per­so­nal de la San­ta Se­de.

A la mi­sa de hoy acu­dió el car­de­nal Phi­lip­pe Bar­ba­rin, ar­zo­bis­po de Lyon (Fran­cia); el pre­si­den­te del Con­se­jo Pon­ti­fi­cio pa­ra los Ope­ra­do­res Sa­ni­ta­rios, el ar­zo­bis­po Zyg­munt Zi­mows­ki; y em­plea­dos de los Ser­vi­cios Eco­nó­mi­cos del Go­ver­na­to­ra­to (go­bier­no) de la Ciu­dad del Va­ti­ca­no.