Fotos: Luis A. Barrera
Alvaro Velázquez,
HUEHUETOCA, Méx., 2 de noviembre.- Los hechos que desataron la ira de los vecinos, se registraron al filo de las 2:00 de este día, a unos cuantos metros de las instalaciones del Palacio Municipal de Huehuetoca, sobre el Boulevard Huehuetoca, lugar donde más de 30 jóvenes que acababan de salir de un baile encabezado por dos conocidos grupos de música grupera, al calor de las copas protagonizaron violenta riña.
Debido que ambos grupos de rijosos se daban con todo y se corría el riesgo de que la violencia se desatara, pues así como iban saliendo del baile amigos y conocidos de los mismos rijosos entraban al intercambio de golpes, elementos de la Policía Municipal de inmediato se presentaron en el lugar para poner orden.
Sin embargo, como los uniformados fueron ampliamente superados por los revoltosos, quienes incluso los golpearon y agredieron, éstos en un intento por amedrantarlos sacaron sus armas de cargo y dispararon algunos balazos al aire.
Peo no obstante ello, los policías no lograron su objetivo, pues fueron replegados a golpes e incluso acorralados, por lo que uno de los municipales al verse rodeado y atacado a golpes por los rijosos realizó varios disparos con la intención de que éstos se abrieran y lo dejaran salir.
Pero, desafortunadamente uno de los disparos que realizó el policía municipal hizo blanco en la humanidad del niño Daniel Santillán Martínez, de 13 años de edad, quien a consecuencia del impacto de bala que recibió en la cabeza cayó instantáneamente muerto, además de que su tío Rafael Martínez, de 36 años de edad que lo acompañaba resultó gravemente lesionado, al ser alcanzado por varias de las balas perdidas, por lo que fue trasladado a bordo de una ambulancia de la Cruz roja a un hospital de la zona para su atención médica.
Al escuchar los gritos y las detonaciones de armas de fuego, varias de las personas que también salían del baile comenzaron a correr, por lo que en ese momento se vivieron momentos de terror e histeria en toda la zona.
Posteriormente, cuando los mismos asistentes al baile se enteraron que por la irresponsable acción de los policías municipales un inocente niño había muerto "sin deberla ni temerla", presos de la ira y de la indignación comenzaron a congregarse, tocaron las campanas del pueblo y enseguida más de 300 vecinos salieron de sus casas, llegaron al lugar y al enterarse de lo sucedido, a una sola voz comenzaron a gritar justicia, protagonizaron una serie de disturbios y por mutuo acuerdo decidieron linchar a los policías.
Sin embargo, como los enfurecidos vecinos estaban dispuestos a tomar la justicia en sus manos, primeramente voltearon y destrozaron las patrullas 049 y 045 y enseguida se trasladaron a las instalaciones de la alcaldía, donde protagonizaron hechos de violencia inusitados y trataron de sacar por la fuerza a los uniformados para cumplir con su cometido.
Pero como los municipales, que también vivieron momentos de terror, al pensar por un instante que iban a morir a manos de la enfurecida turba, se parapetaron perfectamente y portaban armas largas y cortas para evitar que la gente entrara a la Alcaldía, los enfurecidos e indignados vecinos tomaron varias veladoras que se encontraban prendidas en una ofrenda de muertos y las arrojaron al interior, lo que provocó que las instalaciones se incendiaran.
Debido a que el fuego alcanzó varios de los documentos de los archivos de las oficinas de catastro, el registro civil y varias otras áreas del ayuntamiento, las llamas rápidamente se propagaron y en cuestión de minutos convirtieron las instalaciones del Palacio Municipal en un verdadero infierno, estando en el interior los uniformados que como pudieron salieron por las puertas traseras para no morir quemados como era la intención de los moradores.
HUEHUETOCA, Méx., 2 de noviembre.- Los hechos que desataron la ira de los vecinos, se registraron al filo de las 2:00 de este día, a unos cuantos metros de las instalaciones del Palacio Municipal de Huehuetoca, sobre el Boulevard Huehuetoca, lugar donde más de 30 jóvenes que acababan de salir de un baile encabezado por dos conocidos grupos de música grupera, al calor de las copas protagonizaron violenta riña.
Debido que ambos grupos de rijosos se daban con todo y se corría el riesgo de que la violencia se desatara, pues así como iban saliendo del baile amigos y conocidos de los mismos rijosos entraban al intercambio de golpes, elementos de la Policía Municipal de inmediato se presentaron en el lugar para poner orden.
Sin embargo, como los uniformados fueron ampliamente superados por los revoltosos, quienes incluso los golpearon y agredieron, éstos en un intento por amedrantarlos sacaron sus armas de cargo y dispararon algunos balazos al aire.
Peo no obstante ello, los policías no lograron su objetivo, pues fueron replegados a golpes e incluso acorralados, por lo que uno de los municipales al verse rodeado y atacado a golpes por los rijosos realizó varios disparos con la intención de que éstos se abrieran y lo dejaran salir.
Pero, desafortunadamente uno de los disparos que realizó el policía municipal hizo blanco en la humanidad del niño Daniel Santillán Martínez, de 13 años de edad, quien a consecuencia del impacto de bala que recibió en la cabeza cayó instantáneamente muerto, además de que su tío Rafael Martínez, de 36 años de edad que lo acompañaba resultó gravemente lesionado, al ser alcanzado por varias de las balas perdidas, por lo que fue trasladado a bordo de una ambulancia de la Cruz roja a un hospital de la zona para su atención médica.
Al escuchar los gritos y las detonaciones de armas de fuego, varias de las personas que también salían del baile comenzaron a correr, por lo que en ese momento se vivieron momentos de terror e histeria en toda la zona.
Posteriormente, cuando los mismos asistentes al baile se enteraron que por la irresponsable acción de los policías municipales un inocente niño había muerto "sin deberla ni temerla", presos de la ira y de la indignación comenzaron a congregarse, tocaron las campanas del pueblo y enseguida más de 300 vecinos salieron de sus casas, llegaron al lugar y al enterarse de lo sucedido, a una sola voz comenzaron a gritar justicia, protagonizaron una serie de disturbios y por mutuo acuerdo decidieron linchar a los policías.
Sin embargo, como los enfurecidos vecinos estaban dispuestos a tomar la justicia en sus manos, primeramente voltearon y destrozaron las patrullas 049 y 045 y enseguida se trasladaron a las instalaciones de la alcaldía, donde protagonizaron hechos de violencia inusitados y trataron de sacar por la fuerza a los uniformados para cumplir con su cometido.
Pero como los municipales, que también vivieron momentos de terror, al pensar por un instante que iban a morir a manos de la enfurecida turba, se parapetaron perfectamente y portaban armas largas y cortas para evitar que la gente entrara a la Alcaldía, los enfurecidos e indignados vecinos tomaron varias veladoras que se encontraban prendidas en una ofrenda de muertos y las arrojaron al interior, lo que provocó que las instalaciones se incendiaran.
Debido a que el fuego alcanzó varios de los documentos de los archivos de las oficinas de catastro, el registro civil y varias otras áreas del ayuntamiento, las llamas rápidamente se propagaron y en cuestión de minutos convirtieron las instalaciones del Palacio Municipal en un verdadero infierno, estando en el interior los uniformados que como pudieron salieron por las puertas traseras para no morir quemados como era la intención de los moradores.
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