Patricia Carrasco
Al festejar ayer el domingo de la Sagrada Familia, la Iglesia Católica convocó a los mexicanos a combatir el odio, la violencia y el miedo, así como no dejar en el abandono a los niños ni a los ancianos.
Asimismo, remarcó la necesidad que todos tienen de la familia, "pero por el consumismo y la pérdida de valores sociales, ésta se ha debilitado".
En la misa dominical en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México advirtió sobre las amenazas a la familia, entre ellas la prostitución infantil, la drogadicción, la explotación de los menores de edad por redes criminales o por familiares.
Asimismo, elevó una oración por los migrantes, que por diversos motivos abandonan sus lugares de origen y emigran para garantizar el futuro a las generaciones venideras, para que no abandonen la fe y mantengan la fortaleza de sus familias y que la Virgen de Guadalupe los acompañe.
El prelado se pronunció contra el uso de San Nicolás y los Reyes de Oriente para promover el consumismo, sobre todo entre los niños, "quienes crecen sin valores, secos en su alma, pensando nada más en los éxitos materiales y no en lo que desde su corazón pueden compartir con los demás. Todo esto son amenazas contra la familia".
Los fieles ahí reunidos oraron para que los gobernantes comprendan que el valor de la familia no se reduce a intereses personales, grupales ni políticos, y para que los legisladores promulguen leyes que "promuevan el respeto a la vida".
En su homilía, manifestó que la sociedad tiene miedo, ante los diversos actos de violencia que a diario se registran.
El arzobispo primado de México sostuvo que las agresiones llegan aún más a las familias, desde los niños que dijo, incluso desde el vientre de la madre, sufre de violencia, con la práctica del aborto.
"Los niños en verdad son agredidos por esta cultura de muerte, pues con facilidad como digo se recurre al aborto que suprime la vida humana en el mismo seno de su madre... Nuestra sociedad permite que se manche el alma de los niños con la violencia, con el abuso y con gran indiferencia dejamos a los niños en el abandono", refirió.
Los creyentes rezaron por todos los que trabajan a favor de la vida humana, desde su concepción para que unidos en el amor fraterno, a los legisladores federales y locales promulguen leyes que promuevan el respeto a la vida y a la institución familiar.
Además, se oró por los que no tienen hogar, donde acogerse, por los que padecen hambre o sufren a causa de las discordias o la violencia intrafamiliar, para que Dios los consuele en su aflicción y pongan fin a sus penas.
Comentó que en estos días, la palabra más oída en estos días quizá sea la palabra "felicidades", "feliz Navidad".
"Todos nos encontramos con gente que queremos y le deseamos la felicidad en estos días. Todos queremos vivir estos días felices en familia. Y, sin embargo, el mundo no es feliz, el mundo sigue teniendo miedo y en los corazones siguen anidando los odios".
"Temer a Dios no es tenerle miedo, sino tenerlo muy guardado dentro de nosotros y hacerlo la guía de nuestro camino. Y a continuación el salmo nos enseña cuál es el ambiente donde se vive la felicidad de quien tiene al Señor muy dentro".
Dijo que los niños son agredidos por esta cultura de muerte, pues con facilidad se recurre al crimen del aborto, que suprime la vida humana en el seno de su madre.
"Nuestra sociedad permite que se manche el alma de los niños con la violencia o con el abuso y con gran indiferencia dejamos a los niños en el abandono: a veces el abandono que los transforma en niños en situación de calle, a veces el abandono que hace que crezcan solos sin nadie que les inculque los valores morales, o que les enseñe a amar a Dios y a dirigirse a El en la oración".
Los ancianos son un tesoro, incluso cuando tienen que ser atendidos de modo especial por sus enfermedades, pues ellos se convierten en fuente de solidaridad, de generosidad, de capacidad de dar sin esperar recibir, ellos son objeto de nuestra gratitud por todo lo que de ellos hemos recibido.
Que la Sagrada Familia de Nazaret nos enseñe a hacer de Jesús el centro de nuestro hogar por medio de la oración sencilla hecha en casa y por medio de la eucaristía compartida en familia cada domingo.
Al festejar ayer el domingo de la Sagrada Familia, la Iglesia Católica convocó a los mexicanos a combatir el odio, la violencia y el miedo, así como no dejar en el abandono a los niños ni a los ancianos.
Asimismo, remarcó la necesidad que todos tienen de la familia, "pero por el consumismo y la pérdida de valores sociales, ésta se ha debilitado".
En la misa dominical en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México advirtió sobre las amenazas a la familia, entre ellas la prostitución infantil, la drogadicción, la explotación de los menores de edad por redes criminales o por familiares.
Asimismo, elevó una oración por los migrantes, que por diversos motivos abandonan sus lugares de origen y emigran para garantizar el futuro a las generaciones venideras, para que no abandonen la fe y mantengan la fortaleza de sus familias y que la Virgen de Guadalupe los acompañe.
El prelado se pronunció contra el uso de San Nicolás y los Reyes de Oriente para promover el consumismo, sobre todo entre los niños, "quienes crecen sin valores, secos en su alma, pensando nada más en los éxitos materiales y no en lo que desde su corazón pueden compartir con los demás. Todo esto son amenazas contra la familia".
Los fieles ahí reunidos oraron para que los gobernantes comprendan que el valor de la familia no se reduce a intereses personales, grupales ni políticos, y para que los legisladores promulguen leyes que "promuevan el respeto a la vida".
En su homilía, manifestó que la sociedad tiene miedo, ante los diversos actos de violencia que a diario se registran.
El arzobispo primado de México sostuvo que las agresiones llegan aún más a las familias, desde los niños que dijo, incluso desde el vientre de la madre, sufre de violencia, con la práctica del aborto.
"Los niños en verdad son agredidos por esta cultura de muerte, pues con facilidad como digo se recurre al aborto que suprime la vida humana en el mismo seno de su madre... Nuestra sociedad permite que se manche el alma de los niños con la violencia, con el abuso y con gran indiferencia dejamos a los niños en el abandono", refirió.
Los creyentes rezaron por todos los que trabajan a favor de la vida humana, desde su concepción para que unidos en el amor fraterno, a los legisladores federales y locales promulguen leyes que promuevan el respeto a la vida y a la institución familiar.
Además, se oró por los que no tienen hogar, donde acogerse, por los que padecen hambre o sufren a causa de las discordias o la violencia intrafamiliar, para que Dios los consuele en su aflicción y pongan fin a sus penas.
Comentó que en estos días, la palabra más oída en estos días quizá sea la palabra "felicidades", "feliz Navidad".
"Todos nos encontramos con gente que queremos y le deseamos la felicidad en estos días. Todos queremos vivir estos días felices en familia. Y, sin embargo, el mundo no es feliz, el mundo sigue teniendo miedo y en los corazones siguen anidando los odios".
"Temer a Dios no es tenerle miedo, sino tenerlo muy guardado dentro de nosotros y hacerlo la guía de nuestro camino. Y a continuación el salmo nos enseña cuál es el ambiente donde se vive la felicidad de quien tiene al Señor muy dentro".
Dijo que los niños son agredidos por esta cultura de muerte, pues con facilidad se recurre al crimen del aborto, que suprime la vida humana en el seno de su madre.
"Nuestra sociedad permite que se manche el alma de los niños con la violencia o con el abuso y con gran indiferencia dejamos a los niños en el abandono: a veces el abandono que los transforma en niños en situación de calle, a veces el abandono que hace que crezcan solos sin nadie que les inculque los valores morales, o que les enseñe a amar a Dios y a dirigirse a El en la oración".
Los ancianos son un tesoro, incluso cuando tienen que ser atendidos de modo especial por sus enfermedades, pues ellos se convierten en fuente de solidaridad, de generosidad, de capacidad de dar sin esperar recibir, ellos son objeto de nuestra gratitud por todo lo que de ellos hemos recibido.
Que la Sagrada Familia de Nazaret nos enseñe a hacer de Jesús el centro de nuestro hogar por medio de la oración sencilla hecha en casa y por medio de la eucaristía compartida en familia cada domingo.
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