Alvaro Velázquez
NAUCALPAN, Méx.- Un jovencito, de 18 años de edad, fue arteramente asesinado de un balazo en la cabeza por delincuentes hasta el momento desconocidos que lo sorprendieron por la espalda cuando caminaba tranquilamente por la calle en compañía de un amigo que resultó ileso.
Consumado el cobarde asesinato los presuntos homicidas emprendieron la famosa huida y aunque hasta el momento no se sabe nada de ellos, familiares, amigos y vecinos del occiso que se mostraron sumamente consternados e indignados por el crimen exigieron a la PGJEM un trabajo de investigación serio y profundo de tal forma que dichos delincuentes sean identificados, buscados y puestos tras las rejas, pues con la impotencia reflejada en sus rostros aseguraron que no iban a permitir que este homicidio quede impune, pues afirmaron que el extinto era un joven bueno y amable que no merecía morir de esa forma.
Los hechos que costaron la vida de este muchachito, identificado como Alberto Déciga de tan sólo 18 años de edad, se registraron esta tarde sobre la calle Sierra Madre Norte, frente a la casa marcada con el número 38, en la peligrosa Colonia Benito Juárez, en este municipio.
Autoridades policiacas informaron que de acuerdo a las versiones que dio Rubén Ramírez, de 25 años de edad, amigo del ahora occiso, quien lo acompañaba al momento de los mortales hechos, caminaban tranquilamente por la calle cuando fueron sorprendidos por la espalda por dos delincuentes, a quienes no pudo identificar, uno de los cuales asesinó a quemarropa a Alberto de un balazo en la cabeza.
El espantado y desconcertado joven, dijo que después de que su amigo cayó instantáneamente muerto en medio de un charco de sangre y cuando pensaba que los agresores también lo iban a asesinar a él, sólo observó que corrieron para darse a la fuga y perderse entre las oscuras calles del lugar.
Al tener conocimiento de los hechos, elementos de la Policía Municipal, de la SSC y hasta del Ejército Mexicano que participaban en el operativo denominado BOM se presentaron en el lugar y de inmediato desplegaron un fuerte dispositivo policiaco en toda la zona, a fin de ubicar y detener a los criminales, pero como regularmente sucede en estos casos no tuvieron suerte, pues escaparon sin dejar pistas de su paradero.
Posteriormente a la misma escena del crimen se presentaron varios vecinos, entre los que figuraban familiares del malogrado jovencito, quienes al darse cuenta que había sido asesinado presos de la histeria, el dolor, el llanto y la indignación total exigieron a las mismas autoridades policiacas justicia y la captura de los criminales, pues a grito abierto afirmaban que un jovencito como Alberto que era un muchacho bueno que apenas comenzaba a vivir no merecía morir de esa forma, menos a manos de despiadados criminales.
En medio del escándalo que se originó en toda la colonia por el asesinato de este jovencito, el ministerio público del centro de justicia de Naucalpan se presentó en el lugar, donde una vez que realizó las diligencias ministeriales y ordenó el levantamiento del cadáver dio inicio a la carpeta de investigación correspondiente por el delito de homicidio contra quien resulte responsable.
Asimismo, el MP ordenó que el joven que acompañaba al occiso al momento de la ejecución fuera retenido y trasladado a las instalaciones del centro de justicia, a fin de que declarara en torno a los hechos y aportara datos que pudieran servir a la identificación de los presuntos homicidas; sin embargo, hasta el cierre de esta edición se informó que no se había obtenido ningún tipo de información de dicho joven, pues en todo momento se mantuvo en su posición de que nunca vio a los presuntos homicidas y aseguró que desconocía los motivos que tuvieron para asesinar de esa forma a Alberto.
Sin embargo, elementos de la Policía Ministerial que no descartaron, por la forma en que se dieron los hechos, que este jovencito haya sido asesinado en una venganza de presuntos delincuentes, informaron que ya someten a una serie de interrogatorios al testigo, pues casi tienen la seguridad de que este joven sabe mucho y que no quiere hablar por temor a sufrir posibles represalias por parte de los criminales.
NAUCALPAN, Méx.- Un jovencito, de 18 años de edad, fue arteramente asesinado de un balazo en la cabeza por delincuentes hasta el momento desconocidos que lo sorprendieron por la espalda cuando caminaba tranquilamente por la calle en compañía de un amigo que resultó ileso.
Consumado el cobarde asesinato los presuntos homicidas emprendieron la famosa huida y aunque hasta el momento no se sabe nada de ellos, familiares, amigos y vecinos del occiso que se mostraron sumamente consternados e indignados por el crimen exigieron a la PGJEM un trabajo de investigación serio y profundo de tal forma que dichos delincuentes sean identificados, buscados y puestos tras las rejas, pues con la impotencia reflejada en sus rostros aseguraron que no iban a permitir que este homicidio quede impune, pues afirmaron que el extinto era un joven bueno y amable que no merecía morir de esa forma.
Los hechos que costaron la vida de este muchachito, identificado como Alberto Déciga de tan sólo 18 años de edad, se registraron esta tarde sobre la calle Sierra Madre Norte, frente a la casa marcada con el número 38, en la peligrosa Colonia Benito Juárez, en este municipio.
Autoridades policiacas informaron que de acuerdo a las versiones que dio Rubén Ramírez, de 25 años de edad, amigo del ahora occiso, quien lo acompañaba al momento de los mortales hechos, caminaban tranquilamente por la calle cuando fueron sorprendidos por la espalda por dos delincuentes, a quienes no pudo identificar, uno de los cuales asesinó a quemarropa a Alberto de un balazo en la cabeza.
El espantado y desconcertado joven, dijo que después de que su amigo cayó instantáneamente muerto en medio de un charco de sangre y cuando pensaba que los agresores también lo iban a asesinar a él, sólo observó que corrieron para darse a la fuga y perderse entre las oscuras calles del lugar.
Al tener conocimiento de los hechos, elementos de la Policía Municipal, de la SSC y hasta del Ejército Mexicano que participaban en el operativo denominado BOM se presentaron en el lugar y de inmediato desplegaron un fuerte dispositivo policiaco en toda la zona, a fin de ubicar y detener a los criminales, pero como regularmente sucede en estos casos no tuvieron suerte, pues escaparon sin dejar pistas de su paradero.
Posteriormente a la misma escena del crimen se presentaron varios vecinos, entre los que figuraban familiares del malogrado jovencito, quienes al darse cuenta que había sido asesinado presos de la histeria, el dolor, el llanto y la indignación total exigieron a las mismas autoridades policiacas justicia y la captura de los criminales, pues a grito abierto afirmaban que un jovencito como Alberto que era un muchacho bueno que apenas comenzaba a vivir no merecía morir de esa forma, menos a manos de despiadados criminales.
En medio del escándalo que se originó en toda la colonia por el asesinato de este jovencito, el ministerio público del centro de justicia de Naucalpan se presentó en el lugar, donde una vez que realizó las diligencias ministeriales y ordenó el levantamiento del cadáver dio inicio a la carpeta de investigación correspondiente por el delito de homicidio contra quien resulte responsable.
Asimismo, el MP ordenó que el joven que acompañaba al occiso al momento de la ejecución fuera retenido y trasladado a las instalaciones del centro de justicia, a fin de que declarara en torno a los hechos y aportara datos que pudieran servir a la identificación de los presuntos homicidas; sin embargo, hasta el cierre de esta edición se informó que no se había obtenido ningún tipo de información de dicho joven, pues en todo momento se mantuvo en su posición de que nunca vio a los presuntos homicidas y aseguró que desconocía los motivos que tuvieron para asesinar de esa forma a Alberto.
Sin embargo, elementos de la Policía Ministerial que no descartaron, por la forma en que se dieron los hechos, que este jovencito haya sido asesinado en una venganza de presuntos delincuentes, informaron que ya someten a una serie de interrogatorios al testigo, pues casi tienen la seguridad de que este joven sabe mucho y que no quiere hablar por temor a sufrir posibles represalias por parte de los criminales.
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