Patricia Carrasco
La Arquidiócesis Primada de México aseguró que la sociedad mexicana debe preocuparse y contrariarse por "la chaponización de México".
Joaquín Guzmán Loera "El Chapo" es el prototipo de la delincuencia privilegiada cuya influencia llegó a las portadas de revistas internacionales de negocios.
"Lejos de festejar su captura, deberíamos preocuparnos por la narcocultura y la mitificación del capo", alertó.
En el editorial: "Chaponización" publicado en el semanario católico "Desde la fe", la Iglesia destaca que "desde su fuga de la prisión federal de máxima seguridad de Puente Grande, se constataron las redes de corrupción tejidas por 'El Chapo', abriendo la puerta a la omnipresencia del capo, de su lucha por las plazas y el poder del crimen organizado.
Asimismo, señaló que nos debemos preocupar por la corrupción de autoridades que protegen y encubren a los cárteles; preguntarnos por la situación del pueblo sinaloense manipulado y abandonado de la protección de los responsables del bien común; irritarnos por las infortunadas iniciativas del Poder Legislativo y del PRD que hacen de la legalización de la mariguana la panacea a las adicciones y violencia.
"El Chapo" jamás desapareció, el Estado invirtió recursos humanos y millonarios para su captura de forma inútil, y su paradero era conocido en las comunidades agradecidas al padrino hacedor de justicia; "todo mundo sabía dónde vivía, menos la autoridad", dijo en 2009 el arzobispo de Durango, monseñor Héctor González Martínez.
Ante la convocatoria para marchar a favor de "El Chapo" y exigir su excarcelación surgen preguntas ineludibles como quiénes están a la cabeza, protegen y operan la estructura criminal de este delincuente, citó.
Así como quiénes estuvieron detrás de la marcha, qué autoridades solaparon la convocatoria y quiénes fueron corrompidos por el dinero de "El Chapo" para apoyar la narcomarcha.
Proclamado como héroe, algunos cientos demostraron la falsa solidaridad por quien hizo el bien a Sinaloa, según los dichos del pueblo en las coplas de los narcocorridos.
De inmediato la Iglesia de Culiacán, encabezada por monseñor Jonás Guerrero Corona, calificó el acto de "inmoral", y que usó una fachada religiosa al desembocar en la Catedral de la capital sinaloense.
Cayó sin resistencia y bala percutida alguna. Las loas a los responsables de la seguridad pública y nacional contrastaron con el efectivo aparato propagandístico gubernamental que apresuró a desmentir cualquier cuestionamiento sobre la identidad del detenido; desde la captura hasta su reclusión, "El Chapo" fue exhibido y sometido para dar un mensaje definitivo: "Logramos lo que otros no pudieron".
La Arquidiócesis Primada de México aseguró que la sociedad mexicana debe preocuparse y contrariarse por "la chaponización de México".
Joaquín Guzmán Loera "El Chapo" es el prototipo de la delincuencia privilegiada cuya influencia llegó a las portadas de revistas internacionales de negocios.
"Lejos de festejar su captura, deberíamos preocuparnos por la narcocultura y la mitificación del capo", alertó.
En el editorial: "Chaponización" publicado en el semanario católico "Desde la fe", la Iglesia destaca que "desde su fuga de la prisión federal de máxima seguridad de Puente Grande, se constataron las redes de corrupción tejidas por 'El Chapo', abriendo la puerta a la omnipresencia del capo, de su lucha por las plazas y el poder del crimen organizado.
Asimismo, señaló que nos debemos preocupar por la corrupción de autoridades que protegen y encubren a los cárteles; preguntarnos por la situación del pueblo sinaloense manipulado y abandonado de la protección de los responsables del bien común; irritarnos por las infortunadas iniciativas del Poder Legislativo y del PRD que hacen de la legalización de la mariguana la panacea a las adicciones y violencia.
"El Chapo" jamás desapareció, el Estado invirtió recursos humanos y millonarios para su captura de forma inútil, y su paradero era conocido en las comunidades agradecidas al padrino hacedor de justicia; "todo mundo sabía dónde vivía, menos la autoridad", dijo en 2009 el arzobispo de Durango, monseñor Héctor González Martínez.
Ante la convocatoria para marchar a favor de "El Chapo" y exigir su excarcelación surgen preguntas ineludibles como quiénes están a la cabeza, protegen y operan la estructura criminal de este delincuente, citó.
Así como quiénes estuvieron detrás de la marcha, qué autoridades solaparon la convocatoria y quiénes fueron corrompidos por el dinero de "El Chapo" para apoyar la narcomarcha.
Proclamado como héroe, algunos cientos demostraron la falsa solidaridad por quien hizo el bien a Sinaloa, según los dichos del pueblo en las coplas de los narcocorridos.
De inmediato la Iglesia de Culiacán, encabezada por monseñor Jonás Guerrero Corona, calificó el acto de "inmoral", y que usó una fachada religiosa al desembocar en la Catedral de la capital sinaloense.
Cayó sin resistencia y bala percutida alguna. Las loas a los responsables de la seguridad pública y nacional contrastaron con el efectivo aparato propagandístico gubernamental que apresuró a desmentir cualquier cuestionamiento sobre la identidad del detenido; desde la captura hasta su reclusión, "El Chapo" fue exhibido y sometido para dar un mensaje definitivo: "Logramos lo que otros no pudieron".
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