Enrique Hernández
Pánico, embotellamientos, personas con crisis nerviosa, saturación de líneas telefónicas, fallas en el servicio eléctrico, desalojos, causó el fuerte sismo de 6.4 grados que se sintió ayer.
Cuando el reloj marcaba unos segundos después del mediodía de ayer, en todo el Distrito Federal se escucharon las diversas alarmas sísmicas, seguido del murmuro en general: "está temblando".
El movimiento telúrico, primero comenzó con una intensidad leve, pero en unos segundos acrecentó a tal manera que quienes estaban principalmente en inmuebles altos, salieron a toda prisa para colocarse en lugares seguros, siempre con la mirada en alto, ya que los edificios se movían de un lado a otro.
Asimismo, encargados y comisionados de aplicar las disposiciones de protección civil, dieron marcha al plan de emergencia, por lo que en minutos las calles y principales avenidas se vieron colmadas de gente que trataba de mantener la calma.
Durante un recorrido que hicieron los representantes de LA PRENSA, principalmente en lugares donde existen edificios altos, como es la Colonia Roma, Juárez, Condesa, Tlatelolco, entre otras, se contempló que los camellones, parques y explanadas fueron ocupadas por todo tipo de gente.
Oficinistas, empleados, trabajadores de la construcción, sólo por mencionar algunos, trataban de utilizar sus teléfonos celulares para comunicarse con sus seres queridos.
En tanto los automovilistas en una acción responsable, detuvieron su marcha en las avenidas para dar paso al tumulto de gente que aguardó el tiempo necesario para volver a sus casas o fuente de trabajo.
Los semáforos, ante el movimiento de tierra, dejaron de funcionar, por lo que automovilistas quedaron varados por casi una hora, ante esto los elementos de tránsito de la SSPDF, hicieron lo posible por agilizar el tránsito.
En edificios como la Torre de Pemex, así como La Torre Mayor, El Caballito, además de la Latinoamericana, muchas mujeres se quitaron las zapatillas con el fin de desalojar sin tropezarse.
Los cuerpos de socorro, recorrieron la ciudad a sirena abierta para atender algunas personas que sufrieron crisis nerviosa.
En las escuelas, los profesores, decidieron que los niños ya no volvieran a las aulas, hasta que los padres de familia los recogieran.
La mayor parte de la gente, asustada comentó que el temblor, "se sintió más fuerte que el ocurrido en la Semana Santa. Este estuvo cabrón", comentaron.
También helicópteros de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, sobrevolaron toda el área metropolitana para verificar algún daño, sin embargo, las mismas autoridades reportaron que el saldo literalmente fue blanco.
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