Patricia Carrasco
En el encuentro del Papa Francisco con cerca de 80 obispos mexicanos, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el cardenal y arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, informó al jefe de la Iglesia Católica mundial sobre la situación en sus diversas diócesis.
En la Sala Clementina del Vaticano al mediodía de ayer, ante el Papa, Robles Ortega señaló que el pueblo de México junto con su gobierno buscan darse las estructuras adecuadas para un desarrollo justo y sustentable para todos.
Asimismo reconoció la "extendida y endémica pobreza en un gran sector de la población, con todo lo que esto conlleva: ignorancia, enfermedades, abandono del campo, emigración a la ciudad y al vecino país del norte".
A través de un comunicado la CEM describió que el encuentro, que se desarrolló en un ambiente de alegría y fraternidad, comenzó con las palabras de Robles Ortega, quien describió el sufrimiento de muchos migrantes, que frecuentemente son víctimas de atracos, extorsión, violaciones y muerte.
También se refirió a la presencia y actividad del narcotráfico, "que ha causado profunda división, muchas muertes, daños a la salud física de la juventud y a la salud moral de las familias; y que ha sido causa, además, de la ruptura del tejido social".
Afirmando que el pueblo de México, juntamente con sus autoridades civiles, busca darse las estructuras adecuadas para un desarrollo justo y sustentable para todos, reconoció la "extendida y endémica pobreza en un gran sector de la población, con todo lo que esto conlleva: ignorancia, enfermedades, abandono del campo y emigración a la ciudad y al vecino país del norte.
"Los mexicanos somos un pueblo que ama, celebra y canta a la vida -dijo- tenemos que lamentar cómo se ha ido enseñoreando la cultura de la muerte, manifestada en una falta de respeto a la sacralidad de la misma vida, no sólo en las muertes violentas y crueles del crimen organizado, sino también en la mentalidad abortista de algunos sectores, muchas veces impulsada por políticas de agenda que atentan contra nuestra conciencia, la soberanía de nuestra nación y directamente contra el santuario de la vida, la familia".
Reconociendo que el pueblo mexicano ama la convivencia, y practica la solidaridad y la hospitalidad, se lamentó de "las hondas divisiones en algunos sectores de la sociedad, provocadas muchas veces por intereses de partidos políticos y grupos de poder que no buscan el bien común sino su propio beneficio".
Manifestó que a la base de estas oscuras realidades, está la arraigada cultura de la corrupción, la impunidad y la ambición desmedida. La ausencia de la cultura de la legalidad, del compromiso social, de la corresponsabilidad ciudadana, la pérdida de la conciencia de la moralidad de los actos y las omisiones, "en fin, la realidad del pecado".
Asimismo se refirió al abandono e indiferencia de numerosos bautizados católicos; la acentuada ignorancia religiosa, la ausencia del compromiso de muchos laicos en las realidades temporales, y el desconocimiento y falta de aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia.
"Como Conferencia Episcopal -añadió- nos hemos esforzado por acompañar el caminar de nuestro pueblo, poniendo especial atención a las familias, a los jóvenes, a los indígenas y a la pastoral vocacional, con pronunciamientos y orientaciones, valiéndonos también del Magisterio Pontificio y Latinoamericano, sobre todo del presente siglo".
Luego precisó que en la carta pastoral "del encuentro con Cristo a la solidaridad con todos" del año 2000, "se marcan las líneas pastorales por donde hemos caminado en estos casi catorce años, teniendo como objetivo que el encuentro con Jesucristo vivo, se convierta en un camino permanente de conversión, para reafirmar la comunión eclesial y para propiciar la solidaridad y la misión, de manera que podamos responder a los desafíos actuales que enfrenta la nación y la Iglesia en México".
En el encuentro del Papa Francisco con cerca de 80 obispos mexicanos, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el cardenal y arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, informó al jefe de la Iglesia Católica mundial sobre la situación en sus diversas diócesis.
En la Sala Clementina del Vaticano al mediodía de ayer, ante el Papa, Robles Ortega señaló que el pueblo de México junto con su gobierno buscan darse las estructuras adecuadas para un desarrollo justo y sustentable para todos.
Afirmando que el pueblo de México, juntamente con sus autoridades civiles, busca darse las estructuras adecuadas para un desarrollo justo y sustentable para todos, reconoció la "extendida y endémica pobreza en un gran sector de la población, con todo lo que esto conlleva: ignorancia, enfermedades, abandono del campo y emigración a la ciudad y al vecino país del norte.
"Los mexicanos somos un pueblo que ama, celebra y canta a la vida -dijo- tenemos que lamentar cómo se ha ido enseñoreando la cultura de la muerte, manifestada en una falta de respeto a la sacralidad de la misma vida, no sólo en las muertes violentas y crueles del crimen organizado, sino también en la mentalidad abortista de algunos sectores, muchas veces impulsada por políticas de agenda que atentan contra nuestra conciencia, la soberanía de nuestra nación y directamente contra el santuario de la vida, la familia".
Reconociendo que el pueblo mexicano ama la convivencia, y practica la solidaridad y la hospitalidad, se lamentó de "las hondas divisiones en algunos sectores de la sociedad, provocadas muchas veces por intereses de partidos políticos y grupos de poder que no buscan el bien común sino su propio beneficio".
Manifestó que a la base de estas oscuras realidades, está la arraigada cultura de la corrupción, la impunidad y la ambición desmedida. La ausencia de la cultura de la legalidad, del compromiso social, de la corresponsabilidad ciudadana, la pérdida de la conciencia de la moralidad de los actos y las omisiones, "en fin, la realidad del pecado".
"Como Conferencia Episcopal -añadió- nos hemos esforzado por acompañar el caminar de nuestro pueblo, poniendo especial atención a las familias, a los jóvenes, a los indígenas y a la pastoral vocacional, con pronunciamientos y orientaciones, valiéndonos también del Magisterio Pontificio y Latinoamericano, sobre todo del presente siglo".
Luego precisó que en la carta pastoral "del encuentro con Cristo a la solidaridad con todos" del año 2000, "se marcan las líneas pastorales por donde hemos caminado en estos casi catorce años, teniendo como objetivo que el encuentro con Jesucristo vivo, se convierta en un camino permanente de conversión, para reafirmar la comunión eclesial y para propiciar la solidaridad y la misión, de manera que podamos responder a los desafíos actuales que enfrenta la nación y la Iglesia en México".
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