Enrique Hernández
La señora Porfiria tiene 78 años de edad, 71 los ha pasado trabajando y desde entonces no ha descansado un solo día, ni siquiera el 10 de mayo; su vida, asegura, "es el trabajo".
Ella es madre, tiene cinco hijos quienes le han pedido que descanse, pero para ella esas palabras son como una ofensa. "Si no hago algo, me enfermo; les digo, me quieren matar, pues pídanme que deje de trabajar", refirió.
Ayer vendía flores para las mamás, con gusto depilaba las espinas de los rosales rojos traídos de Xochimilco: "lleve su ramo, barato, barato", ofrecía.
Como esta señora, miles de madres salieron a la calle como cualquier otro día en busca del sustento familiar. La señora María Teresa fue una de ellas, ayer le tocó cortar en pedazos al menos 100 pollos.
Doña Rosa salió temprano este 10 de mayo; se aventuró a la calle para hacer su trabajo lo más pronto posible, ya que en su trabajo le condicionaron, "si acabas rápido, te vas temprano".
Por eso hizo un esfuerzo, "con tal de irme con mis hijos, estoy trabajando desde dos horas antes de mi entrada", recalcó.
No obstante, muchas amas de casa, pese a todo fueron homenajeadas, cada quien a sus posibilidades y gustos. A la señora María Elena Morales sus hijos le llevaron un borrego en barbacoa, al son del mariachi disfrutaron de este día con la mamá, aquella que incondicionalmente siempre ha dado todo por sus descendientes.
Otras fueron agasajadas con una flor, pero lo más importante es el detalle, no importa lo que se dé, ni el costo o lo ostentoso, lo más importante es disfrutar de quien nos dio el ser: "son una bendición de Dios", dijo la señora Patricia Díaz, quien pasó la fecha al lado de su madre y con sus hijos.
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