¡VIACRUCIS!

J. Adal­ber­to Vi­lla­sa­na Lo úni­co que les de­ja­mos a los hi­jos es la edu­ca­ción, de­cían las abue­las, pe­ro pa­ra al­gu­nas fa­mi­lias el re­gre­so a cla­ses es prác­ti­ca­men­te un via­cru­cis, to­da vez que mu­chas vi­ven con su eco­no­mía al día y es­ta tem­po­ra­da re­pre­sen­ta no só­lo la com­pra de úti­les y uni­for­mes, si­no que es­tán los za­pa­tos y te­nis. Se es­ti­ma que el gas­to pro­me­dio por alum­no de edu­ca­ción bá­si­ca es de dos mil pe­sos, por lo que una fa­mi­lia con dos in­te­gran­tes en es­te ni­vel necesitará cua­tro mil pe­sos. En­tre los gas­tos más fuer­tes es­tán los uni­for­mes, to­da vez que un pan­ta­lón en pro­me­dio cues­ta 150 pe­sos, el swea­ter 200, con el es­cu­do de la es­cue­la, ade­más hay que bor­dar­lo; 50 pe­sos de ca­mi­sa; za­pa­tos 300 pe­sos, al igual que los te­nis, en ca­so de que ya la del año pa­sa­do dio de sí, hay que com­prar una mo­chi­la con un cos­to de al­re­de­dor de 300 pe­sos, y fal­tan las cal­ce­tas y cal­ce­ti­nes. Mien­tras que la lis­ta de úti­les es­co­la­res se cu­bre con un cos­to pro­me­dio de 500 pe­sos. Cuan­do los hi­jos son del mis­mo se­xo y se cui­dó el uni­for­me, el me­nor "he­re­da" y se ami­no­ra el gas­to, pe­ro no siem­pre su­ce­de así. Así, con tiem­pos di­fí­ci­les pa­ra los pa­dres de fa­mi­lia que aun­que to­ma­ron pre­vi­sio­nes, siem­pre es un gas­to im­por­tan­te el re­gre­so a cla­ses, más cuan­do mu­chos de ellos hi­cie­ron el es­fuer­zo por lle­var a la fa­mi­lia, aun­que sea un fin de se­ma­na a la pla­ya o a un par­que acuá­ti­co cer­ca­no a su lo­ca­li­dad. Es­te es el pe­núl­ti­mo fin de se­ma­na de las va­ca­cio­nes y ayer las fe­rias de úti­les y uni­for­mes lu­cie­ron aba­rro­ta­das, así co­mo los lu­ga­res tra­di­cio­na­les de la ca­pi­tal del país, en los que los pa­dres de fa­mi­lia se sur­ten de lo ne­ce­sa­rio. El de­sem­bol­so de las fa­mi­lias es im­por­tan­te, pe­ro los pa­dres rea­li­zan un gran es­fuer­zo, por­que ven en la edu­ca­ción una for­ma de su­pe­ra­ción de sus hi­jos, "más por­que aho­ra pa­ra cual­quier tra­ba­jo ya pi­den cer­ti­fi­ca­do", ex­pre­só la se­ño­ra Leo­nor Cor­tés. Ade­más de los gas­tos de en­tra­da, las fa­mi­lias tie­nen que pre­ver el trans­por­te y el lunch que se le po­ne a los ni­ños pa­ra ir a la es­cue­la. Así se ve que pa­dres van y vie­nen con mo­chi­las, cua­der­nos, lá­pi­ces, bo­rra­do­res, len­tes, uni­for­mes y has­ta cor­te de ca­be­llo pa­ra que los ni­ños re­gre­sen a cla­ses con to­do lo so­li­ci­ta­do en la es­cue­la. "Se me hi­cie­ron mu­chos úti­les que pi­die­ron en la es­cue­la, pe­ro qué le va­mos a ha­cer", ex­pre­só el se­ñor Ri­car­do Ló­pez, quien tie­ne que ha­cer el gas­to pa­ra dos hi­jos en pri­ma­ria. Y es que no se tra­ta só­lo de com­prar ba­ra­to, si­no de ha­cer el gas­to por al­go que les du­re, aun­que no to­do el cur­so, pe­ro sí por lo me­nos la mi­tad, agre­gó.