En varias alocuciones durante su breve estancia (apenas once horas) en Tirana, el Papa subrayó: "Que nadie piense que puede escudarse en Dios cuando proyecta y realiza actos de violencia y abusos" y recalcó que "matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio y discriminar en nombre de Dios es inhumano".
Independientemente de la opresión que vivieron los religiosos durante la dictadura comunista (1944-1992), Albania nunca dejó de ser un país en el que las distintas comunidades religiosas siempre mantuvieron buenas relaciones entre sí, la mayoría musulmana (casi 60 %) y la minoría cristiana (10 % católicos y 7 % ortodoxos).
Albania es además uno de los países más pobres de Europa, y por tanto, destino natural de Francisco, como demostró en viajes anteriores, centrados en poner el acento en clamar contra la miseria.
Aunque en su visita de hoy, la crítica al capitalismo desenfrenado fue menos pronunciada que en otros viajes, también estuvo presente, y en su discurso en el palacio presidencial, recalcó la necesidad de responder a la globalización de los mercados con una "globalización de la solidaridad".
Uno de los principales acentos de esta visita fue rendir homenaje a los mártires del comunismo, como recordaban las cuarenta fotografías de religiosos asesinados colgadas en el Bulevar de los Mártires de la Nación, que conduce a la Plaza de la Madre Teresa, donde se celebró una misa multitudinaria.
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