Patricia Carrasco
En la misa dominical en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México, manifestó: "estamos viviendo una violencia y un desprecio al ser humano, a la vida humana, que no nos podíamos imaginar y que son incompatibles con la vida cristiana".
En su homilía, el prelado señaló que despreciar a cualquier persona, maltratar a la esposa o a los hijos, difamar o calumniar al hermano, escandalizar a un niño, humillar a un indígena, torturar a un preso, es una verdadera profanación del templo de Dios.
Sostuvo que la crueldad contra la vida humana que se registra en estos momentos es incompatible con el Evangelio.
Para San Juan, el cuerpo de Cristo es el nuevo templo, la nueva tienda en la que Dios habita entre los hombres, así lo expresa también en su libro del Apocalipsis, a propósito de la Jerusalén mesiánica: "no vi santuario alguno en ella, porque el Señor, Dios todopoderoso, y el Cordero, es su santuario".
En este tiempo secular, valoremos los templos como espacios ideales para relacionarnos con Dios y encontrarnos como familia de Dios; construyamos con piedras vivas la Iglesia espiritual consagrada a Dios, y amemos a Jesucristo Templo de Dios que está "siempre vivo" para interceder por nosotros.
En el sermón, el jerarca católico refirió: "sólo las fiestas del Señor pueden desplazar la liturgia propia de los domingos del tiempo ordinario. Esto nos lleva a concluir que la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán se considera fiesta del Señor y de su Iglesia, y como tal debe tratarse. La Basílica de San Juan de Letrán, dedicada a Cristo el Salvador, es la Catedral de Roma, donde el Papa tiene su "cátedra" permanente o trono de enseñanza y por esto se considera como la "madre y cabeza de todas las iglesias del mundo".
El Papa, sucesor de Pedro, por ser el Obispo de Roma, es el primer responsable de la Iglesia Católica, por eso todas nuestras comunidades festejan la dedicación de San Juan de Letrán: para celebrar en torno al Papa la unidad de la Iglesia de Cristo. Las lecturas que hemos escuchado este domingo nos invitan a penetrar el significado de los templos cristianos, de los cristianos como templos y de Jesucristo como templo de Dios.
Es verdad que desde la encarnación de Jesús, toda la Tierra ha quedado sacralizada, y se puede adorar a Dios en cualquier parte, así lo enseñó Jesús a la Samaritana: "a Dios hay que adorarlo en espíritu y en verdad" y esto es posible en todo lugar y tiempo. Pero no hay duda de que los recintos materiales dedicados al culto nos ayudan a concentrarnos en nuestras relaciones con Dios.
En los templos católicos se encuentra real y verdaderamente presente Cristo, el Hijo de Dios, en la Eucaristía que nos dejó.
Pero también es importante recordar que el templo cristiano, a diferencia de los templos paganos, es la casa del pueblo de Dios, es la casa de la Iglesia, esto quiere decir que es más importante la Iglesia-pueblo que la Iglesia-edificio.
Los cristianos siempre harán resaltar la importancia de los templos como lugares especialmente consagrados a Dios, como lugares del pueblo santo de Dios, los lugares de reunión de la Iglesia.
Sólo así podríamos entender la rebelión de Jesús contra las profanaciones del templo, como aparece hoy en el evangelio al expulsar a los mercaderes.
La Iglesia, nosotros los cristianos, somos el templo de Dios y las estructuras humanas son inadecuadas para expresar el misterio de la Iglesia en donde Dios habita.
El pensamiento central de esta fiesta sobre la dedicación del templo cristiano lo debemos dedicar a Jesucristo como el templo de Dios para los hombres.
El "puso su tienda entre nosotros" para acompañarnos en nuestra peregrinación por el desierto de la historia
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