Patricia Carrasco
Recordó que la libertad no consiste en hacer lo que se nos viene en gana, sino en el autodominio, entendiendo que debemos tomar acciones respondiendo a los demás, viviéndola en la red de relaciones en la que vivimos, comenzando con la familia.
En el encuentro en el que participan rectores de universidades, responsables de educación pública y privada, padres de familia y organizaciones de la sociedad civil, dijo que "necesitamos una palestra, un campo de entrenamiento, un gimnasio para educarnos en la libertad y en el amor.
"Y la primera palestra, es la familia, acompañada de la escuela, la sociedad y la comunidad cristiana".
En su participación mencionó que nuestro país al igual que el resto del mundo vive una crisis cultural.
Por su parte, el arzobispo primado de México señaló que "es más importante, en el México que estamos viviendo, llegar a los más pobres y desprotegidos con la educación.
En tanto, el cardenal de Guadalajara y presidente de la CEM, José Francisco Robles Ortega, explicó que "el modelo de educación en México no debe ver a la persona humana como una utilidad económica ni propiciar que su principal referente sea la pertenencia a un nuevo contexto cultural o político caracterizado por una tendencia o etapa de la Humanidad que hoy puede ser tecnológica o la fuerte actividad comercial".
Suárez Inda lamentó que junto a este crecimiento exagerado del crecimiento de la libertad, las personas son más manipulables. Hay una fragilidad a la propia libertad. Se ha abandonado lo convencional de la familia y se ha generado una depresión social que al final nos podría llevar a la autodestrucción.
Ante esta "libertad malgastada", el arzobispo citó que prevalecen tres actitudes; el pesimismo, el urgir a que se respeten las normas de convivencia y la tercera y, en su opinión, la que debe seguir la sociedad el descubrir en esta crisis un tiempo de gracias.
"Es una ocasión propicia y privilegiada para proponer el mensaje evangélico, una actitud orientada al amor"
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