CHILPANCINGO, Gro., (Notimex).- Una vieja tradición sigue vigente. Como cada año en el municipio de Zitlala -que en náhuatl significa Lugar de Estrellas- recibió visitantes que acudieron a la fiesta de la Pelea de Xochimilcas 2015, en un Martes de Carnaval.
Día con clima agradable, ideal para la fiesta que sin excepción se llevó a cabo cuando hombres y mujeres se dieron cita en la explanada municipal para participar en el rito de la petición de lluvias, o como dicen los principales del lugar, para pelear por la novia.
Desde temprana hora, los xochimilcas se prepararon para esta fecha especial y desde los distintos puntos del municipio, se dieron cita en la comida y preparación en el ritual del día. Las peleas de unos contra otros en la petición del agua.
Como cada Martes de Carnaval, los xochimilcas, vestidos con el tradicional traje de acateca, provenientes de los barrios los guerreros de Cabecera, San Mateo y San Francisco, cumplieron la añeja costumbre y dirimieron a su manera su compromiso ancestral.
Los asistentes -que llegaron de distintos lugares del Estado- fueron testigos de los enfrentamientos a puño limpio, en los que participan por igual, hombres, mujeres y niños.
Acompañado del presidente municipal de Zitlala, Francisco Tecuchillo Neri y la secretaria de Asuntos Indígenas del Estado, Martha Sánchez Néstor, el gobernador Rogelio Ortega Martínez presenció el ritual previo a la confrontación, donde el alcalde hizo la tradicional entrega de mezcal a los representantes de cada barrio participante.
La tradición de este Martes de Carnaval, que inició a las 15:50 horas, continuó toda la tarde, mientras los xochimilcas eran animados por sus compañeros, vecinos y familiares, dando lo mejor de sí para cumplir esta costumbre, que data de tiempos ancestrales y que se transmite de generación a generación.
Pero también, como lo marca la tradición, al final de cada batalla, los contendientes quedaron tan amigos como siempre, porque el día del Carnaval termina y la fiesta también.
Ahora, los trajes de acateca, los paliacates, vendas, botes y las máscaras de luchadores -incorporadas en años recientes como parte del vestuario de los xochimilcas- esperarán otro año para volver al campo de batalla y que nuevamente la explanada municipal cobre vida con la fiesta, porras y gritos de estos guerreros
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