CIUDAD DEL VATICANO, (Notimex).- Con las historias concretas, de víctimas reales, comenzó la jornada "Esclavitud moderna y cambio climático. El compromiso de las ciudades". Antes de que tomasen la palabra los gobernantes de grandes urbes como Nueva York, Bogotá, Madrid, Estocolmo, California y Milán, hablaron aquellas que fueron salvadas y recuperaron su libertad.
En el evento, el Papa Francisco, conmovido, charló con las jóvenes mexicanas que habían compartido sus amargas experiencias.
Las historias desgarradoras de dos jóvenes mexicanas víctimas de trata de personas sacudieron hoy la apertura de un encuentro contra la trata de personas y el cambio climático, organizado por la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales, que congregó a decenas de alcaldes de grandes urbes del mundo en el Vaticano, ante un auditorio de más de 300 personas.
Sunduri, Esclavizada, atesora hojas en blanco
Desde que recuperó su libertad, su más grande tesoro es una hoja en blanco. Es el símbolo de su nueva vida, tras una existencia de vejaciones y esclavitud. En ella decidió escribir sus sueños y anhelos. El primero fue "acostarse en el pasto y respirar el aire libre".
Sunduri, como se decidió llamar, recuperó su vida hace poco más de dos meses. Dejó atrás cinco años de esclavitud y vejaciones que marcaron con más de 600 cicatrices su cuerpo. Su historia hoy sacudió al Vaticano.
Ella no quiere que aparezca su nombre real. Prefiere ser identificada con su sobrenombre, que significa "niña hermosa".
Ella procede de la Ciudad de México y ahora forma parte de la Comisión Unidos contra la Trata. Su complexión minuta hizo más vívido su relato. Recordó que todos los seres humanos son iguales y el dinero no hace mejores a unos sobre otros.
"Yo les invito a todos ustedes a que escribamos una nueva vida, una hoja en blanco. No es posible que siga habiendo esta esclavitud en el siglo XXI, no es posible que todos nos hagamos ciegos de esta esclavitud. Los invito a que acabemos con la esclavitud, con la trata de personas", clamó.
Karla Jacinto, esclava sexual, madre de dos hijas "intocables"
Karla Jacinto, también mexicana, contó su historia. Reconoció haber sido esclava sexual desde los 12 a los 16 años. Hace siete llegó a la Fundación Camino a Casa con el odio y el miedo en los ojos. Hoy tiene dos hijas, y está dispuesta a dar su vida para que no pasen lo que ella debió atravesar.
"Antes era otra persona, antes tenía odio, esos ojos de los cuales sale enojo contra la gente, algunos me querían ayudar y yo no sabía si eran buenos o no. No es bonito contarte cuando me prostituía, pero si es bonito contarte cuando te contamos que la vida sigue. Tenemos muchos sueños que cumplir y hoy somos libres", estableció.
Fue un "cliente" de nombre José Víctor quien se apiadó de ella y la liberó de las cadenas de la esclavitud sexual en la que vivía. Para entonces unas 42,300 personas habían usado su cuerpo.
Hoy agradece por su nueva vida. Como lo hizo al final de su presentación, cuando elevó una oración: "Gracias a Dios porque nos ha dado la oportunidad de ser mejores personas"
.
Publicar un comentario