Raúl Macías, Foto: Luis A. Barrera
¡Pos me salto! Y así fue. Jesús Juárez San Martín, un hombre de 34 años de edad, presuntamente con una fuerte depresión, durante varios minutos tuvo a vecinos y elementos policiacos bajo un vilo. Amenazaba con lanzarse al vacío y de pronto tomó la decisión fatal. Él pensaba que iba a salir todo bien, se lanzó desde un cuarto piso de un edificio, pero unas láminas frustraron su "sueño".
Su situación personal, su deseo por alejarse de la vida, primero preocupó a familiares y autoridades, pero conforme iban pasando los minutos, todo se vio como un show. Esperar a los reporteros para que tomaran cada minuto de la amenaza, estaba entre que se lanzaba y se arrepentía. Solamente él sabía cuáles eran sus intenciones: entre la hombría y el dolor.
Pudo más su dolor que el amor por la vida y, que se lanza desde un cuarto piso de un inmueble localizado en la calle de Santa Escuela, en la zona de La Merced, donde algunos declararon: "lo vi caer", pero todo se convirtió en morbo, en dolor ajeno, en no saber qué ocurría. Algunos lo vieron moverse todavía y sabían o pensaban que había algo por hacer, y así fue.
Los paramédicos llegaron. Jesús vivía, se tenía que actuar de emergencia, el sujeto se movía y se procedió a reanimarlo, dentro de la cuestión de lesiones, mas no dentro de lo psicológico, porque, al parecer era ahí el problema, pero serán los médicos quienes determinen el problema mental que tenga esta persona, a quien le falló su decisión de "huir por la puerta falsa".
Benditas láminas, dijeron algunos testigos, si no hubieran estado, al presunto suicida, lo estarían velando. Y todo quedó en morbo, porque algunas "gentes", sacaron su celular y dispositivos móviles, para tomar paso a paso, la amenaza de un presunto suicida, que para su "mala suerte", no se le hizo.
¡Pos me salto! Y así fue. Jesús Juárez San Martín, un hombre de 34 años de edad, presuntamente con una fuerte depresión, durante varios minutos tuvo a vecinos y elementos policiacos bajo un vilo. Amenazaba con lanzarse al vacío y de pronto tomó la decisión fatal. Él pensaba que iba a salir todo bien, se lanzó desde un cuarto piso de un edificio, pero unas láminas frustraron su "sueño".
Su situación personal, su deseo por alejarse de la vida, primero preocupó a familiares y autoridades, pero conforme iban pasando los minutos, todo se vio como un show. Esperar a los reporteros para que tomaran cada minuto de la amenaza, estaba entre que se lanzaba y se arrepentía. Solamente él sabía cuáles eran sus intenciones: entre la hombría y el dolor.
Pudo más su dolor que el amor por la vida y, que se lanza desde un cuarto piso de un inmueble localizado en la calle de Santa Escuela, en la zona de La Merced, donde algunos declararon: "lo vi caer", pero todo se convirtió en morbo, en dolor ajeno, en no saber qué ocurría. Algunos lo vieron moverse todavía y sabían o pensaban que había algo por hacer, y así fue.
Los paramédicos llegaron. Jesús vivía, se tenía que actuar de emergencia, el sujeto se movía y se procedió a reanimarlo, dentro de la cuestión de lesiones, mas no dentro de lo psicológico, porque, al parecer era ahí el problema, pero serán los médicos quienes determinen el problema mental que tenga esta persona, a quien le falló su decisión de "huir por la puerta falsa".
Benditas láminas, dijeron algunos testigos, si no hubieran estado, al presunto suicida, lo estarían velando. Y todo quedó en morbo, porque algunas "gentes", sacaron su celular y dispositivos móviles, para tomar paso a paso, la amenaza de un presunto suicida, que para su "mala suerte", no se le hizo.
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