Raúl Macías, Foto: Rogelio Tinoco
"¡Viene, viene!" y se va. Un acomodador de autos pereció a causa de un impacto de arma de fuego en la sien derecha,en calles de la Colonia Morelos, sin que nadie viera algo; sólo escucharon "un ruido", el grito y el silencio, en la lluviosa tarde de ayer.
En medio de las llantas de los autos quedó el cuerpo, boca arriba, de infortunado hombre que portaba un impermeable para realizar sus actividades.
Al ver el cuerpo tendido, la gente se reunió en los alrededores, en tanto llegaban los cuerpos de socorro.
Minutos después se presentaron al lugar elementos de la policía uniformada, quienes acordonaron el lugar, para esperar la llegada de las brigadas de urgencias.
Poco tiempo después acudieron a la emergencia paramédicos, los cuales determinaron que el hombre había muerto, por lo que los uniformados notificaron al agente del ministerio público.
Más tarde, acudió al lugar el agente del ministerio público, quien auxiliado por personal de Servicios Periciales, realizó la inspección ocular de rigor.
En el lugar nadie sabía ni vio algo, sólo escuchó detonaciones, rechinar de llantas y el silencio.
Con los elementos recabados, el agente ministerial inició la averiguación previa correspondiente y ordenó el inició de las investigaciones.
"¡Viene, viene!" y se va. Un acomodador de autos pereció a causa de un impacto de arma de fuego en la sien derecha,en calles de la Colonia Morelos, sin que nadie viera algo; sólo escucharon "un ruido", el grito y el silencio, en la lluviosa tarde de ayer.
En medio de las llantas de los autos quedó el cuerpo, boca arriba, de infortunado hombre que portaba un impermeable para realizar sus actividades.
Al ver el cuerpo tendido, la gente se reunió en los alrededores, en tanto llegaban los cuerpos de socorro.
Minutos después se presentaron al lugar elementos de la policía uniformada, quienes acordonaron el lugar, para esperar la llegada de las brigadas de urgencias.
Poco tiempo después acudieron a la emergencia paramédicos, los cuales determinaron que el hombre había muerto, por lo que los uniformados notificaron al agente del ministerio público.
Más tarde, acudió al lugar el agente del ministerio público, quien auxiliado por personal de Servicios Periciales, realizó la inspección ocular de rigor.
En el lugar nadie sabía ni vio algo, sólo escuchó detonaciones, rechinar de llantas y el silencio.
Con los elementos recabados, el agente ministerial inició la averiguación previa correspondiente y ordenó el inició de las investigaciones.
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