Raúl Macías y Noel F. Alvarado, Foto: Luis A. Barrera
Tres hojas, quizá con algunas gotas de llanto y dolor, y mucho sentimiento fueron escritas por Ángel Salvador Villada Moreno, padre de familia y abogado de profesión. Tuvo el cuidado de poner la misiva a la vista de parientes o investigadores antes de acabar con la vida de su esposa y sus hijas; dejó en claro que su decisión fue porque atravesaba por problemas económicos graves, y tras enviar al más allá a sus vástagos y cónyuge, se suicidó.
La casa 1 de un complejo de departamentos en el número 181 de la Avenida San Jerónimo, Colonia Tizapán, ya se encontraba con adornos alusivos al Halloween, pero en la mañana los vecinos desconocían que en el interior había algo más de terror; una escena que era un horror ver: tres niñas de 7, 9 y 11 años en su recámara, su mamá en la suya y en el patio el cuerpo sin vida del padre.
Se desconoce el día en que planeó llevar a cabo su macabro plan y dejar de sufrir por los problemas económicos por los que atravesaba. Días anteriores aseguran vecinos que lo vieron tranquilo; no sospechaban lo que traía en la mente y que incluso vieron cuando la señora y sus hijas colocaron los adornos de Halloween y no sospechaban que eran los últimos días de sus vidas.
Ayer, un disparo alteró la calma que se vive en ese complejo de viviendas, pensaban que alguno de los vecinos se encontraba en peligro; que se trataba de un asalto a casa-habitación y ante el temor de ser víctimas también de la delincuencia, optaron por llamar a la policía, pero en ningún momento vieron que alguien saliera apresuradamente cargando algo robado.
Esto los inquieto aún más y al llegar los uniformados les dijeron más o menos en dónde se escuchó la detonación. Era la vivienda marcada con el número 1, en donde afuera se encontraban unos adornos de día de brujas. Llamaron a la puerta y nadie les abrió y se procedió entonces a ingresar, pero con todas las precauciones necesarias, desconocían lo ocurrido en el interior.
Cuando estaban dentro recorrieron la casa y en una de las recámaras encontraron los cuerpos de las tres niñas de 7, 9 y 11; al pasar a la habitación contigua estaba el cuerpo de la señora de 39 años de edad. Los cuatro habían sido asfixiados, la sospecha era que tal vez algunos delincuentes ingresaron a esa casa y al ser descubiertos ultimaron a esas cuatro personas, pero no paró ahí el recorrido.
Sus dudas quedaron claras cuando en el jardín se toparon con el cuerpo de un hombre de 41 años de edad. El presentaba un disparo de arma en la cabeza, se trataba del jefe de familia, quien tal vez días u horas antes escribió en tres hojas el por qué tomaba esa decisión, de acabar con su vida, pero a la vez llevarse en el viaje sin retorno a su esposa y sus tres hijas.
A un costado del cuerpo del presunto suicida se encontró un arma de fuego con la que se privó de la vida, ya que para enviar al cielo a sus familia optó por asfixiarlos y de este modo evitar que los vecinos pudieran llamar a la policía si utilizaba la pistola, y de acuerdo a peritos, primero acabó con la vida de su mujer y luego pasó a la recámara de sus hijas para hacer lo mismo.
Tras enterarse de este macabro hecho, el agente del ministerio público en Álvaro Obregón se presentó en el lugar y ordenó a los peritos que tomaran de la casa todas las muestras necesarias, así como el recado póstumo consistente en tres hojas tamaño carta, así como la pistola con la que presuntamente el jefe de familia terminó con su vida al adelantar en ese viaje sin retorno a su esposa e hijas
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