Raúl Macías, Foto: Luis A. Barrera
Era de madrugada cuando un hombre en situación de calle comenzó a caminar en busca de algún alimento que llevarse a la boca. Sus pasos eran lentos y el frío de la madrugada lo trataba de mitigar con su chamarra, pero el cuerpo se le entumía y más se apuraba para llegar a un lugar en donde pedir una limosna o le regalaran un taco, pero veloz automóvil terminó por arrollarlo, y murió en cuestión de segundos.
El cuerpo del desconocido quedó con diversas fracturas en la cinta asfáltica; su cara se encontraba manchada de su sangre. Fue en cuestión de segundos que se registró la tragedia y otros automovilistas que pasaban por Ermita Iztapalapa en su entronque con la Calzada Ignacio Zaragoza no lograron apuntar las matrículas de la unidad del "cafre del volante" que atropelló a ese pobre hombre.
La policía fue alertada sobre este hecho por los operadores de las cámaras de vigilancia del C-4 y llegaron hasta donde se encontraba el fallecido, justo debajo del puente de La Concordia, y en una maniobra rápida colocaron la patrulla en posición que tapaba el paso de los automovilistas que circulaban por esa vialidad y así se evitó que el cuerpo fuera destrozado por las llantas de los coches.
Se tuvo un reporte de los policías, donde referían que el hombre en situación de calle, fue arrollado aproximadamente a las 5:30 horas de ayer, pero que en el lugar de los hechos no se encontraba el conductor del vehículo involucrado, pero se andan siguiendo unas pistas y se espera que en las próximas horas se cuente con los datos del automotor y así detener al responsable.
Minutos después de que se notificó sobre el suceso, el agente del ministerio público hizo su arribo y se marcó la forma en que quedó el cuerpo del indigente que durante varios años vivió abandonado en la calle, y si nadie reclama el cadáver, seguirá siendo lo mismo después de muerto, porque reposarán sus restos en una fosa común, como sucede en estos casos
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