* Niños enfermos lanzan espontáneas expresiones de cariño al Santo Padre. "Te amo, Papa Francisco". "¡Que vuelvas prono!", le dicen.
En el segundo día de actividades en nuestro país, luego celebrar una Misa multitudinaria en Ecatepec –municipio del Estado de México con altos índices de marginación y violencia–, el Papa Francisco regresó a la Ciudad de México para dirigirse al Hospital Infantil "Federico Gómez", adonde llegó acompañado por el Arzobispo de México, Card. Rivera Carrera; por el Secretario de Salud, José Narro Robles; por Mons. Jorge Estrada, Obispo Auxiliar de México y coordinador de la visita a ese hospital, y por la Primera Dama de México, Angélica Rivera, para visitar a los niños enfermos y dirigirles palabras de aliento.
En lo que ha sido la visita más conmovedora, el Santo Padre ingresó al hospital saludando, bendiciendo y dando un beso en la frente a varios niños enfermos, de quienes recibió cartas y dibujos, así como rosarios que bendijo y colocó en el cuello.
Tras el emotivo ingreso del Santo Padre al Hospital Infantil "Federico Gómez", en nombre de todos los niños enfermos, la Primera Dama Angélica Rivera, se dirigió al Santo padre manifestándole su agradecimiento por su visita a este lugar. "Los niños de México le abren su corazón y reciben de usted las virtudes de la fe y la esperanza. Aquí siempre será bienvenido y rezaremos por usted siempre, para que Dios le dé la fortaleza. Usted es grande por lo que dice, pero más por lo que hace. Desde el fondo del alma, y llenos de alegría, le decimos: '¡Gracias, muchas gracias por acompañarnos!'".
Por su parte, el Papa Francisco dirigió unas palabras de aliento tanto a los niños enfermos como a los médicos que conviven diariamente en este hospital, agradeciendo a Dios la oportunidad que le ha dado de visitarlos y reunirse con ellos y sus familias en ese lugar. "Hay un pedacito de Evangelio que nos cuenta la vida de Jesús Niño, cuando José y María lo llevaron al templo para presentarlo ante Dios, y ahí Él se encontró con el anciano Simeón, quien, al tomarlo en sus brazos, experimentó un sentimiento de agradecimiento y ganas de bendecir. De manera que Simeón es el abuelo que nos enseña dos actitudes: agradecer y bendecir. Así yo los bendigo a ustedes –dijo, dirigiéndose a los niños–, y los médicos también lo hacen cuando los curan; pero al igual, ustedes tienen que aprender a bendecirlos a ellos.
Dijo sentirse en ese hospital muy cercano a Simeón al ver los rostros de los niños, sus ojos y sus sonrisas, que le generaron ganas de agradecer a los médicos por los cuidados que les tienen. "A todas estas personas, les digo: "¡Gracias!, que Dios los bendiga. Que bendiga a todos los que trabajan en esta casa suministrando a los niños sus medicamentos, pero también a través de la cariño-terapia, pues a veces una caricia ayuda mucho a sanar. Supliquémosle a nuestra Madre María de Guadalupe que nos regale a su Hijo Jesús; cerremos los ojos y pidámosle lo que nuestro corazón hoy quiera".
Tras estas palabras del Santo Padre, se escucharon varias expresiones espontáneas de cariño hacia él por parte de los niños del hospital, tales como: "Te amo, Papa Francisco" o "¡Que vuelvas pronto!". Posteriormente se oyeron sonar las campanas por un niño recién salido de una crisis, como es habitual en dicho hospital cada vez que un menor supera una etapa crítica o la propia enfermedad.
Así, de camino hacia la zona de enfermos terminales –a quienes el Papa Francisco ha llamado reiteradamente "los predilectos de Jesús"–, donde sostuvo una reunión privada con los pequeños que ahí se encuentran, el Santo Padre suministró a un menor su vacuna habitual y se detuvo unos momento a escuchar el "Ave María" en la prodigiosa voz de una niña enferma de cáncer. "¡Muchas gracias por todo! –dijo a los presentes–. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Que Dios los bendiga".
Tras visitar la zona de niños con enfermedades terminales, acompañado del Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre, el Sumo Pontífice abandonó el Hospital Infantil "Federico Gómez" para dirigirse a la Nunciatura Apostólica, donde descansará tras un largo día de actividades que sin duda habrán de dejar una huella profunda en la vida de nuestro país.
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