Ríos de gente en Iztapalapa

Raúl Macías

Iztapalapa se convirtió en el escenario de amor, fe y paz en estas horas, en donde se revive lo que Jesucristo sufrió por la salvación de la Humanidad pecadora; las calles se convirtieron en ríos de gente, que buscaban el mejor lugar en donde poderse colocarse para presenciar los pasajes bíblicos, en una de las obras más vistas por millones de personas en todo el mundo: sí, la de los habitantes de esa demarcación del oriente de la ciudad. 

Jesús (Ariel Rodrigo Estrella) era acompañado de sus seguidores; sobre todo de los más fieles, como se les consideraba a los apóstoles. Él sabía que debía ofrendar su vida a cambio de liberar a la Humanidad de sus pecados; pero había una tristeza que le embargaba, porque aun conociendo lo que le esperaba, pensaba que la gente cambiaría su forma de ser y se apegaría a los mandatos de Dios Padre. 

Sabía que todo estaba escrito, que llegaría el momento en que se le traicionaría a cambio de 30 monedas. Ante cientos de personas, los actores de la CLXXIII representación de la Pasión y Muerte del Nazareno en Iztapalapa dieron todo de sí para conmemorar la fecha en que gracias a la intervención de Dios, en esta demarcación se libraron de una enfermedad que acabó con cientos de vecinos.

Ariel Rodrigo, vestido con una túnica, continuó con su papel de representar a Jesús de Nazaret. El día estuvo nublado, de pronto algunos rayos de sol atravesaban por las nubes, una leve ráfaga de aire se sentía en algunos momentos, pero esto daba mayor realismo a la representación, porque era una muestra de que hasta el cielo se encontraba triste por la traición que sufriría el carpintero.

Metro a metro recorrió los 8 templos de igual número de barrios donde pedía fuerzas para sacar adelante su interpretación. Era la representación de la visita de las 7 casas. Niños y jóvenes sonreían y los adultos, con mayor respeto, inclinaban un poco la cabeza. Eran horas de regocijo y meditación, porque a cada paso se recordaba el calvario por el que tuvo que pasar Jesucristo para lavar con su sangre los pecados de la Humanidad.

Las ocho iglesias en las que se recordó la visita de las 7 casas fueron: La Asunción, San Ignacio, Santa Clara, San Lucas, San Pedro, San Miguel, San Fernando y del Señor de la Cuevita. Ahí Gilberto se acercaba al altar y se hincaba como muestra de respeto y

Durante su paso por la calle de Aztecas, 5 de Mayo, Toltecas, Primer Callejón de General Anaya, Comonfort y Ermita hasta llegar al Santuario del Señor de la Cuevita, se siguieron cada uno de los pasajes bíblicos. En esta parroquia escucharon misa y al término de la misma prosiguieron su camino por las calles de Ermita Iztapalapa, Ayuntamiento, entre otras hasta llega
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