Patricia Carrasco
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aclaró que las uniones del mismo sexo no pueden equipararse, ni remotamente, al matrimonio, porque al no haber procreación no aseguran el futuro de la sociedad.
Un día después de que el Presidente Enrique Peña Nieto firmara y enviara al Congreso la iniciativa para que los matrimonios de personas del mismo sexo sean legales en todo el país, los obispos de México pidieron al Mandatario estudiar las consecuencias de esta medida. Los obispos reconocieron la variedad de situaciones familiares, por lo que pidieron estudiar a fondo todas las consecuencias que conllevarán las iniciativas presentadas por el Ejecutivo respecto a los matrimonios igualitarios.
"Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad.
"Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada".
Mediante un comunicado, la CEM que dirige el arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega y el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso G. Miranda Guardiola expusieron: "también consideramos que ante las iniciativas dadas a conocer y que dan comienzo a todo un proceso legislativo y democrático, es necesario estudiar a fondo todas las consecuencias que conllevan.
"Estamos seguros que en la pluralidad que caracteriza nuestra nación, todas las voces deberán ser escuchadas con seriedad y espíritu de diálogo constructivo, en pleno respeto a las instituciones", citó.
En su opinión, todas las voces deberán ser escuchadas con seriedad y espíritu de diálogo constructivo, en pleno respeto a las instituciones.
Por lo que expusieron: "en una sociedad en la que ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad, reconocemos la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio".
Agregaron que "no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia".
La jerarquía católica expuso que es prioritario evitar toda discriminación. Por lo que se refiere a las familias, dicen, "se debe tratar de asegurar un respetuoso acompañamiento, con el fin de que aquellos que manifiestan una orientación sexual distinta puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida".
La CEM refirió que México ha seguido desde el año 2009 un camino jurisprudencial y también legislativo en el que atendiendo criterios jurídicos de instancias internacionales y ha reconocido como discriminatoria cualquier ley que impida a las parejas de personas del mismo sexo acceder al matrimonio civil.
Frente a ello, precisaron, "debe afirmarse que no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia".
En ese sentido, reiteró que toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y tratada con compasión y delicadeza, procurando evitar todo signo de discriminación injusta, y particularmente cualquier forma de agresión y violencia.
De acuerdo a la Declaración del Consejo de Presidencia de la CEM, del 18 de junio del 2015 (*), y en plena sintonía con las palabras del Papa Francisco expresadas en la última Exhortación Apostólica, "La alegría del amor", y en concordancia con la enseñanza de la Iglesia Católica recogida en diversos documentos magisteriales, la enseñanza sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer.
También consideramos que ante las iniciativas dadas a conocer y que dan comienzo a todo un proceso legislativo y democrático, es necesario estudiar a fondo todas las consecuencias que conllevan, subrayó la Conferencia del Episcopado Mexicano
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La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aclaró que las uniones del mismo sexo no pueden equipararse, ni remotamente, al matrimonio, porque al no haber procreación no aseguran el futuro de la sociedad.
Un día después de que el Presidente Enrique Peña Nieto firmara y enviara al Congreso la iniciativa para que los matrimonios de personas del mismo sexo sean legales en todo el país, los obispos de México pidieron al Mandatario estudiar las consecuencias de esta medida. Los obispos reconocieron la variedad de situaciones familiares, por lo que pidieron estudiar a fondo todas las consecuencias que conllevarán las iniciativas presentadas por el Ejecutivo respecto a los matrimonios igualitarios.
"Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad.
"Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada".
Mediante un comunicado, la CEM que dirige el arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega y el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso G. Miranda Guardiola expusieron: "también consideramos que ante las iniciativas dadas a conocer y que dan comienzo a todo un proceso legislativo y democrático, es necesario estudiar a fondo todas las consecuencias que conllevan.
"Estamos seguros que en la pluralidad que caracteriza nuestra nación, todas las voces deberán ser escuchadas con seriedad y espíritu de diálogo constructivo, en pleno respeto a las instituciones", citó.
En su opinión, todas las voces deberán ser escuchadas con seriedad y espíritu de diálogo constructivo, en pleno respeto a las instituciones.
Por lo que expusieron: "en una sociedad en la que ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad, reconocemos la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio".
Agregaron que "no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia".
La jerarquía católica expuso que es prioritario evitar toda discriminación. Por lo que se refiere a las familias, dicen, "se debe tratar de asegurar un respetuoso acompañamiento, con el fin de que aquellos que manifiestan una orientación sexual distinta puedan contar con la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida".
La CEM refirió que México ha seguido desde el año 2009 un camino jurisprudencial y también legislativo en el que atendiendo criterios jurídicos de instancias internacionales y ha reconocido como discriminatoria cualquier ley que impida a las parejas de personas del mismo sexo acceder al matrimonio civil.
Frente a ello, precisaron, "debe afirmarse que no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia".
En ese sentido, reiteró que toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y tratada con compasión y delicadeza, procurando evitar todo signo de discriminación injusta, y particularmente cualquier forma de agresión y violencia.
De acuerdo a la Declaración del Consejo de Presidencia de la CEM, del 18 de junio del 2015 (*), y en plena sintonía con las palabras del Papa Francisco expresadas en la última Exhortación Apostólica, "La alegría del amor", y en concordancia con la enseñanza de la Iglesia Católica recogida en diversos documentos magisteriales, la enseñanza sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer.
También consideramos que ante las iniciativas dadas a conocer y que dan comienzo a todo un proceso legislativo y democrático, es necesario estudiar a fondo todas las consecuencias que conllevan, subrayó la Conferencia del Episcopado Mexicano
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