Por: Raúl Macías y Antonio de Marcelo, LA PRENSA
Las horas transcurrían; el calor era sofocante y el sudor sabía a sal y leves ráfagas de viento parecía que sabían lo que sucedería al Mesías que caminaba acompañado de sus apóstoles por las calles de Jerusalén, como fueron convertidas las arterias en Iztapalapa; Jesús, el hijo de Dios sabía que todo estaba escrito porque éstas eran sus últimas horas en la Tierra.
Su mirada se centraba en puntos fijos por momentos; sus pasos eran lentos y en ocasiones un poco apresurados. Jesús (David López Domínguez) era visto pasar por miles de personas que se dieron cita para revivir lo que fue la pasión y muerte de Cristo, quien en todo momento iba acompañado de sus apóstoles y el Arcángel Gabriel, a sus espaldas, como guiando sus pasos del Hijo de Dios.
Conocía lo que le esperaba, porque ya lo tenía marcado en su vida y pasó por la Tierra; sin embargo, continuaba sin decir una palabra; consciente que tenía que entregar su vida a cambio de la Humanidad, pero desconocía que esa Humanidad y por quienes derramaría su sangre en un momento de su paso a la crucifixión eran quienes alentaban a los romanos para que lo clavaran en la cruz.
Ante miles de personas con este pasaje bíblico continuó la CLXIX representación de la Pasión y Muerte del Nazareno en Iztapalapa. Bajo la atenta mirada de visitantes nacionales y extranjeros, David López Domínguez, quien fuera elegido para hacer el papel de Jesús recorrió la siete casas, que en este caso son las ocho iglesias de igual número de barrios de la zona centro de Iztapalapa.
Cuando los rayos del sol aún se dejaban sentir dio inicio la visita de las siete casas. El Mesías (David) caminó y pasó por los templos de estos puntos de la demarcación. Ataviado con una túnica de hermoso diseño, Jesús caminaba por las calles en compañía de sus apóstoles; metro a metro recorrió los templos donde pedía fuerzas para sacar adelante su interpretación.
Las ocho iglesias en las que se recordó la visita de las siete casas fueron: La Asunción, San Ignacio, Santa Clara, San Lucas, San Pedro, San Miguel, San Fernando y del Señor de la Cuevita. Ahí David se acercaba al altar y se hincaba como muestra de respeto y tras él iba quien representa el personaje del Arcángel Gabriel, siempre fiel detrás del Mesías.
Durante su paso por la calle de Aztecas, 5 de Mayo, Toltecas, Primer Callejón de General Anaya, Comonfort y Ermita hasta llegar al Santuario del Señor de la Cuevita, se siguieron cada uno de los pasajes bíblicos. En esta parroquia escucharon misa y al término de la misma prosiguieron su camino por las calles de Ermita Iztapalapa, Ayuntamiento, entre otras hasta llegar al jardín Cuitláhuac.
Las horas transcurrían; el calor era sofocante y el sudor sabía a sal y leves ráfagas de viento parecía que sabían lo que sucedería al Mesías que caminaba acompañado de sus apóstoles por las calles de Jerusalén, como fueron convertidas las arterias en Iztapalapa; Jesús, el hijo de Dios sabía que todo estaba escrito porque éstas eran sus últimas horas en la Tierra.
Conocía lo que le esperaba, porque ya lo tenía marcado en su vida y pasó por la Tierra; sin embargo, continuaba sin decir una palabra; consciente que tenía que entregar su vida a cambio de la Humanidad, pero desconocía que esa Humanidad y por quienes derramaría su sangre en un momento de su paso a la crucifixión eran quienes alentaban a los romanos para que lo clavaran en la cruz.
Ante miles de personas con este pasaje bíblico continuó la CLXIX representación de la Pasión y Muerte del Nazareno en Iztapalapa. Bajo la atenta mirada de visitantes nacionales y extranjeros, David López Domínguez, quien fuera elegido para hacer el papel de Jesús recorrió la siete casas, que en este caso son las ocho iglesias de igual número de barrios de la zona centro de Iztapalapa.
Cuando los rayos del sol aún se dejaban sentir dio inicio la visita de las siete casas. El Mesías (David) caminó y pasó por los templos de estos puntos de la demarcación. Ataviado con una túnica de hermoso diseño, Jesús caminaba por las calles en compañía de sus apóstoles; metro a metro recorrió los templos donde pedía fuerzas para sacar adelante su interpretación.
Las ocho iglesias en las que se recordó la visita de las siete casas fueron: La Asunción, San Ignacio, Santa Clara, San Lucas, San Pedro, San Miguel, San Fernando y del Señor de la Cuevita. Ahí David se acercaba al altar y se hincaba como muestra de respeto y tras él iba quien representa el personaje del Arcángel Gabriel, siempre fiel detrás del Mesías.
Durante su paso por la calle de Aztecas, 5 de Mayo, Toltecas, Primer Callejón de General Anaya, Comonfort y Ermita hasta llegar al Santuario del Señor de la Cuevita, se siguieron cada uno de los pasajes bíblicos. En esta parroquia escucharon misa y al término de la misma prosiguieron su camino por las calles de Ermita Iztapalapa, Ayuntamiento, entre otras hasta llegar al jardín Cuitláhuac.
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