Por: Patricia Carrasco, LA PRENSA
La Iglesia Católica calificó de indignante que los partidos políticos se gasten y despilfarren millones de pesos en propaganda electoral, con el aval del Poder Legislativo, mientras miles de mexicano en desgracia, afectados por los pasados sismos en los estados de Guerrero y Oaxaca, luchan por recuperar las condiciones básicas para sortear la desgracia y llevar de nuevo el pan a su mesa.
La Arquidiócesis de México, a través del editorial de su semanario "Desde la fe", lamentó la nula sensibilidad de las autoridades federales y locales, por quienes se han quedado sin techo y sin alimento, así como por la cultura sísmica que tanto predican. Por lo que dijo que deben incluir forzosamente la continuidad de los programas de ayuda y el seguimiento en la reconstrucción, dejando a un lado esa "ayuda humanitaria" que sólo fluye en la medida en que los reflectores de los medios de comunicación se mantienen en las zonas afectadas.
"Desde la fe" hizo un recuento que varios sucesos han nublado la atención hacia las víctimas de estos desastres naturales, como fue el inicio de las campañas electorales, "de cuyos protagonistas no se observó, por lo menos en un primer momento, ningún signo de mínima solidaridad para con los afectados por estos lamentables sucesos, lo cual evidencia el grado de importancia que les provoca la grave situación por la que atraviesan no sólo los damnificados, sino millones de mexicanos que sufren de extrema pobreza.
"Las autoridades de Protección Civil y los medios de comunicación reportaron en su momento los derrumbes y afectaciones en viviendas, edificios públicos, escuelas, hospitales y varias iglesias, pero la noticia pasó a un segundo plano frente a la atención que despertó la visita del Papa Benedicto XVI a México, quien, no obstante, a través de sus mensajes, destacó la importancia de cultivar y ejercitar la solidaridad, y buscar a toda costa la cercanía con los más pobres y desfavorecidos".
El pasado 2 de marzo se registró un nuevo sismo; el epicentro fue al oeste de Pinotepa Nacional, Oaxaca, con una magnitud de 6 grados Richter, y el tema volvió a aflorar en la opinión pública.
De ahí que urgió a realizar tareas en ambos estados, ante los frecuentes movimientos telúricos, y dijo que se debe pensar también en un esquema de prevención de desastres que parta de la renovación de viviendas, tanto rurales como urbanas, cuando éstas se encuentren en situación de vulnerabilidad frente a cualquier tipo de desastre natural.
También dejó en claro que el espíritu de solidaridad con el prójimo no puede ser una moda pasajera que va y viene de acuerdo con el flujo noticioso de las primeras planas de los diarios; es decir, no podemos asumir este deber a razón de lo mucho o poco que se trate en los medios de comunicación este tipo de temas.
Los mexicanos, dijo, estamos llamados en todo momento a practicar la cercanía solidaria con el que sufre, y la reciente visita del Papa Benedicto XVI es un impulso extraordinario para continuar haciendo de la caridad un gesto distintivo de este pueblo que históricamente ha sabido enfrentar las calamidades y superar el dolor.
La Arquidiócesis de México, a través del editorial de su semanario "Desde la fe", lamentó la nula sensibilidad de las autoridades federales y locales, por quienes se han quedado sin techo y sin alimento, así como por la cultura sísmica que tanto predican. Por lo que dijo que deben incluir forzosamente la continuidad de los programas de ayuda y el seguimiento en la reconstrucción, dejando a un lado esa "ayuda humanitaria" que sólo fluye en la medida en que los reflectores de los medios de comunicación se mantienen en las zonas afectadas.
"Desde la fe" hizo un recuento que varios sucesos han nublado la atención hacia las víctimas de estos desastres naturales, como fue el inicio de las campañas electorales, "de cuyos protagonistas no se observó, por lo menos en un primer momento, ningún signo de mínima solidaridad para con los afectados por estos lamentables sucesos, lo cual evidencia el grado de importancia que les provoca la grave situación por la que atraviesan no sólo los damnificados, sino millones de mexicanos que sufren de extrema pobreza.
"Las autoridades de Protección Civil y los medios de comunicación reportaron en su momento los derrumbes y afectaciones en viviendas, edificios públicos, escuelas, hospitales y varias iglesias, pero la noticia pasó a un segundo plano frente a la atención que despertó la visita del Papa Benedicto XVI a México, quien, no obstante, a través de sus mensajes, destacó la importancia de cultivar y ejercitar la solidaridad, y buscar a toda costa la cercanía con los más pobres y desfavorecidos".
El pasado 2 de marzo se registró un nuevo sismo; el epicentro fue al oeste de Pinotepa Nacional, Oaxaca, con una magnitud de 6 grados Richter, y el tema volvió a aflorar en la opinión pública.
De ahí que urgió a realizar tareas en ambos estados, ante los frecuentes movimientos telúricos, y dijo que se debe pensar también en un esquema de prevención de desastres que parta de la renovación de viviendas, tanto rurales como urbanas, cuando éstas se encuentren en situación de vulnerabilidad frente a cualquier tipo de desastre natural.
También dejó en claro que el espíritu de solidaridad con el prójimo no puede ser una moda pasajera que va y viene de acuerdo con el flujo noticioso de las primeras planas de los diarios; es decir, no podemos asumir este deber a razón de lo mucho o poco que se trate en los medios de comunicación este tipo de temas.
Los mexicanos, dijo, estamos llamados en todo momento a practicar la cercanía solidaria con el que sufre, y la reciente visita del Papa Benedicto XVI es un impulso extraordinario para continuar haciendo de la caridad un gesto distintivo de este pueblo que históricamente ha sabido enfrentar las calamidades y superar el dolor.
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