Por: Noel F. Alvarado
Dentro de un tambo de 200 litros; con más de 100 kilos de cemento encima, fue localizado por la Policía Federal, el cuerpo sin vida de una persona reportada como desaparecida desde el pasado 21 de junio en la ciudad de México. Trabajos periciales de campo y personal de la División Científica de la Policía Federal, logró identificar al occiso. Para ello, la PF usó técnicas especiales de laboratorio, química sanguínea, medicina forense, dactiloscopía y ADN.
El cuerpo fue hallado un mes después, el pasado 19 de julio por elementos de la Policía Federal, tras una intensa investigación, su identificación se logró este el 21 de julio. Cabe destacar que depositar cadáveres en tambos y después llenarlos con cemento, era una mecánica operativa generalmente utilizada por las organizaciones criminales en los años ochenta y noventa para ocultar los asesinatos; actualmente esta mecánica criminal es poco común.
La Policía Federal comenzó esta investigación como una presunta desaparición. De acuerdo con las indagatorias, la persona ausente, un masculino de 33 años de edad fue visto la noche del 20 de junio en el interior de un bar en la zona de Polanco en compañía de un grupo de amigos, al filo de la medianoche. Horas después, se trasladó con un acompañante a bordo de un vehículo Seat, amarillo, con placas de la ciudad de México, a una taquería ubicada en la zona de las Lomas de Chapultepec.
Más tarde, siendo ya la madrugada del 21 de junio se trasladó al domicilio de su acompañante ubicado en la Colonia Cuajimalpa en la Delegación Cuajimalpa; después de haber permanecido unas horas, presuntamente salió del lugar al filo de las 7 de la mañana para abordar un taxi, después ya no fue visto.
Se recabaron testimonios de familiares, compañeros de trabajo y empleados de los lugares en donde fue visto la noche del 20 y madrugada del 21 de junio. También se llevó a cabo el rastreo en distintos hospitales de la ciudad de México y zona conurbada, ante la posibilidad de que se encontrara en alguno de ellos.
Dichas imágenes, así como los registros de entrada y salida a los inmuebles en los que por última vez fue visto el desaparecido, proporcionaron información valiosa para las investigaciones de la Policía Federal. Al no haber ningún indicio que pudiera señalar la posibilidad de una extorsión o privación ilegal de la libertad, los elementos federales realizaron una inspección ocular bajo la autorización del habitante del último lugar donde estuvo, el departamento de la Colonia Cuajimalpa.
Esta inspección se hizo también al vehículo Seat, amarillo; cabe señalar que a la vista no se encontraron indicios o elementos que permitieran establecer la comisión de algún tipo de delito en el inmueble o vehículo. Las indagatorias, así como la búsqueda se extendieron al Servicio Médico Forense del Estado de México, Morelos y Distrito Federal, así como en siete parajes en la zona del Desierto de los Leones, en donde auxiliados por binomios caninos se realizó la búsqueda, toda vez que el GPS o el localizador de su teléfono ubicaron el aparato de comunicación por última vez en la zona de Cuajimalpa.
Asimismo las líneas de investigación se dirigieron hacia los sitios de taxi de la zona residencial, pero en ninguna bitácora se encontró un servicio para ese domicilio o en esa hora en la zona.
Al continuar con las investigaciones, los elementos federales tuvieron acceso a las declaraciones de inicio rendidas ante otras autoridades y en las que en el testimonio del acompañante que estuvo con él en el domicilio de la Colonia Cuajimalpa y en el testimonio del encargado de seguridad del condominio, se encontraron discrepancias y contradicciones entre las declaraciones rendidas en calidad de testigos y las que rindieron ante la Policía Federal.
Ante esta situación se estableció una vigilancia fija en el domicilio de la Colonia Cuajimalpa; en este lugar policías federales tomaron conocimiento de que una mujer, quien se identificó como abogada procedió, a sacar las pertenencias del domicilio, así como el vehículo Seat, amarillo. Fue así que los policías federales solicitaron orden de cateo la cual fue concedida, en el lugar elementos de la División Científica realizaron una revisión con técnicas periciales y de investigación de campo; las revisiones también se realizaron en la bodega de servicio privado de ese departamento, la cual se encuentra en el sótano del edificio, sin encontrar rastros o evidencias.
Al contar los policías federales con una orden de cateo para todo el condominio se procedió a inspeccionar las bodegas de los demás departamentos, en una de ellas, la correspondiente a un departamento que se encuentra deshabitado se ubicó un tambo de acero de 200 litros, el cual a decir del administrador del edificio, no estaba dentro del inventario de mantenimiento. Y según lo testificado por el administrador, el amigo de la ahora víctima contaba con llaves de esta bodega.
Los policías federales revisaron el contenido del tambo en su capacidad total, consistente en cemento solidificado y del cual se desprendía un ligero olor a descomposición. Ante este hallazgo se solicitó el apoyo de binomios caninos, los cuales al hacer el olfateo del recipiente dieron marcaje positivo a restos humanos. El tambo fue llevado al Servicio Médico Forense, en donde policías federales hicieron la extracción de un cadáver encontrado en el fondo del tambo, el cual tras las pruebas de ADN y su confronta, se confirmó es la persona reportada como desaparecida el pasado 21 de junio.
Ahora la Policía Federal continuará las indagatorias del caso para apoyar en la localización y presentación ante el ministerio público del principal sospechoso de este homicidio, así como aclarar el móvil del crimen.
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