¿POR QUE?

Trailer embistió a papá e hijo que viajaban en una moto por Eje Central y mató al menor de 13 años; venían de comprar películas religiosas; chofer responsable del percance fue detenido


J. Adal­ber­to Vi­lla­sa­na,

Fo­tos: Ro­ge­lio Ti­no­co



"Mi ni­ño es­tá con Dios", fue el gri­to de do­lor de un hom­bre, al mo­rir su hi­jo a con­se­cuen­cia de que un trai­ler los gol­peó al cir­cu­lar en una mo­to.

El do­lor más gran­de que pue­de te­ner un pa­dre es la pér­di­da de un hi­jo, más cuan­do pre­sen­cia su par­ti­da.

Las es­ce­nas de do­lor de la no­che de ayer en el Eje Cen­tral Lá­za­ro Cár­de­nas, fue­ron des­ga­rra­do­ras.

El pe­que­ño que pe­re­ció iba con su pa­dre en una pe­que­ña mo­to­ci­cle­ta 125mm so­bre el Eje Cen­tral, y po­co an­tes del Cir­cui­to In­te­rior, fue­ron al­can­za­dos por el pe­sa­do trai­ler de la em­pre­sa Po­llo Qro., nú­me­ro eco­nó­mi­co 733.

Pa­dre y me­nor ha­bían ido a com­prar pe­lí­cu­las re­li­gio­sas pa­ra ver la no­che de ayer en fa­mi­lia.

Las ca­lles de la Co­lo­nia Pe­ral­vi­llo en la De­le­ga­ción Cuauh­té­moc fue­ron mu­das tes­ti­gos de una de las es­ce­nas de do­lor más gran­de que se han vi­vi­do en la zo­na.

La cons­ter­na­ción in­va­día el am­bien­te y fue im­po­si­ble ob­te­ner el nom­bre del pa­pá y el me­nor.

Se co­no­ció que el jo­ven pa­dre fue po­li­cía y por el ries­go que co­rría de­ci­dió te­ner otro em­pleo pa­ra tam­bién de­di­car­se y cui­dar más a su fa­mi­lia.

Ellos nun­ca vie­ron al trai­ler que los gol­peó por atrás; lue­go de re­cu­pe­rar­se del im­pac­to, el hom­bre que ves­tía su­da­de­ra ver­de y pan­ta­lón ca­fé, bus­có a su hi­jo, al cual vio en­san­gren­ta­do a un cos­ta­do de la pe­sa­da uni­dad.

Se hin­có y llo­ró des­con­so­la­do al sen­tir que su hi­jo ha­bía de­ja­do de exis­tir. Re­zó y le pi­dió a Dios por el eter­no des­can­so de su pe­que­ño hi­jo, mien­tras se le­van­ta­ba, da­ba vuel­tas, ha­bla­ba por te­lé­fo­no, se hin­ca­ba nue­va­men­te, vol­vía a re­zar.

Al lu­gar lle­ga­ron ele­men­tos de la Po­li­cía Pre­ven­ti­va que acor­do­na­ron la zo­na y ur­gie­ron la lle­ga­da de los cuer­pos de ur­gen­cia.

A su lle­ga­da los pa­ra­mé­di­cos in­di­ca­ron que el me­nor de apro­xi­ma­da­men­te 13 años de edad mu­rió de ma­ne­ra ins­tan­tá­nea a con­se­cuen­cia del fuer­te im­pac­to, ca­be re­sal­tar que por­ta­ba el cas­co de re­gla­men­to, pe­ro el gol­pe fue bru­tal.

Cu­rio­sos que ro­dea­ban la do­lo­ro­sa es­ce­na in­di­ca­ron que es de to­dos los días en el Eje Cen­tral que los trai­lers son con­du­ci­dos a ex­ce­so de ve­lo­ci­dad, sin que nin­gu­na au­to­ri­dad les pon­ga un al­to.

Las pe­sa­das uni­da­des al­can­zan los 100 ki­ló­me­tros por ho­ra en una ar­te­ria don­de la ve­lo­ci­dad má­xi­ma per­mi­ti­da es de 60 ki­ló­me­tros por ho­ra.

El ope­ra­dor del trai­ler fue de­te­ni­do pa­ra ser pre­sen­ta­do al mi­nis­te­rio pú­bli­co co­rres­pon­dien­te, quien jun­to con per­so­nal de Ser­vi­cios Pe­ri­cia­les se pre­sen­tó al lu­gar pa­ra la ins­pec­ción ocu­lar e ini­ciar las ave­ri­gua­cio­nes co­rres­pon­dien­tes.

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