Raúl Macías, Foto: Ignacio Huitzil
En medio de los arbustos, rodeada de ropa y sus "amigos" los muñecos de peluche que se convirtieron en algún tiempo en sus confidentes, ahora pasaban a ser mudos testigos de la tragedia de la joven de 27 años de edad, quien llevó muy lejos la discusión que durante largo rato sostuvo en el interior del departamento con una persona desconocida, para minutos después ponerle fin a su existencia.
Boca arriba se encontraba el cuerpo desnudo de la joven de quien no se reveló su nombre, así como tampoco de con quién sostuvo la discusión; nadie daba crédito a lo presenciado, y es que a todos tomó por sorpresa el ver que luego de lanzar ropa y peluches, ella alcanzara la ventana y de ahí terminara por estrellar su humanidad en una jardinera.
Comenzó entonces el hermetismo por parte de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), porque de la agencia ministerial pasó el caso a la Subprocuraduría de Averiguaciones Previas Desconcentradas en el búnker, donde en todo momento se negó proporcionar información, alegando que el responsable del área "no se encontraba en su lugar".
En una de las bardas de la jardinera donde quedó el cuerpo de la joven suicida, se encontraba un conejito de peluche rosa, el cual al igual que otros juguetes fueron lanzados primero; tal vez eran obsequios que en su momento fueron la felicidad de la dama al recibirlos, y esta vez estuvieron cerca de su cuerpo, dándole el último adiós.
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